
Rusia castiga a Ucrania con dos noches de terror: "Dormíamos mi hija y yo, miré hacia arriba y vi que no había techo" 733w3g
El Ejército ruso ha lanzado la mayor ofensiva contra territorio ucraniano desde el inicio de la guerra, dejando al menos 13 muertos, mientras que ambos países intercambian 2.000 prisioneros. 35c1r
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Un solo Iskander ruso fue capaz de reducir a escombros una calle entera en Markhalivka. En Kiev capital, los drones suicidas sobrevolaban los tejados de los edificios, mientras la defensa antiaérea ucraniana los tiroteaba para intentar derribarlos y las explosiones iban sacudiendo un distrito tras otro. 4j3v4f
Y casi a la vez, otro misil segaba la vida de tres niños de 8, 12 y 17 años en la región de Zhytomir. En total, 22 ciudades ucranianas fueron bombardeadas por Rusia durante la pasada madrugada.
“Estaba durmiendo sola con mi hija, en el segundo piso de la casa”, dice Tania con su bebé Solomiya en brazos. Es un milagro que ambas estén ilesas, viendo el estado en el que ha quedado la vivienda, que los rescatistas están desescombrando ante nuestros ojos.
“No escuchamos la alarma, nos despertamos cuando se produjo la explosión, y apenas tuve tiempo de cubrir a la niña con mi cuerpo. Enseguida hubo una segunda explosión, muy fuerte, y cuando miré hacia arriba vi que no había techo”, continúa relatando esta madre.
“Después de la segunda explosión, tomé al bebé, encendí la linterna de mi teléfono y comencé a bajar por las escaleras. Todo estaba cubierto de cristales. Todo estaba roto. Pero de alguna manera lo conseguimos, salimos al pasillo, lo conseguimos”, dice aún en shock.
This is Kyiv. The indiscriminate killing of women and children at night in their homes is a clear violation of the 1977 Geneva Peace Protocols designed to protect innocents. These attacks are shameful. Stop the killing. Ceasefire now. pic.twitter.com/89XRWZ21
— Keith Kellogg (@generalkellogg) May 25, 2025
Las familias de los 13 fallecidos y los más de 60 heridos no fueron tan afortunadas como Tania, y la noche dejó imágenes desgarradoras de civiles en plena calle, algunos ensangrentados, la mayoría aterrorizados, mirando cómo sus casas habían quedado destruidas de un minuto para otro.
En Kiev fueron miles y miles los ciudadanos que se refugiaron en las estaciones de metro, que, atestadas de gente, recordaban a las primeras semanas de la guerra –cuando las fuerzas rusas estaban intentando capturar la capital–.
Sentados en sillas plegables o tumbados en el suelo, sobre esterillas o sobre sus propios abrigos, las familias pasaron la noche pendientes de las notificaciones que llegaban a los canales de Telegram, relatando los estragos que los misiles y los drones de Putin estaban haciendo en la superficie.
Exhaustos, aún con el miedo en el cuerpo, no pudieron volver a sus casas hasta que despuntaba el alba.
"1.000 por 1.000" 1mbs
La de ayer fue la segunda noche consecutiva en la que Rusia lanzó un ataque masivo contra Ucrania, unos bombardeos que ha hecho coincidir con el mayor intercambio de prisioneros de guerra que se ha llevado a cabo desde que empezó la invasión a gran escala.
Entre el viernes y el domingo, 1.000 cautivos de cada bando han sido liberados, a tenor del acuerdo que se alcanzó hace diez días en Turquía.
Sin embargo, Rusia parece querer alejarse rotundamente de un acercamiento a Ucrania tras el gran intercambio de prisioneros –momento en el que se esperaba que se dieran nuevos pasos para alcanzar un alto el fuego–.
En lugar de anunciar un memorándum con el que avanzar hacia la paz, el Kremlin ha decidido intensificar los ataques contra la población civil ucraniana –de manera indiscriminada– como respuesta a la esperanza de la gente de que esta guerra termine.
Además, y de forma paralela, Rusia ha implementado una nueva ofensiva en el frente este de Ucrania que está poniendo contra las cuerdas a los ya agotados soldados de Kiev.
Las fuerzas de Moscú han hecho nuevos avances, tanto en el Dombás como en la provincia de Járkiv, y amenazan con ocupar nuevos territorios en Sumy.
Esto ha obligado al Ejército de Kiev a reforzar militarmente la frontera entre Sumy y la región rusa de Kursk –parte de la cual Ucrania logró ocupar durante siete meses, hasta el pasado marzo–, donde el Kremlin está acumulando tropas suficientes para una eventual operación de asalto masiva.
Mientras tanto, y sin lograr ningún avance significativo en el terreno diplomático –a pesar de las cumbres y encuentros que se han celebrado desde Turquía a Canadá, y de las conversaciones telefónicas con Trump en la Casa Blanca–, Zelenski aprieta a su industria de defensa para dotar de más tecnología a sus Fuerzas Armadas y prepararlas para repeler las nuevas embestidas de Moscú.
Récord de drones 17344
Este último ataque nocturno ruso contra las ciudades de Ucrania –y su población civil– también estuvo protagonizado por los drones.
Fueron, en su mayoría, drones suicidas de mucha mayor envergadura que los que se emplean en el frente de combate, pero que se han convertido igualmente en las armas más empleadas –y baratas– en la guerra de Ucrania.
Un total de 298 drones y casi 70 misiles fueron suficientes para sembrar el terror en todo el país.
Y es que fue el ataque masivo combinado más grande que ha lanzado Putin desde que empezó su invasión a gran escala: 367 medios de ataque aéreo en total, de los cuales Ucrania solo pudo derribar 266.
El representante de EEUU en Ucrania, Keith Kellogg, acusó a Rusia de "violar los Protocolos de Paz de Ginebra de 1977", en un post de X, "¡alto el fuego ya!".
Escuchar el zumbido de esas máquinas, en medio de la oscuridad, era más aterrador incluso que el estruendo de las explosiones.
Cuando la defensa antiaérea lograba derribar alguno –usando ametralladoras de gran calibre–, aparecían más surcando el cielo. Durante toda la noche.
En la capital de Ucrania, pasadas las 6 de la mañana, varios canales de noticias publicaban que “por fin la ansiedad en Kiev ha terminado. No es ninguna sorpresa que el enemigo haya bombardeado la ciudad cuando se celebra el aniversario de su fundación. Hay heridos, hay destrucción… pero lo peor son los muertos”.