
Un bombero hace frente al fuego en la región sa de Gironde. (Archivo) Reuters 504y4a
La 'excepción Ibérica': por qué la Tierra superará en 2025 su récord de calor pero España podría quedar al margen 5k431
La Organización Meteorológica Mundial advierte de que hay un 80% de posibilidades de alcanzar las temperaturas mundiales más altas antes de 2030. 51b3i
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"Ha sido un desastre natural, pero no una sorpresa". Así calificaba Kamal Weiss el desprendimiento del glaciar Birch en los Alpes Suizos. El geólogo era uno de los encargados de monitorizar el estado de la masa de hielo cada vez más quebradiza después de que Europa batiera su récord de calor en 2024, según el Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La aldea de Blatten, en el valle del Lonza, pudo ser evacuada antes de quedar sepultada por la avalancha de barro y roca, pero emerge como testimonio de las consecuencias de la crisis climática. Europa es uno de los epicentros del calentamiento global, recuerdan los expertos: si el planeta ya ha rebasado el aumento de 1,5 ºC que el Acuerdo de París trataba de contener, el Viejo Continente roza los 2,5ºC.

El pueblo de Blatten, en Suiza, sepultado por el desprendimiento del glaciar Birch.
Las temperaturas al alza están lejos de tocar techo, advierte el último informe de la OMM: 2025 o cualquier otro año del próximo lustro tiene un 80% de posibilidades de desbancar a 2024 como el más caluroso de la historia. Pero en esta progresión lineal de temperaturas emerge la 'excepción Ibérica': España y Portugal parecen haber dejado atrás la concatenación de récords de años de calor.
Esto no significa que no haya señales de alarma: los meses de enero, agosto y noviembre de 2024 fueron los más cálidos jamás registrados en España, según el informe de Estado del Clima de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Pero a doce meses vistas, fue el tercer año más cálido de la historia, no el primero como en el resto de Europa. El récord se rebasó en 2023, que superaba inmediatamente el marcado en 2022.
Más aún, y aunque estemos bajo los efectos de un episodio de calor histórico para finales de mayo, los primeros meses del año no apuntan al récord. Enero, febrero y abril han sido cálidos con respecto a la referencia 1990-2020, pero quedan lejos de los máximos históricos, y marzo fue incluso "muy frío" según el resumen climatológico de Aemet.
La explicación hay que buscarla en la configuración atmosférica, apunta Mar Gómez, doctora en Físicas y responsable del área de meteorología de eltiempo.es, a EL ESPAÑOL. "Durante los últimos meses, hemos tenido una circulación muy ondulada de la corriente en chorro, que favorecía la entrada de borrascas y aire frío desde latitudes altas, lo que explicaba esa sucesión de meses más fríos y húmedos de lo habitual".

El colapso del glaciar Birch en el valle del Lonza. Pomona Media/Handout via REUTERS
Los anticiclones de bloqueo se han estado situando en latitudes más altas, sobre Escandinavia y las Islas Británicas, impidiendo el paso a las borrascas y enviándolas a circular por latitudes más bajas, "como la nuestra". El anticiclón se encuentra ahora sobre las Azores, permitiendo la entrada de aire cálido. "La previsión de junio nos muestra también anomalías cálidas en todo el mes", añade Gómez.
Sin embargo, aunque está garantizado que el verano de 2025 vaya a ser más cálido que la media, no apunta a batir los récords de 2022 y 2023. "Aunque no se descartan olas de calor, las previsiones generales para España apuntan a un verano menos tórrido que los anteriores, con menos episodios prolongados y sin alcanzar registros históricos", formulaba en su previsión estacional.
El calentamiento hacia su máximo 3k4t
Según los pronósticos del informe de la OMM, hay una probabilidad del 80% de que al menos un año entre 2025 y 2029 sea el más cálido jamás registrado, superando así a 2024. La probabilidad de que la temperatura media global rebase en 1,5 °C el nivel de la era preindustrial -el objetivo que el Acuerdo de París trataba de evitar para 2050- en ese periodo es del 86%.
El Ártico seguirá perdiendo extensiones de hielo durante las próximas cinco temporadas invernales extendidas (de noviembre a marzo), advierte el informe, y las anomalías de calor serán más acentuadas en esa región del planeta. Se registrarán hasta 2,4 °C más de media de temperatura en comparación con el período de referencia a 30 años (1990-2020).
Con este horizonte, razonan los expertos, ya no se trata de contener el cambio climático, sino de mitigar sus efectos. Según el pronóstico climático decenal de la OMM, el calentamiento medio a 20 años correspondiente al período 2015-2034 podría contenerse en 1,44 °C, con un intervalo de confianza del 90 % de 1,22 °C a 1,54 °C.
Limitar el exceso de temperaturas en esa franja supondría un importante cambio: un estudio publicado en la revista Science estima que se podrían salvar el doble de glaciares si se evita ascender hasta los 2,7 ºC con respecto a la era preindustrial. El 53% de la masa glaciar podría salvarse: no lo suficiente como para evitar nuevos desastres como el de Blatten, pero una esperanza dentro de la crisis global.