Elon Musk, dueño de Tesla, en un acto publicitario en la Casa Blanca.

Elon Musk, dueño de Tesla, en un acto publicitario en la Casa Blanca. Kevin Lamarque Reuters 4a1l2k

EEUU

La guerra comercial de Trump irrita tanto a Musk como a los minoristas y da ventaja a China en la lucha por la IA y Taiwán 11v5c

La negativa de Xi a echarse atrás tiene varios motivos, pero el principal es que Pekín no quiere mostrar debilidad. 5l3e4i

Más información: Trump elevará los aranceles a China al 104% este miércoles ante la falta de respuesta de Pekín a su ultimátum 6x3p4g

Publicada

Como era de esperar, la guerra comercial entre Estados Unidos y China vivió este martes un nuevo episodio, con la negativa del gobierno de Xi Jinping a retirar los aranceles del 34% que anunció el pasado fin de semana. Dicha retirada era condición inexcusable para la istración Trump a la hora de iniciar una negociación. Al no producirse, la Casa Blanca ha anunciado la entrada en vigor inmediata -a las 00:01, horario de la Costa Este- de unos aranceles extras del 50% sobre productos chinos, lo que provoca un total del 104%, mayor aún en determinados sectores ya gravados en su momento por la primera istración Trump y que Biden no quiso rescatar.

La negativa de Xi a echarse atrás tiene varios motivos, pero el principal es que China no quiere mostrar debilidad alguna respecto a Estados Unidos, por mucho que sea su principal socio comercial. Desde el gobierno de Pekín llevan semanas aceptando el reto públicamente y desafiando estas medidas. Creen que China tiene capacidad suficiente para aguantar el pulso y que determinados componentes solo se pueden encontrar y fabricar en su país, lo que les da una ventaja respecto a los estadounidenses. En resumen, la idea de Xi es que Estados Unidos necesita más a China que China a Estados Unidos.

Lo cierto es que las consecuencias de estas medidas y de la inestabilidad que ha provocado en los mercados sigue cebándose con el país norteamericano. Mientras todas las bolsas asiáticas -salvo, y no es casualidad, la de Taiwán- subían, y lo mismo sucedía con las europeas, Wall Street prácticamente se estancaba pese a unos inicios prometedores. Tanto el Dow Jones como el NASDAQ se mantienen estables respecto a la debacle de ayer. En total, y a la espera de ver cómo reaccionan los mercados a estas nuevas noticias, las pérdidas rozan el 10% en apenas una semana.

Del ”gilipollas” de Navarro a la IA 5y6p6p

Esto está produciendo un ataque de nervios en buena parte de los legisladores y los empresarios estadounidenses. Desde Washington, se les pide que aguanten, que todo merecerá la pena en el largo plazo y que, tarde o temprano, había que sacudir el comercio internacional para hacerlo más favorable de cara a los Estados Unidos. Suena bien, pero el caso es que muchísima gente está perdiendo muchísimo dinero. Las pérdidas de Elon Musk, por ejemplo, uno de los principales asesores del presidente Trump, se calculan en 31.000 millones de dólares, según el índice Bloomberg.

Eso ha provocado un cruce de acusaciones entre el multimillonario y el asesor financiero de Trump, Peter Navarro, el ideólogo detrás de estos aranceles. Navarro afirmó que las quejas del sudafricano venían motivadas por el hecho de que Musk no era un “fabricante” de coches como tal, sino que se limitaba a “juntar piezas” de otros países para sus vehículos. Musk, directamente, le llamó “gilipollas” en su red social y se quedó tan a gusto. Estaba claro que el romance entre los “tecnobros” y los nacionalpopulistas del movimiento MAGA iba a estallar tarde o temprano.

Y es que la cosa va más allá de Elon Musk. Las bajadas en el NASDAQ tienen mucho que ver con la dependencia que tiene Estados Unidos de los componentes asiáticos. No solo chinos, sino también de Singapur, Taiwán, Tailandia y otros países que China ha ido utilizando durante estos años como intermediarios para evitar los gravámenes. La idea de la istración Trump es que esos componentes se fabriquen en su propio país, pero esa es una industria por desarrollar y que puede tardar años en competir con la asiática. ¿Qué pasará en el camino? ¿Cuántas multinacionales tecnológicas se verán obligadas a pagar barbaridades o, directamente, a cambiar de país?

Otro punto a tener muy en cuenta en esta cuestión es el desarrollo de la Inteligencia Artificial. El anuncio de que Deepseek, el modelo chino, ya estaba prácticamente a la altura del costosísimo Chat GPT, debería haber sido un aviso de que no son tiempos para andarse con guerras. Estados Unidos, y Occidente en general, necesita llegar antes que sus enemigos políticos al desarrollo de la Inteligencia Artificial General (IGA, por sus siglas en inglés) y para ello, quiera o no, necesita importar componentes y piezas a toda velocidad… y al mejor precio posible.

Taiwán, sola ante el peligro 682s30

Centrarlo todo en las altas esferas, sin embargo, sería un error. La Asociación de Empresas Líderes del Comercio Minorista hizo público este martes un comunicado en el que criticaba duramente las políticas de Trump y avisaba del peligro de un estallido de precios en productos básicos como la ropa de bebé, los bolsos de gama baja y media o los platos de papel. Eso supondría a su vez un aumento de la inflación que el propio Trump prometió mitigar en su campaña electoral.

El objetivo no es solo “reequilibrar” en su favor las balanzas comerciales, sino reestructurar por completo las industrias propias. Eso no es algo fácil en un país gigantesco con un PIB de trillones de euros y cuya economía ha aceptado desde hace tiempo la delegación de determinados productos a países con regulaciones más relajadas, por decirlo de alguna manera, que les permite fabricar esos productos a unos precios con los que es muy difícil -imposible, en la práctica- competir.

Que China se ha beneficiado de eso está claro. Lo que no está tan claro es cómo ganarle la guerra a Xi. En palabras del portavoz económico del Partido Comunista Chino, que más parecen evocar una doctrina nuclear: “Una guerra comercial no se puede ganar”. Ahora bien, sí que se puede perder. Se puede perder en los pequeños detalles, como la inflación y la pobreza. Se puede perder en los detalles medianos como el desplazamiento de empresas y se puede perder en los más importantes como la Inteligencia Artificial o el orden geopolítico.

China mantiene su política de dejar que el enemigo se equivoque sin interrumpirlo y ve con indudable interés el daño que eso le está haciendo a Taiwán, país cuyas exportaciones suponen alrededor del 70% de su PIB y que no tiene el músculo económico que sí tiene su vecino. Debilitar a Taiwán es un incentivo más para Xi Jinping, que ya ha prometido a su pueblo la anexión a cortísimo plazo de la isla. Si su máximo aliado, es decir, Estados Unidos, la hunde económicamente, la oportunidad que se le abre a la China continental es histórica.