Pescadores en el puerto de Nuadibú, en Mauritania.

Pescadores en el puerto de Nuadibú, en Mauritania. Julio César Ruiz Aguilar 122s51

África

Mauritania, el país africano donde los 'moros blancos' explotan y deportan a los 'negros' que vienen a España 14kf

Se calcula que en lo que llevamos de 2025, las autoridades han expulsado del país a 18.000 ciudadanos afro-mauritanos. w3a3r

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Nuakchot (Mauritania)
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Forzosamente, un país con el doble de superficie que España pero con apenas el 10% de su población alberga una enorme diversidad de realidades. En Mauritania, las distancias se dilatan bajo el peso de la arena; la geografía, lejos de simplificarse, se fragmenta y se multiplica. Alcanzar un extremo del país puede llevar días o semanas porque no hay carreteras a las que aferrarse. La capital, Nuakchot, da la impresión de no tener límites. No hay montañas, ríos o cultivos que la restrinjan. Por eso se extiende plana, casi aplastada, con edificios bajos y patios anchos, y las callejuelas atestadas de tráfico.

Pese a su escasa población, las distancias, el desierto y su posición privilegiada como frontera entre dos mitades de África (el Magreb y el África Subsahariana) han provocado que este país africano contenga una multitud de etnias con rasgos físicos y culturales diferenciados.

Tres grupos principales forman esta nación: los llamados moros "blancos", o beydhanes; los árabo-bereberes, también conocidos como haratines; y los pueblos africanos no árabes, que están compuestos por una variedad de etnias que van desde los wolof hasta los peul, pasando por los soninké y los bambara. La historia de Mauritania es un rasgo común entre estos grupos, aunque sus roles en la sociedad y su distribución económica son diferentes. Lo han sido siempre y lo son hoy.

Antes de continuar, hace falta conocer un pellizco del pasado mauritano. Saber, por ejemplo, que la esclavitud no fue ilegalizada en el país hasta 1981, pero que no fue penalizada hasta 2007. Que los esclavos eran en exclusiva mauritanos procedentes de etnias negras y los árabes blancos eran los amos indiscutibles.

Hace pocos años, entre 1989 y 1991, las autoridades mauritanas llevaron a cabo una serie de deportaciones masivas que expulsaron a Mali y a Senegal a entre 70.000 y 100.000 negros, algunos de ellos mauritanos, que fueron despojados de su nacionalidad antes de ser expulsados. En ese periodo de tiempo, se calcula que entre 500 y 1.000 militares de etnias negras (las cifras varían según las fuentes) fueron ejecutados y enterrados en fosas comunes a lo largo del país, en lo que se considera la mayor purga de la historia reciente de Mauritania.

En Mauritania existe un sistema estructural de distinciones étnicas que hoy continúa. La dinámica es sencilla: los árabes blancos ocupan los puestos de poder económico y político, los haratines cabalgan sobre la frontera de la pobreza y las poblaciones negras ocupan el escalón más bajo de la pirámide. Un informe publicado en julio de 2023 por el Relator Especial de Naciones Unidas, Tomoya Obokata, especificaba que "la esclavitud por ascendencia continúa existiendo en Mauritania, junto con formas contemporáneas de esclavitud y otras prácticas análogas a la esclavitud".

Basta mirar una fotografía del actual Gobierno mauritano para comprender la dinámica. Sólo un 20% de sus pertenece a etnias negras, pese a suponer estas más del 30% de la población. De la misma manera, nunca ha habido en Mauritania un presidente que no sea beydhane. En general, los beydhanes imponen sistemáticamente obstáculos a los haratines y afro-mauritanos que aspiran a mayores cuotas de poder, incluyendo manipulaciones legislativas que cumplan con sus objetivos.

El presidente de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, y su homólogo de Mauritania , Mohamed Ould Ghazouani,

El presidente de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, y su homólogo de Mauritania , Mohamed Ould Ghazouani, Reuters

Por ejemplo, en las mismas fechas del siglo pasado en que se llevó a cabo la expulsión de extranjeros y afro-mauritanos, el Gobierno concedió además la nacionalidad mauritana a miles de árabes saharauis, según denunciaron múltiples organizaciones. Esta medida pretendía diluir la proporción de población negra y aumentar a cambio el número de árabes blancos, dado que los saharauis comparten idioma (hassanía), religión (islam suní) y costumbres tribales.

