Imágenes del canto rodado y de la huella dactilar. Foto del canto: David Alvarez Alonso. Imágenes del punto y huella: Samuel Miralles Mosquera

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Historia

Descubierta en Segovia la huella dactilar neandertal más antigua de Europa, de hace 43.000 años 3o5a2g

El hallazgo demuestra además la capacidad simbólica de la especie, ya que podría ser la representación esquemática de un rostro humano. 502r2e

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El abrigo rocoso de San Lázaro, en el valle del río Eresma (Segovia), acaba de aportar una de las piezas más excepcionales de la arqueología europea reciente: una piedra de granito con una marca de ocre rojo y la huella dactilar humana más completa y antigua jamás identificada en Europa, atribuida a un neandertal.

El hallazgo, publicado en la revista Archaeological and Anthropological Sciences, ha sido realizado por un equipo interdisciplinar de investigadores españoles, procedentes de la Universidad Complutense de Madrid, del Instituto Geológico y Minero de España —perteneciente al CSIC—, de la Policía Científica de la Policía Nacional y de la Universidad de Salamanca.

Se trata de un descubrimiento que no solo aporta una nueva prueba de la capacidad simbólica de los neandertales, sino que podría representar una de las primeras representaciones faciales humanas de la prehistoria.

“Este descubrimiento representa una prueba directa del uso intencional de pigmentos con fines simbólicos por parte de los neandertales. Las evidencias arqueológicas, estratigráficas y morfológicas indican una manipulación deliberada del objeto: su selección, transporte, pigmentación y, posiblemente, su interpretación como representación facial humana, mediante el fenómeno de pareidolia, que estaría también presente entre los neandertales”, destaca David Álvarez Alonso, investigador del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la UCM.

Álvarez Alonso es el codirector del proyecto junto a María de Andrés Herrero, profesora e investigadora de la UCM, y Andrés Díez Herrero, investigador del IGME-CSIC.

El guijarro fue descubierto en julio de 2022 durante la excavación del nivel H del abrigo de San Lázaro, un yacimiento que, junto a otros cercanos como Abrigo del Molino, ha documentado una intensa presencia neandertal entre 44.000 y 41.000 años antes del presente, justo antes de la desaparición de esta especie de la península ibérica, último reducto en el que vivieron antes de su extinción mundial.

La pieza, de 21,4 x 11,3 x 7,6 cm, destaca por su morfología elipsoidal y por presentar tres pequeñas cavidades en una de sus caras. En el centro de estas, se observa un punto de ocre rojo, sobre el que se ha detectado una imagen dermatoglífica —una huella dactilar— que solo ha podido ser revelada mediante análisis multiespectral.

La importancia del hallazgo radica en varios aspectos. Por un lado, es el objeto no utilitario más antiguo con una huella dactilar humana en Europa, superando incluso a la célebre huella parcial de Königsaue (Alemania). Por otro, la posición estratégica del punto de ocre y la huella sugieren una intencionalidad simbólica, más allá de un simple accidente o uso funcional.

Según los autores, “todas las evidencias apuntan a un esfuerzo deliberado por transportar y pintar el guijarro con fines no utilitarios, lo que lo convierte en una obra genuinamente neandertal”.

El análisis detallado del objeto, mediante técnicas de microscopía, espectroscopia y escaneo 3D, ha permitido descartar que la huella sea fruto del azar. La aplicación del ocre y la impresión digital parecen formar parte de un gesto ritual o simbólico.

Los investigadores sugieren que la disposición de las cavidades y el punto rojo central podrían evocar una representación esquemática de un rostro humano, lo que situaría este objeto como uno de los primeros intentos de simbolización facial de la historia.

Este descubrimiento refuerza la creciente evidencia de que los neandertales poseían capacidades cognitivas y simbólicas comparables a las de los humanos modernos. En las últimas décadas, se han documentado en Europa occidental otros ejemplos de comportamiento simbólico neandertal: desde conchas perforadas y teñidas con ocre en la Cueva de los Aviones (Murcia) hasta grabados en la cueva de Gorham (Gibraltar), pasando por objetos óseos y ornamentales en diversos yacimientos.

Uno de los aspectos más innovadores de este estudio es el uso de análisis multiespectral para revelar la huella dactilar, invisible a simple vista debido al paso del tiempo y a la alteración del pigmento. Esta metodología, aplicada por primera vez a una evidencia tan antigua, abre nuevas posibilidades para la identificación de huellas humanas en objetos paleolíticos, y podría revolucionar la investigación sobre la autoría y el significado de las primeras manifestaciones artísticas.

La huella identificada en San Lázaro es la más completa de su tipo, lo que permitirá en el futuro estudios detallados sobre la edad, el sexo y la lateralidad —es decir, si era zurdo o diestro— del individuo que la imprimió. Por ahora, todo apunta a que fue un neandertal, miembro de uno de los últimos grupos que habitaron la Meseta Central antes de la llegada del Homo sapiens.

Desde la datación de pinturas rupestres de más de 60.000 años en cuevas españolas en 2018, el debate sobre la autoría neandertal del arte paleolítico se ha intensificado. El guijarro de San Lázaro se suma a una lista creciente de pruebas que refutan la idea de que el arte y el pensamiento simbólico son exclusivos de nuestra especie.

Como señala el equipo investigador, “el origen del comportamiento simbólico y, aparentemente, también del arte, no fue exclusivo de los humanos modernos, sino que puede atribuirse igualmente a los neandertales”.

El guijarro pigmentado de San Lázaro no solo es un testimonio de la creatividad y la capacidad simbólica de los neandertales, sino que también nos invita a reconsiderar los límites de lo humano y la historia del arte. ¿Fue este objeto un talismán, una ofrenda, un retrato? Por ahora, la huella dactilar impresa en ocre rojo nos recuerda que, hace más de 40.000 años, otros humanos también buscaron dejar su marca en el mundo.