
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, habla durante una conferencia de prensa en Jerusalén, el 21 de mayo de 2025. Ronen Zvulun Reuters 134c4d
Netanyahu anuncia que los 'Carros de Gedeón' arrasarán Gaza hasta convertirla en la nueva Riviera de Trump k6a29
El primer ministro israelí asegura que toda la Franja quedará bajo control de las FDI aunque no especificó los detalles del plan ni en qué difiere de las operaciones militares del último año y medio. 5w2t6g
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Después de cinco meses de silencio, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, compareció en rueda de prensa para anunciar el inicio de la operación Carros de Gedeón e insistir en la vía militar como única solución frente a Hamás.
Como se venía anunciando desde hace semanas, el Gobierno israelí ha esperado a que terminara la visita de Donald Trump a Oriente Próximo —que incluyó a varios países árabes, pero no a su gran aliado judío— para iniciar la que, dice Netanyahu, será la operación definitiva sobre la Franja de Gaza.
A pesar de que la guerra abierta dura ya más de un año y medio, Israel sigue pensando que la salida al conflicto debe pasar por la fuerza y, en consecuencia, ocupará de nuevo la Franja, con la excusa de poder eliminar a los terroristas de Hamás y la Yihad Islámica sobre el terreno.
No se especificó, eso sí, en qué se diferencia exactamente esta operación de las que hemos visto antes en Gaza City, Jan Yunis o Rafah, es decir, no sabemos si dicha “ocupación” incluirá algún tipo de istración local dependiente de Tel Aviv o si volverá a ser un “colocar los tanques y esperar”.
Las palabras exactas de Netanyahu fueron “Cuando finalice esta operación, toda Gaza estará bajo la seguridad de Israel y Hamás habrá desaparecido”. De nuevo, no se sabe exactamente cómo se conseguirá eso.
Pese al tono abiertamente belicista, el primer ministro quiso dejar abierta una pequeña rendija a la paz, aunque sea temporal.
Israel estaría dispuesto a parar toda operación militar si Hamás libera a los veinte rehenes, que, según él, aún siguen con vida en Gaza. Incluso esbozó algunas condiciones, poco realistas, para alcanzar un acuerdo completo de paz: la liberación de los rehenes mencionados, la rendición y entrega de armas por parte de Hamás, la desmilitarización total de Gaza y la implantación del “Plan Trump”.
Lo que Netanyahu llama “Plan Trump” probablemente sea el proyecto anunciado verbalmente de evacuar a los dos millones de gazatíes, mandarles a áreas de refugiados en países árabes vecinos y reconstruir Gaza para convertirla en un paraíso turístico, la llamada “Riviera Árabe”.
Él mismo sabe que eso no es viable y probablemente solo quisiera mandar un guiño de complicidad al presidente estadounidense.
Enfado en la Casa Blanca 52z4o
Porque lo cierto es que la propia incursión de Israel en Gaza va contra lo pactado por escrito con Estados Unidos y los mediadores árabes pocas horas antes de la investidura del multimillonario neoyorquino como presidente.
Trump, que se presentó al mundo como “un pacificador” en su discurso inaugural, consideró aquel gesto como el inicio de un camino hacia la paz que le permitiera en un futuro reeditar los Acuerdos de Abraham firmados en 2020 con Emiratos Árabes Unidos y extenderlos a Qatar y Arabia Saudí.
La visita a Oriente Próximo de la semana pasada ha hecho a Trump replantearse muchas cosas. El trato de sus aliados árabes ha sido exquisito, los contratos comerciales, jugosos para Estados Unidos, y es imposible que el tema de Israel y Gaza no saliera en las conversaciones.
Según informa Barak Ravid en el portal de noticias Axios, una de las fuentes más fiables en todo lo que respecta a la relación entre Trump y Netanyahu, el presidente norteamericano está muy enfadado con su homólogo israelí, pues sus esfuerzos por pacificar la zona y convertirla en un centro internacional de negocios chocan una y otra vez con el empeño de Bibi en verlo todo arder.
Los líderes árabes sin duda confirmaron en privado lo que ya habían dicho en su momento en público: que no iban a permitir el desalojo de dos millones de palestinos de sus hogares y que desde luego no iban a realojarlos ellos en sus propios territorios. Egipto y Jordania tampoco están por la labor.
Con esas cartas sobre la mesa, el símil que tanto le gusta poner a Trump, la Casa Blanca necesita que Israel entre en razón y busque un acuerdo, como en principio se comprometió el pasado 18 de enero. Un compromiso que apenas duró un mes y medio.
