Simpatizantes de los rehenes israelíes secuestrados durante el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023, participan en una protesta para exigir la liberación de todos los rehenes y en contra del gobierno israelí y su primer ministro Benjamin Netanyahu, en Tel Aviv, Israel, 10 de mayo de 2025.

Simpatizantes de los rehenes israelíes secuestrados durante el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023, participan en una protesta para exigir la liberación de todos los rehenes y en contra del gobierno israelí y su primer ministro Benjamin Netanyahu, en Tel Aviv, Israel, 10 de mayo de 2025. Ronen Zvulun Reuters 2g334o

Oriente Próximo

La oposición rompe el muro de silencio levantado por Netanyahu tras el 7-O: "Un país sensato no mata bebés" 1k652j

Las declaraciones del líder laborista Yair Golan agitan el avispero del Gobierno y reflejan el cambio de percepción paulatino de la sociedad israelí sobre la brutal ofensiva en Gaza.  2g6154

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Yair Golan consiguió romper el muro de silencio levantado por Benjamin Netanyahu o, como mínimo, hizo una muesca considerable en la estrategia del Gobierno israelí de impedir cualquier debate sobre el curso de la guerra en Gaza. Ningún líder político hebreo había hablado antes sobre la ofensiva, derivada del salvaje atentado de Hamás del 7 de octubre, en los términos en los que lo hizo Golan.

El presidente de Los Demócratas, una alianza electoral de centroizquierda que conforman el Partido Laborista y Meretz, declaró a principios de esta semana en la radio pública Kan que la brutal campaña militar israelí en el enclave palestino, que acumula más de 55.000 víctimas mortales en cuestión de diecinueve meses, según el recuento de las autoridades sanitarias locales, corre el riesgo de convertir a Israel en un Estado paria.

Golan llegó a comparar la situación potencial del Estado judío con la Sudáfrica del apartheid. “Israel está en camino de convertirse en un estado marginado entre las naciones. Como lo fue Sudáfrica en su momento, si no regresa y se comporta como un país cuerdo. Un país cuerdo no libra batallas contra civiles, no mata bebés como pasatiempo y no se pone metas de expulsar a poblaciones”, expresó.

“No puede ser que nosotros, el pueblo judío, que hemos sido objeto de persecuciones, pogromos y actos de genocidio a lo largo de toda nuestra historia, y que hemos sido a lo largo de la historia un símbolo de la moral humana y judía, seamos nosotros los que tomemos medidas que son simplemente inaceptables”, añadió el antiguo general y número dos del ejército israelí, que recibió, entre otros, el respaldo del ex primer ministro Ehud Barak.

Sus declaraciones sacudieron el escenario político, y le colocaron en la diana. Netanyahu fue el primero en disparar. “Mientras nosotros libramos una guerra multidimensional y lideramos esfuerzos diplomáticos complejos para liberar a nuestros secuestrados y derrotar a Hamás, Golan y sus amigos de la izquierda radical están difundiendo calumnias antisemitas de la manera más retorcida”, denunció el primer ministro.

No sólo Netanyahu censuró las palabras de Golan. Tanto Yair Lapid como Benny Gantz, las dos principales alternativas políticas al primer ministro, cercado por las acusaciones de corrupción, las consideraron como “un regalo para el enemigo” y salieron en defensa de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

El titular de la cartera de Patrimonio, Amichay Eliyahu, fue incluso más allá y atribuyó a Golan la responsabilidad del asesinato en la noche del miércoles de dos israelíes en el museo judío de Washington. “Las calumnias de sangre de Yair Golan son repetidas por nazis y odiadores de Israel en todo el mundo”, escribió en redes sociales el ministro de la cuota de Poder Judío, coalición de extrema derecha religiosa que lidera Itamar Ben Gvir.

“Yair, la sangre de los empleados de la embajada está en tus manos y en las de tus amigos”, remató Eliyahu, cuyo nombre saltó a las portadas de la prensa internacional durante las primeras semanas de la guerra en Gaza, después de decir que el lanzamiento de una bomba atómica sobre la Franja era “una de las posibilidades” que estaban encima de la mesa.

