Rocío Márquez. Foto: Alejandro Cayetano.

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Música

'Himno vertical', el ritual sanador de la médium flamenca Rocío Márquez 333f5j

Aliada con el guitarrista Pedro Rojas, la cantaora onubense, una de las artistas más singulares del flamenco contemporáneo, vuelve a explorar terrenos ignotos en su nuevo disco.  524x56

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Unas improvisaciones larguísimas entre Rocío Márquez (Huelva, 1985) y el guitarrista Pedro Rojas Ogáyar (Torres, Jaén, 1984) son el germen de Himno vertical, el nuevo disco de la cantaora onubense.

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Rocío Márquez

Sello: Delirioyromero Producciones. Vinilo/CD: 25/15 €

Las grabaron el verano pasado en su casa, en medio del campo, sin tener que rendir cuentas a vecinos ni relojes.

En los cafés previos habían acordado algunos temas que querían abordar, pero finalmente se adueñó del ambiente el trance vital por el que ambos estaban pasando: el duelo por la muerte de un ser querido, el padre en el caso de él y en el de ella “una prima que era como una hermana”.

Ese luto compartido afloró espontáneamente y fue tomando forma en una especie de réquiem que “honra no solo el final, sino también el comienzo, el fluir y la transformación”.

Márquez se apoyó para la improvisación en la Poesía vertical de Roberto Juarroz, aunque también hay algunos fragmentos de Shakespeare, Juan del Encina y Schiller. “En un día teníamos el disco prácticamente hecho”, afirma Márquez, aún asombrada.

Tras la primera escucha de lo grabado, se emplearon a fondo con la tijera para quedarse solo con lo que más les había emocionado, es decir, “lo que la voz, la cabeza y el corazón recuerdan”.

Es de sobra conocida la vocación innovadora de Márquez, una de las artistas más singulares del flamenco contemporáneo. “Dicen que apunto maneras, soy un pajarillo nuevo”, canta aún hoy a pesar de ser desde hace años una de las figuras más consolidadas de su generación.

Tras demostrar su profundo respeto por la tradición y ganar en 2008 la Lámpara Minera, esta doctora cum laude en técnica vocal flamenca emprendió el vuelo hacia la hibridación de géneros con discos como Firmamento (2017), junto a Raül Refree, o Tercer Cielo (2022), su aplaudido álbum con bases electrónicas del productor Bronquio.

En su nueva alianza con Rojas, cofundador y codirector del ensemble Proyecto OCNOS, Márquez hace confluir el flamenco con la música contemporánea y experimental.

Acompañada solo por guitarra clásica y eléctrica –con algunos apoyos de percusión y violonchelo–, no hay toque puramente flamenco en este disco, pero los palos están: fandango, seguiriya, soleá, malagueña, bulerías…

“Los códigos –los compases, las armonías– son muy reconocibles, aunque la forma quizá no tanto”, advierte la cantaora, que en estos 11 cortes de Himno vertical susurra al estilo ASMR, emite ráfagas de fonemas sueltos, recita y juega con su voz clara y cristalina, que parece brotar como un arroyo desde los huesos.

“Me llegan voces que son de adentro, me dictan cosas y estoy atenta”, dice en la obertura. De hecho, el concepto de autoría se pone en tela de juicio y se difumina, se vuelve colectivo.

No solo por todas las personas involucradas en su creación –mención especial para el arte visual del estudio Lugadero–, sino porque en aquellas improvisaciones primaba “la sensación de ser un canal, de estar cantando algo que no es tuyo pero te atraviesa y que sirve para nombrar lo invisible, lo que queda cuando desaparece la materia, y unirnos a las personas que ya no están”.