
La primera ministra italiana Giorgia Meloni reacciona el día de la Santa Misa para conmemorar el 20 aniversario de la muerte del Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano el 2 de abril de 2025. Yara Nardi Reuters 2u2p1e
Meloni viajará a la Casa Blanca para apaciguar a Trump y evitar que prospere la línea dura ante EEUU que pide Macron 81k6a
La primera ministra italiana buscará convencer a Trump de la eliminación recíproca de aranceles industriales con la Unión Europea que propone Von der Leyen. 5j6u4x
Más información: La línea negociadora se impone en la UE: Von der Leyen tienta a Trump con su propuesta de 'aranceles cero' recíprocos 15695n
Según lo previsto, Giorgia Meloni aterrizará el jueves de la próxima semana en Washington para reunirse con Donald Trump. La primera ministra italiana será, a priori, la segunda jefa de Gobierno extranjera en tomar asiento en el Despacho Oval después del ‘arancelazo’ del presidente de Estados Unidos que golpeó la línea de flotación del comercio mundial. El primero en hacerlo fue el premier israelí, Benjamin Netanyahu, quien, pese a su cercanía con Trump y a sus esfuerzos denodados por complacerle, no consiguió zafarse de los aranceles del 17%.
Meloni, sin duda, tomó nota. La líder ultraderechista tendrá la misión de convencer a Trump de la necesidad de aceptar la eliminación recíproca de aranceles industriales con la Unión Europea que propone la Comisión de Ursula von der Leyen. Una oferta que, según explicó la dirigente alemana, incluye el mercado de los automóviles, los medicamentos, los productos químicos, los plásticos y la maquinaria. Meloni no lo tendrá nada fácil, sin embargo. El lunes, Trump volvió a acusar a la UE de “estafar” a EEUU a través del comercio.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, que confirmó ayer en rueda de prensa que Trump recibirá el jueves de la semana que viene a la líder italiana en el marco de una “visita oficial de trabajo” en la Casa Blanca, hizo saber, sin embargo, que el mandatario estadounidense estaba dispuesto a alcanzar acuerdos comerciales “a la medida de cada país”. Trump abordará, dice Leavitt, caso por caso. Un clavo ardiendo al que la primera ministra italiana quiere aferrarse antes de viajar a Washington.
Meloni anunció que visitaría la Casa Blanca durante un encuentro con empresarios italianos celebrado ayer en el Palacio Chigi, sede del Ejecutivo. “La negociación debe comprometernos a todos y a todos los niveles, también a nosotros, y por eso estaré en Washington el 17 de abril para tratar esta cuestión con el presidente”, trasladó a sus interlocutores, a los que quiso tranquilizar en esta hora incierta. La primera ministra italiana, no obstante, reconoce que los aranceles del 20% que Trump impuso a las exportaciones de la UE “amenazan con impactar en empresas particularmente estratégicas” de su país. Es el caso de las compañías automovilísticas y agrícolas. Dos sectores sensibles.
¿Convencerá Meloni a Trump? “La visita tendrá lugar justo después de la entrada del contraarancel de la UE”, recuerda Bernardo Venturi, profesor adjunto de la Universidad de Bolonia. “Creo que Meloni no convencerá a Trump, pero será el comienzo de una negociación. El acuerdo de arancel cero ofrecido por la UE no se producirá inmediatamente, pero la visita de Meloni puede allanar el camino. Con importantes protestas en el país, Trump se enfrentará a importantes desafíos”, añade el analista en conversación con EL ESPAÑOL.
Hasta la fecha, Meloni había evitado criticar en público las decisiones de la istración Trump, abiertamente hostil a la Unión Europea y, quizá en menor medida, a la OTAN. La líder italiana pretendía mantener una postura ambigua que le sirviera para equilibrar las relaciones transatlánticas en uno de sus peores momentos desde la posguerra, pero el revés arancelario del mandatario estadounidense le obligó a cambiar de postura.
