El rincón escondido a una hora de Alicante perfecto para el primer baño del año: lejos del bullicio de la ciudad 5o4g2x

Con el calor que se hace notar cada vez más en la piel, apetece volver a esos planes típicos del verano.

Y es que el verano en Alicante, lejos de ser un verano cualquiera, ofrece mil y una posibilidades de planes al aire libre.

Así, cada año, millones de turistas tanto nacionales como internacionales optan por nuestra provincia para pasar unos días de descanso.

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Una acumulación de personas que conlleva la creación de una multitud en muchas de las playas más concurridas.

Para huir del bullicio de la ciudad y de la acumulación de personas, muchos son los que buscan los rincones más secretos y discretos para pasar un rato tranquilo sin tanta gente.

Si bien la provincia está repleta de este tipo de lugares, existen rincones que siguen sin ser muy conocidos, como algunas calas escondidas en Torrevieja.

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Concretamente, a pocos metros de la conocida Playa de los Locos, se encuentran las calas más espectaculares de la localidad y de toda la provincia.

A un paso del bullicio del centro de Torrevieja, la Cala de la Zorra se esconde como si no quisiera ser encontrada.

La pequeña cala, de unos cincuenta metros, cuenta con rocas irregulares, aguas claras y un ambiente que invita a bajar el ritmo.

Claridad del agua 4c2v3f

El nombre viene de una historia antigua, cuando una zorra encontrada entre los barrancos a principios del siglo XX, un detalle curioso que le da carácter a un lugar que, por lo demás, se define más por la tranquilidad que por la anécdota.

En este sitio mágico no hay hamacas alineadas ni sombrillas a la vista. Aquí uno se acomoda como puede, sobre la roca o una toalla extendida sin prisas.

La gente que viene suele buscar algo concreto: estar en paz, escuchar el mar sin interferencias, sumergirse en un agua que deja ver el fondo con claridad casi exagerada.

Un paseo 32642y

Muchos son los torrevejenses que se han encontrado con esta cala de casualidad, en el transcurso de un paseo por el litoral, por ejemplo.

Las tardes en este enclave son especialmente bonitas. El sol baja con lentitud, la luz se vuelve más suave y el paisaje se transforma. El silencio es limpio, interrumpido solo por alguna conversación baja o el chasquido de las olas. No hace falta mucho más.

En definitiva, la Cala de la Zorra es un lugar para volver, aunque no sea para quedarse mucho tiempo. Un paréntesis natural, sin pretensiones. Y eso, precisamente, es lo que lo hace tan especial.

Además, su entorno tranquilo la hace perfecta para familias y aquellos que buscan una experiencia al aire libre pacífica.