El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, habla junto al presidente Donald Trump, en la Oficina Oval de la Casa Blanca, en Washington, DC, Estados Unidos, el 21 de marzo de 2025.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, habla junto al presidente Donald Trump, en la Oficina Oval de la Casa Blanca, en Washington, DC, Estados Unidos, el 21 de marzo de 2025. Reuters 2n5j3u

América

La cúpula de Trump incluyó por error a un periodista durante días en un chat en el que se decidió el bombardeo de Yemen 6rg6x

Jeffrey Goldberg, editor de la revista The Atlantic, asegura que asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, le invitó a una conversación de Signal en la que se tomaban decisiones militares en Oriente Próximo.  492u56

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Jara Atienza
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Poco antes de las 14:00 horas del 15 de marzo, el mundo se enteró de que Estados Unidos estaba bombardeando objetivos hutíes en Yemen. Sin embargo, el editor de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, lo supo dos horas antes. No por arte de magia, sino porque la cúpula de la istración de Donald Trump lo había incluido por error en un grupo de Signal —un servicio de mensajería cifrada— donde se discutían los ataques contra el grupo armado respaldado por Irán.

"No pensé que fuera real, hasta que comenzaron a caer las bombas", relata el propio Goldberg en un artículo donde detalla cómo se convirtió en un observador en la sombra de las discusiones entre Pete Hegseth, secretario de Defensa de EEUU; el vicepresidente JD Vance, y el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz. En ese chat, intercambiaban información precisa sobre las armas, los objetivos y el cronograma de la operación militar. Y mucho más. 

Todo comenzó, siempre según la versión del periodista, el 11 de marzo, cuando Waltz le invitó a una conversación llamada Grupo pequeño de PC hutíes. En ella participaban un total de 18 personas que, según se anunció, formaban parte del comité de directores, un término que suele hacer referencia a los más altos funcionarios de seguridad nacional, incluidos los secretarios de Defensa, Estado y Hacienda, así como el director de la CIA. También estaban al tanto Steve Witkoff, negociador del presidente Trump para Oriente Medio y Ucrania, y Susie Wiles, jefa de gabinete de la Casa Blanca.

BREAKING: The Trump accidentally texted a journalist, Jeffrey Goldberg, from The Atlantic, their top-secret war plans on Yemen. Texts are below between Vance and Hegseth, in which the journalist was included. Imagine if Biden did this! So incompetent.

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— Krassensteins (@krassenstein.bsky.social) 24 de marzo de 2025, 17:56

En un principio, Goldberg consideró la posibilidad de que estos mensajes fueran parte de una campaña de desinformación. Dudaba, cómo no, de su autenticidad. "No podía creer que los líderes de seguridad nacional de EEUU se comunicaran por Signal sobre planes de guerra inminentes. Tampoco podía creer que el asesor de Seguridad Nacional del presidente fuera tan imprudente como para incluir al editor jefe de The Atlantic en tales conversaciones", sostiene en su texto. Sin embargo, al día siguiente, las cosas comenzaron a enrarecerse aún más.

"Estamos preparados para ejecutar, y si yo tuviera el voto final, creo que deberíamos", escribía el identificado como Hegseth, quien señalaba que el verdadero objetivo no eran solo los hutíes, sino restaurar la libertad de navegación —"un interés nacional fundamental"— y restablecer la disuasión —"que Biden destruyó"—. Desde el inicio de la guerra en Gaza, los hutíes han atacado más de un centenar de embarcaciones en el mar Rojo, una arteria esencial para el comercio mundial, ya que se estima que cerca del 12% de los intercambios internacionales pasan por esta vía.

"Detesto recatar a Europa" 4d321x

Minutos después, llegaba la respuesta del identificado como el vicepresidente de EEUU apoyando la decisión: "Si crees que deberíamos hacerlo, vamos", aunque mostrando ciertas reservas. "Detesto tener que rescatar a Europa otra vez", afirmaba. Esta queja no es nueva, ya que el gobierno de Trump, hostil hacia sus aliados al otro lado del océano, ha criticado en varias ocasiones a Europa por supuestamente beneficiarse económicamente de la protección de las rutas marítimas internacionales por parte de la Armada estadounidense. De hecho, este argumento también se ha utilizado en relación con el apoyo de Washington a Ucrania ante la invasión rusa.

Por ello, no es de extrañar que, unas líneas más abajo, Hegseth respondiera: "Comparto plenamente tu rechazo al oportunismo europeo. Es PATÉTICO. Pero Mike tiene razón: somos los únicos en el planeta (en nuestro lado del libro mayor) capaces de hacer esto. Nadie más se acerca. Es el momento oportuno".

A partir de este intercambio, Goldberg señala que ya no puede reproducir más detalles porque "la información contenida, de haber sido leída por un adversario de Estados Unidos, podría haber sido utilizada para perjudicar al personal militar y de inteligencia estadounidense, especialmente en Oriente Medio, área de responsabilidad del Comando Central", escribe el periodista.

El 15 de marzo, cuando las bombas comenzaron a caer sobre Yemen, los del grupo de chat expresaron su satisfacción con mensajes como "Excelente", "Buen comienzo" y "Buen trabajo". Fue entonces cuando el editor de The Atlantic llegó a la conclusión de que el grupo de Signal "era casi seguro real". Decidió abandonarlo, consciente de que su salida enviaría una notificación automática al creador del grupo, Michael Waltz. Sin embargo, al no recibir ningún mensaje de los participantes, decidió escribir un correo a todos los altos cargos preguntando por la veracidad de la información.

Horas después, asegura, Brian Hughes, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, le contestó confirmando la existencia del grupo de Signal. "Parece ser una cadena de mensajes auténtica, y estamos investigando cómo se añadió un número inadvertido a la conversación", respondió Hughes.

Por ahora, no hay ninguna otra fuente que corrobore la historia aparte de la publicación de Goldberg. No obstante, de ser cierta, se trataría de una grave filtración para la seguridad nacional de Estados Unidos. También evidenciaría la falta de cuidado de la istración Trump y, probablemente, constituiría un delito.