La izquierda presenta una alternativa 2o3c3f

Lejos de retractarse de sus palabras, Golan dobló la apuesta: “Ya probamos el enfoque de Gantz de adular a Netanyahu, [Bezalel] Smotrich y Ben Gvir, y fracasó. Es hora de que tengamos una columna vertebral de acero forjado: debemos mantenernos firmes en nuestros valores como un Estado sionista, judío y democrático”.

“Para que quede claro, mi crítica no es en absoluto contra el ejército. El ejército es mi hogar y mi corazón. Serví en él toda mi vida adulta: como soldado, como combatiente, como general. Ni Smotrich ni Ben Gvir, que se escaquearon del servicio, y ciertamente no Netanyahu, me van a enseñar qué es la ética en el combate y qué significa defender al ejército”, insistió Golan.

Sus palabras agitaron conciencias, sobre todo, en el campo de la izquierda israelí. “Desde hace años la izquierda se disculpa. Intenta agradar. Se modera. Hace todo lo posible para ser más digerible para ellos. Llevamos años sin un bloque combativo aquí. Hasta el lunes. Cuando escuché a Yair, por fin sentí orgullo por mi bando”, confiesa en conversación con este periódico su exportavoz, Noy Erez.

“La elección exacta de palabras de Golan fue algo desafortunada”, considera sin embargo Yuval Shany, profesor de Derecho Internacional en la Universidad Hebrea de Jerusalén, que comparte, de todos modos, “su sentir de que Israel no debe involucrarse en violaciones graves del derecho internacional y que la actual campaña genera muchas preocupaciones respecto a su cumplimiento de las normas humanitarias internacionales”.

“Sin duda, las motivaciones de Netanyahu tienen un contexto político: la supervivencia de su coalición parece estar relacionada con la continuación de la guerra. Al mismo tiempo, la mayoría de los israelíes aceptan como objetivo de la guerra la necesidad de eliminar a Hamás del poder”, añade Shany en diálogo con EL ESPAÑOL.

El propio Golan cambió de parecer sobre este asunto. Héroe durante el 7 de octubre —salvó varias vidas en el kibutz Urim durante la fatídica mañana en la que Hamás cometió el atentado—, el militar en la reserva cerró filas con el Gobierno de Netanyahu después de la masacre que se cobró la vida de 1.200 personas.

“La guerra en Gaza comenzó como una respuesta decidida, fuerte y correcta al atroz ataque de Hamás, una guerra justificada y necesaria para defender la seguridad de Israel”, recordó esta semana Golan.

Pero el líder opositor pronto comenzó a disentir con la línea de Netanyahu. Ahora, su propuesta para la posguerra en Gaza contempla “construir una alternativa de Gobierno con ayuda de los suníes moderados, como un proyecto regional que refuerce el estatus y la seguridad de Israel”.

“El cambio necesario comienza con un acuerdo para poner fin a la guerra en Gaza y traer a los rehenes a casa, lo que aún podría allanar el camino hacia un alto el fuego en el norte también”, escribió en agosto del pasado año en las páginas del diario liberal Haaretz. “Continúa con el establecimiento de un Gobierno alternativo y un régimen de seguridad efectivo en Gaza, de modo que podamos retirarnos”.

“De lo contrario —advertía Golan—, nos convertiremos en responsables de 2,1 millones de gazatíes, la extrema derecha comenzará a asentarse allí, y quedaremos atrapados en la Franja durante generaciones, como ocurrió desastrosamente en Cisjordania”.

Un sentir residual 361r26

Las posiciones que defiende Golan no son, desde luego, mayoritarias en la sociedad israelí. Su partido, que no es sino la unión de dos fuerzas políticas residuales, apenas influye en la actual Knéset. Sólo cuenta con cuatro de los 120 escaños del Parlamento, y ni siquiera Golan ocupa uno de ellos al no haber sido elegido en las elecciones de noviembre de 2022.