Desacuerdo respecto al programa nuclear iraní 1h1v3k
No es este el único motivo de desencuentro entre Israel y sus aliados occidentales. El miércoles, de hecho, fue un día duro para las relaciones del Estado hebreo con el resto del mundo y probablemente no sea casualidad que Netanyahu decidiera terminar la jornada con una comparecencia en primera persona.
Al enfado por su incapacidad para llegar a acuerdos en Gaza, Trump suma una cierta desconfianza respecto a lo que pueda hacer Israel con el programa nuclear iraní.
Al principio, cuando no estaba en el Gobierno, Trump se había pronunciado en favor de bombardear todas las instalaciones nucleares iraníes frente a la petición de mesura por parte del entonces presidente Biden. Ahora, sin embargo, la cosa ha cambiado. O al menos parcialmente.
Irán y EEUU llevan semanas negociando un nuevo acuerdo para el control de dichas instalaciones en busca del compromiso por parte de Teherán de que no se utilizarán nunca con fines militares. En resumen, que no habrá enriquecimiento de uranio ni fabricación de una bomba atómica.
Aunque el propio ayatolá Alí Jamenei declaró el lunes que las posturas estaban muy alejadas y que el acuerdo no era probable, Trump ya había salido el fin de semana pasado a presumir de que todo iba sobre ruedas. Es algo que hace con frecuencia, le sale solo.
En Israel, consideran estas negociaciones bilaterales una amenaza. En primer lugar, les duele que no haya un frente común en este aspecto que tanto importa a su seguridad nacional… y en segundo lugar, temen que el acuerdo final baste a Estados Unidos, pero no refleje sus intereses.
Por eso, la prensa estadounidense publicaba este miércoles que a la inteligencia militar norteamericana le consta que hay un plan ya desarrollado y solo a falta de la aprobación definitiva del primer ministro para atacar todo el programa nuclear iraní.
Por supuesto, esto supondría un golpe tremendo a la credibilidad de la istración Trump y una escalada brutal en la zona que volvería a aplazar la ofensiva comercial que pretende llevar a cabo el presidente estadounidense.
A tiros con los diplomáticos en Cisjordania 6i4n6i
Las cosas con los demás aliados occidentales tampoco van mucho mejor. Si el lunes, Francia, Reino Unido y Canadá amenazaban públicamente con sanciones a Israel si no cesaba las matanzas de civiles y no permitía el ingreso de ayuda humanitaria en la Franja —algo que Netanyahu autorizó a las pocas horas, aunque las organizaciones que trabajan en la zona dicen no haber recibido aún nada—, este miércoles la tensión ha seguido escalando.
Varios diplomáticos de distintos países fueron objeto de disparos por parte de tropas de las FDI desplegadas en la ciudad de Yenín, en Cisjordania.
Los diplomáticos pretendían comprobar la situación de los palestinos en el territorio ocupado y se salieron sin avisar, según fuentes israelíes, del itinerario previsto. Si ese desvío fue accidental o no, es algo que nadie ha confirmado. En cualquier caso, las imágenes dieron la vuelta al mundo enseguida: los soldados disparaban al aire mientras los diplomáticos corrían a esconderse con las manos en la cabeza. Una imagen lamentable.
Tan lamentable, que Italia pidió inmediatamente explicaciones al embajador israelí en Roma y después han ido haciendo lo propio prácticamente todos los países de la Unión Europea, incluida España, cuya posición frente al Gobierno de Netanyahu es cada vez más hostil, conflicto de Eurovisión incluido.
Las FDI se limitaron a pedir disculpas por los “trastornos ocasionados”, aunque insistieron en que Yenín es un territorio en guerra y por lo tanto sus soldados actuaron en defensa propia.
La combinación de todos estos hechos apunta a un futuro negro para Gaza y para Israel, cuyo Gobierno está aislando al país del resto del mundo a marchas forzadas.
La única buena noticia para Netanyahu fue el rapapolvo que se llevó el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, en su visita a la Casa Blanca.
Trump le tendió una emboscada en toda regla al acusarle de “limpieza étnica” de la minoría blanca de origen afrikáner (holandés) y mostrarle fotos y vídeos que parecían apoyar esta postura.
Ramaphosa es un declarado enemigo de Israel, a quien llevó a la Corte Internacional de Justicia el año pasado por sus acciones en Gaza, en proceso que aún sigue abierto y que no parece que vaya a poder cerrarse en un tiempo si las cosas siguen así.