Elon Musk presume de gorra con el mensaje ¡Trump tenía razón sobre todo! en una reunión del gabinete.

Elon Musk presume de gorra con el mensaje "¡Trump tenía razón sobre todo!" en una reunión del gabinete. Carlos Barria Reuters 582l21

EEUU

Elon Musk deja la política al convertirse en un lastre para Trump tras ahorrar sólo el 8,7% de lo que prometió 5q2a72

El controvertido magnate justifica su salida de la istración por la expiración del contrato de 130 días que firmó en enero y deja en el aire su apoyo económico a los candidatos del trumpismo. 22y34

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Nueva York
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"Creo que probablemente he dedicado demasiado tiempo a la política". La salida de Elon Musk de la istración Trump supondrá no solo el final de su contrato como "empleado especial" del Gobierno estadounidense, sino también una pausa en su activismo político, centrado en impulsar a los candidatos del "trumpismo" en EEUU y de la ola nacional-populista en el extranjero.

El cierre de su etapa política, a pesar de la atención recibida, no deja tampoco grandes resultados: sus recortes en el Gobierno solo han ahorrado el 8,7% de lo que prometió en campaña y los aspirantes a los que ha brindado su apoyo recientemente encadenan derrotas consecutivas en comicios como los de Wisconsin y Canadá. En el aire está su implicación en las próximas elecciones al Congreso de EEUU en 2026.

El empresario llegó a Washington el pasado enero convertido en la sombra de Donald Trump. Durante el primer trimestre alteró la vida de la capital con despidos masivos de empleados públicos, recortes en agencias gubernamentales. 

También con una omnipresencia mediática -con su hijo en el Despacho Oval, en el Air Force One, en reuniones de alto nivel del Pentágono, en visitas de mandatarios extranjeros…- que le llevó a ser considerado el "copresidente" del país por algunos y un poder en la sombra por encima del propio Trump según otros, entre ellos la propia revista TIME en una portada que sentó muy mal en la Casa Blanca.

Tras optar por un perfil más bajo desde el pasado mes de abril, Musk abandonará esta semana la capital estadounidense y tratará de corregir la tendencia negativa de sus empresas: las ventas de coches Tesla han caído el 13% en los que va de año y sus acciones se han hundido el 45%, aunque ya se ha recuperado y se sitúan solo un 10% por debajo del año pasado.

"No es que hubiera dejado las empresas. Fue solo una asignación de tiempo relativa que probablemente era un poco demasiado alta en lo que respecta al Gobierno, y ya la he reducido significativamente en las últimas semanas", itió Musk esta misma semana en una entrevista el medio tecnológico Aratechnica centrada en los planes de futuro de su otra empresa, la espacial SpaceX.

De 2 B prometidos de ahorro 721c1m

Lo curioso de la marcha del empresario es el silencio que la rodea. Acostumbrado a la grandilocuencia, Musk no ha publicitado los logros de su paso por la istración federal y ha despachado su despedida con un mensaje diplomático muy poco habitual en él.

“A medida que mi tiempo programado como empleado especial del gobierno llega a su fin, me gustaría agradecer al presidente Donald Trump por la oportunidad para reducir el gasto innecesario”, indicó en su red social X el miércoles por la noche.

Tras esa fría confirmación, Musk compartió el jueves una serie de mensajes sobre sus empresas y las únicas referencias a su adiós son dos publicaciones que critican la cobertura de la prensa y subrayan que se debe a que su contrato como "empleado especial" del Gobierno vencía tras 130 días.

Nada que ver con las ristras de mensajes con contenido político que el empresario acostumbraba a publicar hace unas semanas, entrando en todo tipo de discusiones y apuntando a diestro y siniestro.

La promoción de su propia actividad al frente de Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE en inglés) también se ha detenido. Ni él mismo ha aclarado exactamente el dinero ahorrado con el despido de 260,000 empleados federales y el cierre de agencias como USAID y la Oficina de Protección Financiera del Consumidor.

