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La cala secreta de Pontevedra donde los locales se refugian del calor en verano: “Venimos aquí desde pequeños” 2v4n5a
Escondida entre acantilados y pinos, esta cala gallega se ha convertido en el rincón favorito de quienes huyen del turismo masivo y buscan tranquilidad, aguas cristalinas y naturaleza en estado puro. 44282d
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Pontevedra, con su litoral salpicado de playas y calas, guarda aún rincones que escapan a las rutas más conocidas. Uno de ellos es esta pequeña cala escondida que se ha mantenido como un secreto entre los vecinos durante generaciones.
En pleno verano, cuando otras playas están abarrotadas de sombrillas y neveras, este refugio natural sigue ofreciendo paz. Los que lo conocen prefieren no desvelar su ubicación exacta. “Venimos aquí desde pequeños y siempre pedimos que no lo cuenten por redes”, comenta un vecino.
El no es sencillo, lo que ayuda a mantener su encanto intacto. Hay que caminar por un sendero que serpentea entre pinares, pero el esfuerzo merece la pena: al llegar, la cala regala una estampa casi virgen y un ambiente silencioso.
El agua, transparente y serena, invita al baño desde primera hora. Las rocas que rodean la cala crean una pequeña piscina natural que se llena con la marea, ideal tanto para nadar como para descansar flotando al sol.
Al no haber servicios, los visitantes van preparados: neveras con empanada gallega, fruta fresca y agua fría. Algunos se instalan desde por la mañana y no se marchan hasta el atardecer, cuando el cielo se tiñe de rosa sobre el Atlántico.
Esta cala es también uno de los mejores puntos de la zona para practicar snorkel. Su fondo rocoso y la ausencia de oleaje permiten observar bancos de peces, estrellas de mar e incluso pulpos entre las grietas.
Lo que más valoran quienes la frecuentan es su tranquilidad. “Aquí nos sentimos como en casa, es un lujo tener esto tan cerca y sin aglomeraciones”, cuenta Alba, una joven de Sanxenxo que aprendió a nadar en esta cala siendo niña.
Pese a su carácter secreto, el lugar se ha ido transmitiendo de boca en boca. Algunos visitantes repiten cada año, respetando las normas no escritas: no dejar basura, no poner música alta y no revelar su ubicación en redes sociales.
Quienes quieran descubrirla deben preguntar a los locales con tacto y paciencia. No siempre la comparten, pero si notan interés genuino y respeto por el entorno, quizás revelen cómo llegar a este paraíso escondido.
Las Rías Baixas ofrecen muchas playas espectaculares, pero pocas tienen la magia de esta cala donde el tiempo parece haberse detenido. Es un testimonio de cómo algunos lugares pueden seguir siendo auténticos si se cuidan con cariño.
Si viajas por la costa de Pontevedra este verano y buscas algo distinto, sin duda merece la pena intentar encontrar esta cala. No es solo un lugar para bañarse: es una experiencia, una tradición y un rincón que muchos querrán seguir manteniendo en secreto.
En los últimos años, algunos viajeros curiosos han intentado ubicar esta cala a través de mapas digitales y foros especializados, pero los vecinos aseguran que incluso si se encuentra en Google, no es fácil acceder sin saber el camino exacto por el monte o el horario de las mareas.
La vegetación que rodea la cala contribuye a su atmósfera única. Pinos, eucaliptos y arbustos típicos de la costa gallega ofrecen sombra natural y el aroma salino se mezcla con el olor a resina. Muchos aseguran que es uno de los lugares donde más se respira “aire puro”.
En días de calor extremo, la temperatura del agua puede parecer fría al principio, pero pronto se convierte en un alivio imprescindible. Algunos vecinos aseguran que no hay mejor remedio contra una ola de calor que pasar el día entre chapuzones y siestas a la sombra de un pino.
La cala también es un refugio para quienes buscan desconectar del móvil y del ruido. La señal de teléfono es débil o nula, lo que convierte la visita en una auténtica experiencia de desconexión digital. “Aquí se viene a mirar el mar, no la pantalla”, comenta un habitual.