Asimismo, mientras que cientos de militares negros fueron ejecutados, muchos jóvenes saharauis fueron reclutados en las Fuerzas Armadas, lo que aumentó el peso de los beydhanes en el aparato militar frente al resto de las etnias. Todavía hoy se sigue ofreciendo la nacionalidad mauritana a los saharauis.

De hecho, la organización Humans Rights Watch indicó recientemente en otro informe que "las autoridades han utilizado leyes represivas sobre difamación, difusión de información falsa, ciberdelincuencia y blasfemia para procesar y encarcelar a defensores de derechos humanos, activistas, periodistas y blogueros".

Este detalle es importante porque la nueva legislación permite apartar a aquellos activistas que se revuelvan contra el orden social existente. Para muestra, el caso de Ahmed Samba Abdellahi, un exinspector de Hacienda y activista antiesclavista de la organización IRA-Mauritania. Abdellahi fue arrestado en enero de 2025 tras criticar en redes sociales la corrupción del sistema político mauritano y la discriminación hacia descendientes de esclavos. Todavía hoy sigue en prisión.

"Ser negro antes que mauritano" 1bb3s

Los trabajos más físicos (como la construcción, la agricultura o la pesca) son realizados casi exclusivamente por las etnias negras, ya sean negros mauritanos o procedentes de otros países de la región. EL ESPAÑOL entrevistó en Nuakchot a varios trabajadores de la construcción, senegaleses y mauritanos, que explicaron que su sueldo rondaba los 10 euros diarios, pero que no tienen ningún tipo de seguro o de prevención de riesgos laborales que proteja su integridad física. Mahmoud, un obrero senegalés que trabajaba cerca de la sede de la Organización Internacional para los Migrantes (OIM), indicó que "si tienes un accidente, te tiran a la calle y buscan a otro", y añadió que "muchas veces no te quieren pagar".

Estos casos son los más delicados. La mayoría de los jueces, fiscales y policías mauritanos pertenecen los beydhanes, igual que los dueños de las constructoras, lo que contribuye a la impunidad en los casos de abusos laborales. Los afro-mauritanos tampoco tienen opciones mucho mejores. Un albañil nacido en Nuakchot de etnia soninké reconoció que "ser negro pesa más que ser mauritano", a la vez que criticó los favoritismos del sistema. En sus palabras, "los blancos saben menos francés que nosotros, muchos ni siquiera tienen títulos, y aun así obtienen la mayoría de los puestos istrativos".

Pescadores en el puerto de Nuadibú, en Mauritania.

Pescadores en el puerto de Nuadibú, en Mauritania. Julio César Ruiz Aguilar

Además, muchos haratines y afro-mauritanos carecen de documentación oficial, lo que les impide en gran medida el a las garantías legales que debería gozar un ciudadano corriente. La organización mauritana Alliance des Orphelins Mauritaniens criticó en una investigación publicada en 2024 que el censo biométrico que se impuso en Mauritania en 2011 trae consigo importantes lagunas, dado que "el proceso afectó desproporcionadamente a los mauritanos negros y a los haratines. Muchos carecían de la documentación necesaria, como certificados de matrimonio o documentos nacionales de identidad de sus padres, para completar el proceso de registro".

En el caso de los extranjeros llegados de otros países subsaharianos, su situación irregular, más que habitual, impide el a abogados públicos, sistemas de traducción o sencillas apelaciones a los veredictos. La inexistencia de contratos, en definitiva, da pie a un cúmulo de abusos que forman una parte natural del sistema.

Esta cadena de injusticias empuja a que la práctica totalidad de los mauritanos que migran a España pertenezcan a etnias negras; la discriminación racial en Mauritania empuja a subir al cayuco, que recorre la ruta migratoria más peligrosa del planeta. La discriminación empuja al desarraigo, a la huida forzada y, en ocasiones, a la muerte en el océano. El Gobierno mauritano no publica estadísticas oficiales sobre distribución étnica, condiciones laborales por grupo racial ni cifras de esclavitud moderna, lo que dificulta la fiscalización institucional de estas realidades.

