Christian, a la derecha, y dos de sus hijos y el baño de 'la casa de los horrores' de Oviedo, a la izquierda.

Christian, a la derecha, y dos de sus hijos y el baño de 'la casa de los horrores' de Oviedo, a la izquierda. 1m1z39

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El reino de terror de Christian en el chalé de Oviedo: sus hijos sufrían "estreñimiento severo" porque no les dejaba ir al baño 1s3a3u

EL ESPAÑOL confirma por fuentes de la investigación que aún no se ha encontrado el libro de familia del matrimonio y de sus tres niños, a los que instalaron máquinas de ozono para purificar el oxígeno las 24 horas del día. 6f733g

Más información: Christian, el filósofo alemán que se encerró con su mujer e hijos en Oviedo tras el COVID: "Les daba medicación con THC" x6968

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Christian se presentaba a las empresas como un gestor de recursos humanos "independiente" y "experimentado", con bagaje profesional en una startup de software y en sectores como la industria farmacéutica y las ciencias biológicas. Pero parece que su labor en la gestión de equipos de personas excedía su faceta profesional, ya que Christian también llevaba la voz cantante en la 'casa de los horrores' de Oviedo, fijando las rutinas de sus tres hijos, desde que los enclaustró en octubre de 2021, cuando se instalaron en esa casa procedentes de Alemania.

"Daba la impresión de que todo lo dirigía el padre", tal y como subrayan fuentes de la investigación a EL ESPAÑOL. De hecho, el cabeza de familia era el encargado de recoger la compra y el único que podía salir al majestuoso porche de esta casa donde se alojó el futbolista Susaeta, en su etapa en el Real Oviedo, para disfrutar brevemente del aire fresco, del sol y de interactuar con algún ser humano ajeno al círculo familiar. En este caso, con los empleados del Mercadona o del supermercado Alimerka.

"Parece ser que también era el encargado de cocinar porque en el armario de la cocina había un cartel con un mensaje en inglés que la madre le dirigió al padre: 'Si tú te frustras con los niños, te frustras como padre. Prohibido gritar'". Tal mensaje desliza el aparente perfil autoritario de Christian S. (Hamburgo, 1972), situándole un escalón por encima de su esposa, M.A.S., de 48 años, para imponer rutinas disparatadas a tres criaturas, como horarios para disfrutar de un poco de luz solar o para acceder a algo tan básico como el cuarto de baño.

"Los menores tenían un horario para ir al aseo y un número máximo de veces al día porque el resto del tiempo debían llevar pañales", según detalla la citada fuente de la investigación. Tal restricción les provocó a los gemelos, de 8 años, y a su hermano mayor, de 10, que les detectasen "un estreñimiento severo" y presencia de "heces en los intestinos" durante el primer informe médico que les hizo un pediatra, tras ser rescatados por la Policía Local de Oviedo, debido a que se aguantaban sus necesidades durante horas para no hacérselo encima como los bebés.

Un policía local de Oviedo, este lunes, tras la liberación de los niños de la casa de los horrores que sus padres habían alquilado en  Fitoria.

Un policía local de Oviedo, este lunes, tras la liberación de los niños de la casa de los horrores que sus padres habían alquilado en Fitoria.

"Los padres aseguraban que sus hijos no sabían controlar sus esfínteres, pero se ha demostrado que eso es falso en el informe del pediatra". Tampoco sufrían las "graves cardiopatías" a las que aludieron los progenitores, para justificar el traslado de sus hijos desde Alemania para encerrarlos en un casoplón que se convirtió en una jaula. "Estaban obsesionados con que sus hijos tenían patologías graves y se iban a morir por la pandemia". Prueba de ello es que en la casa había máquinas de ozono para purificar el oxígeno que respiraban y los críos lucían una triple capa de mascarillas contra el coronavirus.

"Al menos, se detectaron 5 o 6 aparatos para mejorar la calidad del aire que funcionaban las 24 horas del día en el cuarto de matrimonio, en las dos habitaciones de los menores, en el salón...". El consumo de energía era alto, pero el de agua era disparatado: "Gastaban tres veces más de lo habitual en una familia convencional, hasta el punto de que la dueña de la casa llegó a pensar que tenía una avería en la red de abastecimiento".

Este último dato resultó inquietante para la Policía Local porque "solo bebían agua embotellada", lo que denota la obsesión por la salud que tenían los padres. Nada que ver con la dejadez con la limpieza porque durante el registro de la casa se encontraron "una barbaridad de garrafas de agua vacías"; "compresas y tampones debajo de la cama de matrimonio"; el cuarto de baño de invitados lo convirtieron en el vertedero para los pañales con orina y heces de los niños; el aseo de la habitación de los gemelos lo ocupaba un gato tuerto con un tumor...

De modo que si todo ese agua no era para beberla ni para limpiar, puede que fuera para ducharse de manera compulsiva para evitar cualquier patógeno por pequeño que fuera. A lo largo de 1.200 días interminables, estos tres chiquillos, dos de 8 años y uno de 10 años, no han tenido a unas simples zapatillas o a ropa: "Solían ir en pijama y con calcetines como los de los parques de bolas infantiles". Un tipo de calcetín antideslizante e higiénico, lo que denota una vez más la fijación por proteger la salud de los menores, sin pensar que semejante encierro podría estar haciendo bicarbonato la infancia y la salud mental de unos críos.

"Todas las persianas de la casa estaban cerradas, excepto las de las dos habitaciones de los chiquillos que podían estar abiertas, exactamente, hasta la mitad de la ventana". Pero había toque de queda para otear el mundo a través de un cristal y recibir un mínimo de los beneficios que tiene la luz solar: "A las cinco y diez de la tarde, todos los días, los niños debían bajar las persianas de sus cuartos".

