Rafael Sánchez Mazas en la década de 1940. Foto: Pascual Marín (cc) Kutxateka. Kutxa Fundazioa

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Historia

Rafael Sánchez Mazas, el cofundador de Falange que sobrevivió a un fusilamiento y acabó renegando de Franco 2r166

Maximiliano Fuentes Codera publica 'Sánchez Mazas. El falangista que nació tres veces', una minuciosa biografía del escritor, periodista e ideólogo del partido fascista que creó con José Antonio Primo de Rivera. e384c

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La primera impresión que uno saca al leer esta biografía –minuciosa– de Rafael Sánchez Mazas es la de sentir a un hombre peculiar, raro. Y recuerdo a su hijo Rafael Sánchez Ferlosio, a quien, por iguales y diferentes motivos, también se pudo tener por raro.

Y no solo por los tres “nacimientos” de Sánchez Mazas. Su nacer natural en Madrid en 1894. Su nacer, al fin casi de la Guerra Civil, en Cataluña, cuando escapa de milagro a un fusilamiento, y aún más cuando en esa escapada lo descubre un miliciano que no dispara, y hace que no lo ve. Y un tercer nacimiento, nos dice Maximiliano Fuentes (Buenos Aires, 1976), cuando en 2001 Javier Cercas publica Soldados de Salamina, cuyo eje es la vida de Sánchez Mazas y precisamente el episodio del miliciano que lo dejó huir.

Esa novela y la homónima película de David Trueba tuvieron mucho éxito, y pusieron esa rara vida de Sánchez Mazas en primer plano. Pero es algo injusto decir que ese fue el inicio del retorno del escritor y falangista, íntimo de José Antonio. Porque desde 1971 comienza la publicación de su mucha obra inédita.

Sánchez Mazas. El falangista que nació tres veces y5d3t

Maximiliano Fuentes Codera

Taurus, 2025
483 páginas. 25,90 €

Leí entonces sus Sonetos de un verano antiguo y Andrés Trapiello publicaría la novela Rosa Krüger (1984), que escribió Sánchez Mazas en 1937, el año que pasó refugiado en la embajada de Chile, huyendo de una muerte segura; y en 1990 su Poesía, que recogía la obra completa lírica del autor con no pocos inéditos. Yo (entre otros) conocí y me interesé por Sánchez Mazas en esas lecturas, poco nuevo me decía la buena novela de Cercas, pero consideremos que fuimos minoría hasta Salamina.

Rafael Sánchez Mazas, poeta, narrador, periodista, es un hombre inquieto, íntimamente inconforme, que se une a aquel mundo vasco de la Escuela Romana del Pirineo con Ramón de Basterra, poesía y literatura clasicistas, con el claro magisterio de Eugenio d’Ors y la compañía de Eugenio Montes, Mourlane Michelena, Agustín de Foxá o Ernesto Giménez Caballero. La mayoría terminarían en 1933 en la Falange Española, fundada por José Antonio Primo de Rivera y a su lado el mismo Sánchez Mazas.

Estamos ante un autor fascista, inquieto, viajero, corresponsal y perezoso. Estuvo entre los ganadores de la Guerra Civil y por ello se tendió a olvidarlo. Pero, en verdad, no es mucho lo que editó en vida y su pereza le hacía escribir poco o no buscar editor y también ser fiel a sus ideas e infiel a su realización. Sabemos que cuando muere se siente cansado del franquismo, porque (se conocía) el falangismo había querido otra cosa.

Al acercarse a Sánchez Mazas todavía Cercas tenía que decir: “La historia nos asegura que se puede ser buen escritor siendo una mala persona…”. Sin duda es cierto. Pero ¿fue Sánchez Mazas peor persona –hablamos de personas– que Alberti? Enfrentarnos a Sánchez Mazas es dirimir cómo debe escribirse la historia literaria de España, sin exclusiones.

De otro lado, “el vencedor vencido” que terminó lejos de todo, tuvo gran éxito con su novela La vida nueva de Pedrito de Andía (1951), traducida y bestseller en Francia, por ejemplo.

Apasionado o caído, atrevido u oculto, Sánchez Mazas nos devuelve a la pregunta de si es un gran escritor el que sobre todo trazó bellas páginas. Un personaje, sin duda, a pesar –parece– de sí mismo.