Casi el total de mauritanos que migran a España pertenecen a etnias negras

Es cerca de la costa donde puede encontrarse una representación física de la segregación racial que predomina en Mauritania. Los pescadores son en su mayoría negros. Ya sean mauritanos o senegaleses. Y una visita al barrio de los pescadores de Nuakchot muestra una realidad perturbadora: el barrio de los pescadores está rodeado por un muro y el muro lo custodia la gendarmería mauritana. Nadie entra o sale sin su permiso. No importa que seas extranjero o no. Eres negro. Y una excusa tan fácil como el color de piel es suficiente para encerrarte en tu propio hogar.

La segregación no entiende de números, aunque estos sean básicos para comprender la situación que se explica. Las etnias negras suponen una mayoría del sector pesquero (que aporta un 10% del PIB y que supone su fuente principal de exportaciones) y agrícola (15-20% del PIB), igual que conforman la mano de obra destinada a los sectores de la construcción y de la minería (35-42% del PIB).

Alrededor del 65% del PIB del país depende de forma directa de la mano de obra negra. Es decir, que ésta es crucial para sostener la economía del país. Sin embargo, los puestos de mayor relevancia en la construcción y la minería, también en el sector industrial, tal y como criticaba el obrero afro-mauritano, pertenecen de forma exclusiva a los beydhanes (un 25% de la población mauritana), que también cuentan con el monopolio del comercio a gran escala.

Nuevas deportaciones 3m3164

El futuro no muestra perspectivas mucho más esperanzadoras. El quid de la cuestión se encuentra en este caso en los acuerdos de inmigración firmados entre Mauritania y los países europeos. Acuerdos cuya cancelación ya solicitó este mes de mayo el parlamentario Ould Cheikh Mohamed Fadel. Cheikh Mohamed argumentó que el acuerdo "ha dado lugar a prácticas cuestionables, incluidas detenciones arbitrarias y deportaciones de migrantes subsaharianos, a menudo abandonados en zonas desérticas remotas".

Un informe publicado por Migration Control en 2021 puso el foco en una realidad interesante: que las redadas policiales destinadas a combatir la inmigración irregular siempre estaban dirigidas contra extranjeros subsaharianos y nunca contra, por ejemplo, marroquíes o saharauis; y que también se procedía a las detenciones arbitrarias de afro-mauritanos. Nuevamente, entra en juego la falta de documentación oficial en el caso de los nacionales pertenecientes a etnias negras. Al no tener papeles que acrediten su nacionalidad, los afro-mauritanos son susceptibles a ser considerados como extranjeros para luego ser deportados a Mali o a Senegal.

Se estima que para final de año, las autoridades habrán expulsado del país a 50.000 personas

Parece una odiosa repetición de los acontecimientos de finales de la década pasada. Según fuentes de la Policía Nacional española, lo que llevamos de 2025, las autoridades mauritanas han expulsado del país a 18.000 negros (extranjeros o no), mientras que se estima que alrededor de 50.000 serán deportados antes de que acabe el año. En apenas un año y medio, si los números son fiables, se habrá expulsado al mismo número de negros de Mauritania que en aquellas fechas fatídicas del siglo pasado. La diferencia en este caso es el apoyo de la Unión Europea por medio de sus políticas migratorias. Al final, el Gobierno mauritano recibió de Bruselas en marzo de 2024 hasta 210 millones de euros destinados a reforzar la gestión de sus fronteras.

En Mauritania existe un racismo estructural e infame, sostenido por la situación irregular de los subsaharianos y afro-mauritanos, las condiciones laborales abusivas, las políticas migratorias internacionales y los tejemanejes de una clase social y política que reúne la totalidad del poder. En palabras de Abubacar, un comerciante callejero de Nuakchot: "La élite nunca permitirá que los negros tengamos el poder. Al final, son ellos los que tienen todo el dinero".