No parece que la situación de marginalidad de Los Demócratas vaya a cambiar pronto. “Las encuestas actuales predicen una derrota de Netanyahu en las próximas elecciones, pero la mayoría de los votantes que lo apoyaron antes votarían por otros candidatos de derecha o centroderecha como [el ex primer ministro Naftali] Bennett, y no por la izquierda israelí”, subraya, en este sentido, Shany.

A Golan le pasan factura, además, algunas de sus declaraciones públicas. En 2016, en calidad de viceministro de Defensa, pronunció un discurso con motivo del Día del Holocausto en el kibutz de Tel Yitzhak en el que confesó que era “aterrador” el hecho de “identificar entre nosotros procesos repulsivos que ocurrieron en Alemania hace 70 u 80 años”.

Algo está cambiando 4j4q4b

Su exportavoz confía, sin embargo, en que la sociedad israelí despierte. “Poco después del 7 de octubre, hubo un amplio consenso de que esta guerra con Gaza era necesaria y justa, para derrotar a Hamás, asegurar la seguridad de Israel y traer de vuelta a los rehenes. Pero desde entonces, ha pasado un año y medio, todavía hay muchos rehenes sufriendo en cautiverio. Cientos de soldados han perdido la vida, y muchos más israelíes han tenido que detener sus vidas por completo y regresar a la reserva una y otra vez”, apunta.

“En este momento —añade Erez—, la gente está empezando a cuestionar la legitimidad de la guerra: no hay un objetivo final. No hay un plan real para el futuro. Parece que la guerra comenzó desde un lugar importante y ahora se está convirtiendo en una guerra política que solo beneficia a las personas en el poder”.

“La sociedad israelí es consciente, en cierta medida, de lo que está ocurriendo en Gaza —sostiene Shany—, pero experimenta gran parte de ello desde la perspectiva de su propio trauma nacional, incluyendo los esfuerzos continuos por liberar a los rehenes. En las últimas semanas ha habido una mayor cobertura de la situación humanitaria, lo que probablemente explica por qué la guerra es ahora menos popular que antes”.

El pasado domingo, cerca de 500 manifestantes convocados por la organización antibelicista Standing Together intentaron marchar a pie desde la ciudad de Sderot hasta la frontera con Gaza, en señal de protesta.

La mayoría portaban imágenes de bebés gazatíes muertos como consecuencia de los ataques israelíes y camisetas con el lema Detengan los horrores en Gaza. En el trayecto, las autoridades detuvieron a nueve manifestantes, entre los que figuraba el activista Alon-Lee Green.

Según refleja una encuesta reciente del Canal 12, el 61% de los israelíes quiere acabar de inmediato con la guerra en Gaza y rescatar a los 58 rehenes que permanecen retenidos en la Franja, de los cuales sólo 20 siguen vivos, de acuerdo con Netanyahu. Por el contrario, el 25% respalda la ampliación de la ofensiva militar que anunció el primer ministro y la posterior ocupación de Gaza.

“En mi opinión —y según los datos— la percepción ha cambiado”, traslada a este periódico Nimrod Novik, asesor diplomático y enviado especial del difunto Shimon Peres. “Al principio, el pueblo estaba unido en la justicia de la guerra y en la voluntad de los tres objetivos: eliminar la fuerza militar y el Gobierno de Hamás, liberar a los rehenes y asegurarse de que Gaza no represente una amenaza en el futuro”.

“Hace aproximadamente un año, gran parte del pueblo llegó a la conclusión de que el primer objetivo se había logrado y que el segundo no se conseguiría por la fuerza, sino solo mediante un acuerdo. La combinación de estas dos conclusiones llevó a que una gran mayoría apoyara la suspensión de los combates para liberar a todos los rehenes”, añade Novik.

“El Gobierno señala que la alternativa a Hamás es solo el ejército israelí, es decir, una ocupación continua”, subraya el exdiplomático. “La mayoría del público se opone a una ocupación prolongada —y sangrienta— y apoya intentar implementar la propuesta de cinco países árabes para asumir la responsabilidad de la Franja junto con la Autoridad Palestina, hasta que esta haga reformas y se fortalezca, para que pueda asumir por sí misma la responsabilidad de la Franja”.