Andrius Kubilius, comisario de Defensa y Espacio, durante su intervención.

Andrius Kubilius, comisario de Defensa y Espacio, durante su intervención. Jesús Umbría El Español 32156g

Wake Up Spain (2025)

Andrius Kubilius, comisario de Defensa: "Si un país no invierte en su propia defensa, debilita la de los demás" 2sr4y

"En cinco años o menos Rusia estará en condiciones de atacar a uno o más países de la Unión Europea". 64f3k

"España decide cuánto quiere gastar en Defensa y a qué quiere dedicar esas inversiones". 4lq4d

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Jorge Raya Pons
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El primer comisario europeo de Defensa y Espacio de la Unión Europea, Andrius Kubilius, ha inaugurado esta mañana el Wake Up, Spain! 2025 —conocido como el Davos español, organizado por este periódico en la Casa de América, presenciado por Felipe VI— con un discurso conciso, claro, sin rodeos. "Si se desata la tormenta, ninguno de nosotros estará a salvo de la devastación que produzca". Pero tenemos que hacer más y más rápido, ha apremiado, y quizá España sienta que no está en primera línea. Lo está, sin embargo, como un hermano europeo más.

El político lituano —veterano de la liberación de su país del yugo soviético, y primer ministro de su país hasta en dos ocasiones— ha destacado en Madrid que la defensa es un desafío común que requiere de la solidaridad de todos los países de la Unión.

"Nuestra seguridad se basa en el principio de defensa colectiva", ha dicho. "Si un país no invierte en su propia defensa, debilita la de los demás". Para el caso, la Comisión Europea ha puesto sobre la mesa una serie de iniciativas, entre ellas el Libro Blanco sobre la Defensa Europea y el plan "Preparación 2030", que arranca con un aumento significativo de la producción armamentística y la posibilidad de movilizar hasta 800.000 millones de euros en cuatro años. Y en lo que toca a España: Madrid decide "cuánto gastar en defensa" y "qué inversiones quiere hacer".

2. Andrius Kubilius, comisario de Defensa y Espacio de la Unión Europea

El discurso de Kubilius no sólo ha apelado a la responsabilidad de cada uno para hacerse cargo de la seguridad del resto, ahora que Estados Unidos está de retirada. También ha proyectado las inversiones como una oportunidad para revitalizar la industria en el continente, pues la idea es que dos de cada tres euros para el rearme se queden en casa. "Un aumento masivo de la producción supondrá una inversión masiva para la industria, aportará innovación, generará empleo", ha explicado.

De modo que, según sus cálculos, por cada mil millones de euros invertidos se crearán 6.500 nuevos puestos de trabajo, altamente cualificados y bien remunerados, para las empresas grandes y para las empresas pequeñas.

El comisario, con un guiño a su público, ha elogiado las virtudes de los productores españoles: especialmente en la construcción naval, la defensa aérea y el espacio. "Queremos construir una industria de defensa aquí, en la misma Europa", ha continuado, "para que los fondos de los contribuyentes europeos generen empleo en nuestros propios países".

Conviene enmarcar la intervención, y de los cinco días del Wake Up, en el contexto del mundo. Los europeos nos preparamos para un proceso de paz para Ucrania donde no haya paz, con los ses y los británicos liderando una iniciativa para el despliegue de tropas de disuasión en los territorios libres del país: esenciales si Trump, como parece, cierra un mal acuerdo con Rusia. Lo que exige un esfuerzo descomunal para un continente dependiente, durante casi cien años, de la protección de Washington. Y no todos los países tienen la voluntad o el aplomo para asumirlo.

La semana pasada, sin ir más lejos, el secretario general de la OTAN comunicó en Varsovia que España, Italia, Portugal y Bélgica —el club de los rezagados— están ingeniándoselas, ya, para alcanzar el umbral del 2% del PIB destinado a la defensa antes de verano. O, más bien, antes de la cumbre de los Aliados. Y ni siquiera ese porcentaje es suficiente: el dato estaba pensado para tiempos de paz, no de guerra, y naciones como Reino Unido o Alemania están entregados, ya, a ese empeño que incluye el sacrificio de partidas sociales y de las reglas fiscales para estar a la altura de la amenaza.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, corrigió al jefe de la Alianza. Mantuvo la ambigüedad sobre los plazos para llegar al dato básico a la vista de que un enorme sacrificio para los españoles sería, a buen seguro, el sacrificio de su legislatura. Pero el diagnóstico de Kubilius sobre la amenaza rusa es contundente.

Moscú está produciendo armas a un ritmo frenético, fabricando en tres meses más material para la guerra que toda la OTAN en un año. Y Vladímir Putin no atacó Ucrania para apropiarse de su territorio, sino para un cometido más grande. "Odia la Unión Europea", ha dicho. "Desearía destruir la Unión Europea".

"En cinco años o menos", ha seguido, "Rusia podría estar dispuesta a atacar a uno o más países de la UE y ser capaz de hacerlo". A decir verdad, ya lo hace. Kubilius ha recordado los ciberataques rusos contra ministerios y empresas españolas, o la agitación del procés catalán para desestabilizar el país. "Nos atacan a todos", ha rematado. "Quieren destruir nuestro modo de vida, acabar con nuestra paz, prosperidad y libertad".

Así que el comisario europeo ha comenzado como ha terminado: conciso, claro, sin rodeos. "Todavía estamos a tiempo de evitar que la tormenta se desate. Podemos disuadir a Rusia de la agresión, prevenir la guerra y preservar la paz". Y algo más: "Son tiempos para la solidaridad y la unidad, nacional y europea. Trabajemos juntos por la defensa de Europa, para la defensa de España".