“Ya he dicho lo que pienso: creo que es una decisión absolutamente equivocada de la istración Trump. Las economías occidentales están fuertemente conectadas y políticas proteccionistas tan incisivas acabarán dañando tanto a Europa como a Estados Unidos”, concedió la pasada semana Meloni, quien, sin embargo, restó importancia a las medidas de la Casa Blanca: “No hay que alimentar el alarmismo que estoy escuchando en las últimas horas. El mercado de EEUU es importante para las exportaciones italianas, representa el 10% de nuestras exportaciones totales, y no dejaremos de exportar a Estados Unidos”. “Tenemos otro problema que resolver, pero no es la catástrofe de la que hablan algunos”, insistió.
El Gobierno italiano ite, en cualquier caso, estar preocupado por el impacto de los aranceles a los fabricantes de componentes automovilísticos. No son pocas las empresas italianas que fabrican piezas para productores alemanes que, después, venden sus vehículos en el mercado estadounidense. Eso explica, en parte, el interés de Meloni en que Trump acepte la oferta “cero por cero” para los bienes industriales de la Comisión. Hay mucho en juego.
“El reto a explorar es el que Italia apoya, y que la presidenta Von der Leyen propuso ayer [por el lunes]: la posibilidad de eliminar los aranceles recíprocos a los productos industriales existentes con la fórmula ‘cero por cero’”, subrayó Meloni en este sentido. “Estamos comprometidos a encontrar todos los recursos, a partir de los ya disponibles que no impacten en las cuentas públicas, y queremos pensar cómo invertirlos mejor”.
La líder ultraderechista, que aprovechó la cita de ayer con empresarios italianos para cargar contra el Pacto Verde, tiene, además, motivaciones políticas para mitigar los daños que la istración estadounidense puede infligir a la economía europea. Meloni es, junto a su homólogo húngaro Viktor Orbán, la líder del Consejo Europeo más afín a Trump en términos ideológicos. En enero, antes del regreso del republicano a la Casa Blanca, la líder italiana se desplazó hasta la mansión de Mar-a-Lago para pedirle que negociara la liberación de la periodista italiana Cecilia Sala, encarcelada en Irán. Meloni fue, además, una de las pocas jefas de Gobierno extranjeras invitadas a su ceremonia de inauguración en el Capitolio.
La líder italiana mantiene una relación fluida con Trump, pero hasta la fecha ha exhibido mucha más sintonía con Elon Musk. Un Musk que, distanciándose radicalmente de su jefe, defendió la creación de una zona de libre comercio entre Estados Unidos y Europa. El hombre más rico del mundo, sin embargo, decidió intervenir la pasada semana en el congreso de La Liga que sirvió para reafirmar el liderazgo de Matteo Salvini, socio de coalición de Meloni pero, al mismo tiempo, duro competidor en el mercado electoral de la derecha.
Musk, además, parece estar perdiendo posiciones dentro del círculo de confianza del presidente. Dificultades añadidas para una Meloni que necesita salir de la Casa Blanca con buenas noticias si quiere desactivar la línea dura frente a la istración Trump que lideran Francia y Alemania. Después del denominado “día de la liberación”, Emmanuel Macron llamó a las empresas europeas a suspender “de forma temporal” sus inversiones en el mercado estadounidense.
A la presidenta del Consejo de Ministros italiano no le parece que la mejor opción sea responder a los aranceles con más aranceles o con el tipo de represalias que deslizó el mandatario francés porque, en ese caso, “el impacto en nuestra economía podría ser mayor”, advirtió la pasada semana en los micrófonos de la RAI. De momento, Von der Leyen prioriza la vía del diálogo con Washington, la vía Meloni, pero no cuenta con el visto bueno de los Veintisiete. No hay consenso. En el caso de que la líder italiana regrese a Roma con las manos vacías, la Comisión puede verse empujada a pulsar el botón de las represalias. Una senda que ya transita el canadiense Mark Carney.