En octubre, en la recta final de campaña, prometió recortar "al menos" 2 billones de dólares de gasto público si Trump lograba la presidencia. Una vez instalado en el Despacho Oval fue reduciendo el objetivo hasta los actuales 175.000 millones, según resalta la página web de DOGE en un recuento que se actualiza con los últimos contratos anulados. Supone solo el 8,7% de lo prometido.

Musk ha reconocido al Washington Post haber encontrado más resistencia de la esperada en la burocracia federal y lamentado que DOGE se convirtiera en el "látigo para todo" lo que acontecía en Washington.

Aunque su particular modus operandi no ha ayudado: varios despidos masivos y cierres de agencias están paralizados por los tribunales. Otros recortes deberán coordinarse con el Congreso para ser efectivos y su motosierra descabezó proyectos críticos como la investigación contra el ébola que tuvieron que ser reinstaurados. "Errores propios de comienzos", como él itió en una reunión de gabinete frente a Trump.

Choque con Trump 59233f

Ni siquiera está claro que realmente se haya reducido el gasto público en los 1750.000 millones que resalta la web de DOGE. La reforma fiscal aprobada por la mayoría republicana en la Cámara de Representantes y apoyada por Trump hace lo contrario al aumentar el déficit y la deuda nacional, según la propia Oficina de Presupuestos.

"Me decepcionó ver el enorme paquete de gasto, sinceramente. No solo no reduce el déficit presupuestario, sino que lo incrementa, y eso socava el trabajo que está haciendo el equipo de DOGE", declaró Musk en una entrevista con la cadena de noticias CBS que se emitirá completa el domingo.

Musk, firme defensor de reducir el papel del Gobierno al mínimo, no ha podido tocar las cuatro partidas presupuestarios que concentran el grueso del gasto público en EEUU: la Defensa, la Seguridad Social y los programas de asistencia médica Medicaid y Medicare, cuya supresión causa debate en el Partido Republicano.

El paquete aprobado por la Cámara es la pieza legislativa central del accidentado segundo mandato de Trump, cuya preferencia por dictar órdenes ejecutivas sin negociar en el Congreso se está encontrando de bruces con los tribunales. 

Ahora deberá debatirse en el Senado, donde el aumento del gasto genera rechazo entre los "halcones del déficit" (deficit hawks), senadores fiscalmente conservadores partidarios de la disciplina fiscal.

¿Futura implicación en campañas? 3g5m1m

Y es en el juego de sillas del Congreso donde la salida de Musk y su desilusión con la política se convierte en un misterio. Desde que se lanzó a apoyar a Trump, el empresario -uno de los hombres más ricos del mundo- se había convertido en uno de los donantes principales del "trumpismo".

Contribuyó a la campaña de Trump con unos 200 millones de dólares a través de donaciones indirectas y de sus comités de acción política (PAC), garantizándose un lugar privilegiado en la toma de decisiones en el caso de la victoria. Y le salió bien la inversión.

Desde ahí, no tanto.

El pasado abril, Musk se implicó de todas las maneras posibles para apoyar al candidato conservador en las elecciones a la Corte Suprema del estado bisagra de Wisconsin.

Acudió a mítines con un sombrero de queso y donó más de 25 millones de dólares, convirtiendo la campaña en la más costosa en la historia de las elecciones judiciales del país. Todo para firmar una derrota que llevó a abrir el debate sobre la popularidad de Musk y su rédito electoral.

La derrota del conservador Peirre Poilievre, a quien Musk apoyó explícitamente, en los comicios de Canadá hace unas semanas y de los candidatos que más afinidad mostraron a las dinámicas trumpistas en Australia y Rumanía dejan entrever que estar asociado con Musk puede ser un lastre electoral.

De acuerdo con el New York Times, el magnate había prometido impulsar el lanzamiento de las carreras electorales de los aspirantes al Congreso afines a Trump con 100 millones de dólares. Un dinero y un apoyo que ahora queda en el aire mientras el Partido Republicano se parara para la cita electoral que en año y medio se entenderá como un referéndum al huracanado regreso del "trumpismo".