Yuri Grigoróvich en 1994 (foto: ITAR-TASS). A la derecha, Grigoróvich en una foto antigua compartida por el Teatro Bolshói.

Yuri Grigoróvich en 1994 (foto: ITAR-TASS). A la derecha, Grigoróvich en una foto antigua compartida por el Teatro Bolshói. 3a1a5f

Danza

Muere la estrella del ballet ruso Yuri Grigoróvich a los 98 años 4o1t10

El bailarín y coreógrafo fue durante 60 años una de las grandes figuras del Teatro Mariinski de San Petersburgo y del Teatro Bolshói de Moscú. 3n3b4y

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F. D. Quijano
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Yuri Grigoróvich, uno de los bailarines y coreógrafos más influyentes del ballet ruso en el siglo XX, ha fallecido este lunes a los 98 años de edad, según informó a la agencia rusa TASS su asistente, el bailarín ruso Alexandr Kolésnikov, informa EFE.

La carrera de Grigoróvich estuvo estrechamente ligada al Teatro Bolshói de Moscú, donde ejerció como coreógrafo principal desde 1964 hasta 1995, y como director artístico del cuerpo de ballet entre 1988 y 1995.

Nacido en Leningrado (actual San Petersburgo) en 1927, Grigoróvich provenía de una familia vinculada al ballet. Se formó en la Academia Coreográfica de Leningrado, donde ingresó con apenas 10 años de edad. Tras graduarse en 1946, se unió al Ballet Kírov (hoy Mariinski), donde destacó como bailarín solista durante 16 años. Además, entre 1961 y 1964 compaginó en la misma compañía su rol como bailarín con el de coreógrafo, experiencia que le hizo dar el salto al Bolshói.

Autor de ocho ballets originales, su talento como coreógrafo emergió con fuerza en 1957 con La flor de piedra, con música de Prokófiev. Este éxito fue seguido por La leyenda de amor (1961), que consolidó su reputación en el mundo del ballet.

En el Bolshói, Grigoróvich creó producciones emblemáticas como El cascanueces (1966), Espartaco (1968), Iván el Terrible (1975), La edad de oro (1982) y El lago de los cisnes (1984) —cuya trama cambió para que tuviera un final feliz, lo cual generó controversia—. Sus montajes se caracterizaban por una narrativa dramática intensa y una coreografía enérgica, especialmente en las escenas de conjunto.

A pesar de su éxito, su gestión en el Bolshói fue objeto de críticas en la década de 1990, lo que llevó a su salida en 1995. Posteriormente, fundó su propia compañía en Krasnodar y continuó trabajando como coreógrafo en diversas instituciones. En 2008, tras el fallecimiento de su esposa, la destacada bailarina Natalia Bessmértnova, regresó al Bolshói como coreógrafo invitado.

Grigoróvich recibió numerosos reconocimientos a lo largo de su carrera, incluyendo el título de Artista del Pueblo de la URSS (1966), el Premio Lenin (1970) y la Orden de San Andrés Apóstol (2017). El 2 de enero de 2025, el presidente ruso Vladímir Putin lo felicitó por su cumpleaños número 98, destacándolo como "el orgullo del ballet ruso".