El aseo del cuarto de los gemelos, de 8 años, era el habitáculo para el gato de la familia que tenía un tumor y vivía entre excrementos.

El aseo del cuarto de los gemelos, de 8 años, era el habitáculo para el gato de la familia que tenía un tumor y vivía entre excrementos.

Los investigadores sospechan que el cabeza de familia ejercía de macho alfa y fue el que supuestamente gestionó desde Alemania, la entrada clandestina en suelo español tanto de su esposa como de sus tres hijos menores de edad. Todo ello, debido a que ó con una empresa de Madrid que le tramitó su NIE, su alta de autónomo, para teletrabajar como freelance de recursos humanos, así como el alquiler de un chalé en Toleo: una parroquia del concejo de Oviedo, con 155 habitantes para los que este alemán era un guiri haciendo turismo.

Llegado este punto de la investigación vuelve a cobrar interés el currículum que Christian publica en Linkedin y donde expone que desde 1992 hasta 2003, cursó sus estudios en la Universidad de Hamburgo, doctorándose en Filosofía, además de sacarse un título de Pedagogía que le permitía impartir clases en centros de enseñanza. Este último dato se podría conectar con el supuesto motivo por el que el cabeza de familia y su mujer decidieron instalarse en España, sin empadronar ni matricular en ningún colegio a unos niños que estaban en edad escolar.

"Parece que después del confinamiento por la pandemia de coronavirus, cuando se recuperaron las clases presenciales, el matrimonio pidió al colegio que sus hijos siguieran formándose en casa, sin acudir al aula, incluso que ellos mismos le impartiesen las asignaturas", tal y como apunta una fuente de la investigación. El centro les respondió que informarían a los servicios sociales, si sacaban del sistema educativo alemán a los menores, y esa advertencia, unida a la aparente psicosis con el Covid que anidó en este matrimonio, pudo ser el detonante de su mudanza a la 'casa de los horrores' en el concejo ovetense de Toleo.

De hecho, durante el registro, los policías locales descubrieron que el cuarto de invitados que había en la primera planta lo habían convertido en un aula, colocando una mesa, tres sillas, libros de anatomía humana, un mapamundi... "Era como una sala de estudios porque los niños sabían leer, escribir, se expresaban bien, el idioma con el que se comunicaban en casa era el inglés, incluso el hermano mayor dominaba palabras en castellano". También dibujaban bien porque había dibujos en todas las paredes de las dos plantas: "Uno de mamá y papá con un corazón; de toda la familia; de la Navidad, un mapa con las capitales de cada país...".

Además, se detectaron ilustraciones abstractas, incluso un monstruo en una de las cunas para bebés donde dormían los gemelos con 6 años, que serán analizados por la Guardia Civil, por si revelasen algún tipo de afección psicológica. Lo que está claro es que estos tres hermanos, a diferencia de los niños de su generación, no tenían a internet ni a entretenimientos digitales, como una videoconsola, todo era analógico: "Había juegos de mesa", "juegos didácticos de enseñanza", "juegos en familia", "cómics", "muñecos de Playmobil"...

Una de las cunas para bebés donde dormían los gemelos, a pesar de tener 6 años.

Una de las cunas para bebés donde dormían los gemelos, a pesar de tener 6 años.

En toda la casa solo había un pequeño televisor, ubicado en la cocina, apagado y con el mando escondido. El único ordenador de la casa lo custodiaba Christian en su mesita, para teletrabajar, aunque últimamente llegaba mal y tarde al pago de las mensualidades del alquiler, debido a que posiblemente estaba más centrado en controlar a la familia que en sus quehaceres profesionales.

La Guardia Civil deberá trazar una línea de vida de los menores para aclarar cuestiones importantes, como su historial de vacunación, ya que la última vez que pasaron por una consulta médica fue en Alemania en el lejano año 2019. "Estamos hablando de que han pasado seis años, por aquel entonces, los gemelos tenían 2 años, y el hermano mayor, 4 años".

El cannabis de medicina h2v1s

Los tres niños también serán evaluados a nivel psicológico, para aclarar si padecen un trastorno por déficit de atención, después de que los padres confesaran que compraban en el mercado negro fármacos con THC, el principio psicoactivo del cannabis, para istrárselos a sus hijos para combatir una patología que aún no se sabe si realmente padecen. Eso se podría haber comprobado con una simple consulta a su historial clínico, pero lo cierto es que todavía no se ha encontrado ni un solo documento ni siquiera uno tan básico como el libro de familia.

La Policía Local logró liberar a tres inocentes niños de esta enrevesada imitación del mito de la caverna de Platón que generó Christian, catedrático en Filosofía, convirtiendo a sus propios hijos en aquel grupo de hombres prisioneros desde su nacimiento, con cadenas, con la supuesta ayuda de su esposa, una mujer con problemas de obesidad, por sus 140 kilos de peso que le provocaban tales rozaduras en su cuerpo, que acumulaba veinte botes de vaselina en su mesita.

La denuncia de una vecina de la casa de al lado fue providencial en esta terrible historia. Entre agosto de 2024 y marzo de 2025, esta señora tuvo la impresión de haber visto en un par de ocasiones a unos niños, mirando con curiosidad a la calle, desde la ventana de su cuarto que podían tener abierta hasta las cinco y diez de la tarde. Esta buena mujer se lo contó a la Policía Local de Oviedo que hizo vigilancias desde la vivienda de esta confidente, durante horas, varios días, hasta que fotografió a uno de esos niños asomado. Fue el principio del fin del reino del terror de Christian.