
Pink Floyd ensayando para el concierto. Foto: Sony 1r2qu
Pink Floyd regresa a Pompeya: una liturgia psicodélica restaurada en 4K 3w462m
Una ruina romana, cuatro músicos y un concierto sin público que, más de 50 años después, vuelve a respirar en pantalla grande. 5e6m35
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La imagen es mítica: un anfiteatro romano vacío, ruinas milenarias bañadas por el sol del Vesubio, y en el centro, una banda británica que aún no ha conquistado el mundo. Pink Floyd at Pompeii no fue solo un experimento audiovisual, fue un rito. Medio siglo después, ese concierto sin público –con el eco como único testigo– vuelve a la gran pantalla en versión restaurada. Y lo hace con más fuerza que nunca.
El próximo 24 de abril, Pink Floyd at Pompeii – MCMLXXII se proyectará en más de 80 cines en toda España, incluyendo salas IMAX. Esta nueva edición, restaurada a partir del negativo original de 35 mm y remasterizada en 4K, llega con sonido optimizado en 5.1 y Dolby Atmos gracias a la mezcla realizada por Steven Wilson, productor y músico que ha definido esta obra como parte de su ADN: "Son mis Beatles", declara.
Para muchos, esta película es más que una reliquia del rock progresivo. Es una cápsula del tiempo. Rodada en octubre de 1971, justo antes de que The Dark Side of the Moon cambiara para siempre la historia de la música, captura a Pink Floyd en estado puro: experimental, hipnótico, libre.
En la pantalla vibran temas como Echoes, Set the Controls for the Heart of the Sun o One of These Days, mientras el entorno volcánico multiplica la sensación de estar asistiendo a un trance colectivo... aunque no haya público. Solo la cámara y el paisaje.
Lo insólito del proyecto sigue siendo su concepto: un concierto sin espectadores, donde la banda se entrega al sonido sin la energía del aplauso, como si tocaran para los dioses enterrados bajo las cenizas de Pompeya.

En tiempos en los que la música en directo parece depender más de los fuegos artificiales que del contenido, esta película es una lección de sobriedad: un escenario mítico, luz natural, electricidad analógica y una banda empujando los límites de su propia música.
La restauración ha sido un proceso meticuloso. El equipo, liderado por Lana Topham, directora de Restauración de Pink Floyd, encontró el negativo original en cinco latas sin etiquetar en los archivos del grupo.

Roger Waters durante el concierto. Foto: Sony
A partir de ese hallazgo, comenzó una reconstrucción fotograma a fotograma que ha dado como resultado la versión más completa de la película hasta la fecha: 90 minutos que combinan el montaje original de 60 con segmentos documentales grabados en Abbey Road, durante las primeras sesiones de Dark Side.
"Queríamos mantener la textura original, pero hacer que la imagen respirase como si se hubiese filmado ayer", explica Topham. El resultado es una película que conserva la belleza analógica del celuloide, pero con una nitidez y una profundidad visual sorprendentes.
Ondas impalpables 3y404t
El sonido, por su parte, corre a cargo de Steven Wilson, que ha trabajado respetando la atmósfera y crudeza del directo. Nada de efectos añadidos ni arreglos impostados. Lo que se escucha es lo que fue: cuatro músicos explorando los límites del sonido en un espacio con siglos de historia. Una comunión entre rock y ruina, tecnología y mito.
Como complemento, el 2 de mayo se lanzará el álbum del concierto, también remezclado por Wilson. Será la primera vez que se publica en vinilo, además de formatos como CD, Blu-ray, DVD, audio digital y Dolby Atmos. La lista de temas incluye desde Careful With That Axe, Eugene hasta una toma alternativa del mismo tema, pasando por una versión de Mademoiselle Nobs que sigue sorprendiendo por su rareza.

Pink Floyd preparándose para tocar en las ruinas de lo que una vez fue Pompeya. Foto: Sony
El estreno de esta versión restaurada no solo es un regalo para los fans del grupo: es también una oportunidad para descubrir un lenguaje cinematográfico único, que influiría en generaciones de realizadores de videoclips y documentales musicales. Pink Floyd at Pompeii se adelantó a su tiempo, mezclando lo conceptual con lo visceral, lo minimalista con lo monumental. Y lo hizo sin perder la esencia de lo que más importaba: la música.
La película de Adrian Maben, producida por RM Productions y distribuida ahora por Trafalgar Releasing y Sony Music Vision, continúa desafiando las convenciones medio siglo después. Es una pieza que se resiste a encasillarse: ni documental, ni concierto, ni ficción. Una obra fuera del tiempo que, sin embargo, nunca ha dejado de resonar.
Pink Floyd at Pompeii – MCMLXXII no necesita nostalgia para ser relevante. Su regreso al cine es una oportunidad para nuevas generaciones de descubrir que hubo un tiempo en que las bandas no necesitaban escenarios gigantes ni fuegos artificiales. Bastaba con una cámara, una ruina romana y una idea.