
Un cajero automático y la sede del Banco de España en Madrid. 2r5e4k
Mari Paz: "Así recuperé los 2.900 euros que sacaron de mi cuenta y que el banco no me quería devolver" 275354
Esta mujer fue robada al descuido cuando salía de hacer la compra en un supermercado de Toledo. 2e174q
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Toledo capital, 6 de noviembre del pasado año, doce y media de la mañana. Mari Paz tiene 76 años y es una persona muy meticulosa. Acaba de comprar en el supermercado de su barrio y sube a su coche, estacionado en el aparcamiento. Deja sobre el asiento del copiloto la bolsa con la compra, una mochila con ropa de deporte y el bolsito donde lleva el teléfono móvil, las llaves de su casa y la cartera, con poco más de 100 euros y la tarjeta del banco dentro.
Arranca su turismo gris claro y, de repente, un vehículo grande y oscuro se atraviesa delante. Una mujer con unas uñas de porcelana muy largas y con filigranas pintadas saca una mano por la ventanilla del conductor. Está a contraluz, lleva un teléfono y pregunta por algo que Mari Paz no logra entender. Le insiste y Mari Paz baja de su vehículo para ayudarla. Apenas se tiene que desplazar un metro.
La mujer se empeña en que mire el teléfono y le pregunta si hay en la zona una ferretería para comprar un taladro. Ante su empecinamiento, Mari Paz le repite varias veces que tiene que desplazarse hasta la autovía de Madrid, donde hay centros comerciales.
Robo consumado 572a7
La mujer finge que se da por convencida y se marcha en su vehículo mientras Mari Paz se gira para subirse a su coche, arranca y sale del aparcamiento. Ha recorrido solamente unos metros cuando se acuerda del bolso. Mira y no está. Gira en la primera rotonda que se encuentra y regresa al supermercado, donde informa si alguien ha visto cómo le han robado el bolso. Nadie se ha dado cuenta.
Angustiada, Mari Paz se va a casa y se lo cuenta a su marido. Él trata sin éxito de comunicar con su entidad financiera para anular la tarjeta bancaria de su mujer, mientras que su vecino, un antiguo policía nacional, llama al 091 y agentes de la comisaría se personan en la vivienda de Mari Paz. Ella logra bloquear su teléfono por medio de su tableta, en tanto que su esposo consigue al fin anular la tarjeta del banco en un teléfono que los policías le han facilitado.
Pero es demasiado tarde. Los delincuentes han sido capaces en minutos de cambiar el pin y el límite de la tarjeta bancaria de Mari Paz, ya que tienen su teléfono. Han pasado de 1.000 a 3.000 euros y realizan varias extracciones en un cajero automático a 20 kilómetros, en un pueblo junto a la autovía Madrid-Toledo. Roban en total 2.900 euros.
Seis extracciones 4q2o48
Mari Paz no lo sabe todavía y presenta la denuncia en la comisaría de Toledo, donde una mujer que se identifica como inspectora jefa les sobresalta con su comportamiento. Mari Paz no acierta a dar una descripción porque la delincuente estaba a contraluz y solamente recuerda un perfil. Para entonces, ya ha atado cabos: seguramente, mientras hablaba con la mujer, su compinche le hacía señales para que la entretuviera hasta consumar el robo de su pequeño bolso al descuido.
Ya anochecido, su marido confirma la sustracción de 2.900 euros en seis extracciones: cuatro de 600 cada una; una de 400 y otra de 100. Entonces el pesar de Mari Paz se agrava y al día siguiente se acercan a la comisaría para ampliar la denuncia.
En su entidad financiera les dicen que Mari Paz no ha custodiado debidamente la tarjeta bancaria y el dinero se había extraído correctamente utilizando contraseñas y el pin, que ella no llevaba escrito entre sus pertenencias. Por eso el matrimonio quiere saber cómo los ladrones lo han logrado. Sin embargo, la entidad les da la callada por respuesta.
Consejo 4e6b4
El banco tampoco les devuelve el dinero, pasan los meses y el desánimo de Mari Paz va en aumento. Aunque es una persona que siempre transmite tranquilidad, se le nota muy alterada, con los nervios a flor de piel y tiene algún ataque de ansiedad, por lo que toma ansiolíticos para coger el sueño.
Desde Ávila, un policía nacional se pone en o con la pareja porque en esa ciudad se ha cometido un delito con las mismas características. Quiere hablar con ellos, ya que sospechan que pueden ser los mismos delincuentes.
Mientras, un vecino del matrimonio telefonea a una policía nacional experta en estafas y es la que les abre los ojos: "Que acudan al Banco de España". Entonces, con la denuncia y los documentos que acreditan la fechoría, se presentan en su sede de la madrileña calle de Alcalá (en Toledo cerró el 31 de mayo de 2011) y formulan una reclamación.
A los dos días, el banco de Mari Paz contesta de una manera sui géneris, con una serie de números y colores a modo de referencias que ella no entiende. Tampoco su marido, también de 76 años. Y la entidad sigue sin dar su brazo a torcer: niega que haya habido un resquicio en su sistema de seguridad.
El matrimonio continúa sin saber cómo los ladrones pudieron quitarles tanto dinero de un cajero y, sobre todo, cómo pudieron aumentar el límite de la tarjeta. Contrariados, regresan a la sede del Banco de España en Madrid y aportan otro documento que han encontrado mirando en los cajones: en el contrato de la tarjeta bancaria se recoge que el límite se había establecido en 1.000 euros. Vuelven a salir satisfechos con el trato recibido y les toca esperar.

Escrito del Banco de España amparando a Mari Paz.
Un mes después, el Banco de España les contesta: "Estimamos que la entidad habría vulnerado los criterios de buenas prácticas y usos financieros que han de regir su actuación". Y sobre el exceso del límite de crédito, "la actuación de la entidad reclamada es contraria a los buenos usos y prácticas financieras, al no haber aportado información sobre ello y por no haber asumido el exceso del mismo".
Ante esa carta, su banco comunica inesperadamente a Mari Paz que van a devolverle 1.900 euros. Reciben la noticia comiendo en el mítico bar Casa Chupa Ovos (chupar huevos), que abrió sus puertas en 1960 en A Guarda (Pontevedra) y en la actualidad es todo un referente gastronómico en Galicia. Gracias a la reclamación en el Banco de España, días después reciben el resto del dinero, 1.000 euros, cuando la víctima ya lo había dado por perdido.
Gino F. C. 1w5l32
Faltan dos semanas para que Mari Paz declare como testigo en el Juzgado de Instrucción número 3 de Toledo en una causa abierta contra un hombre, Gino F. C., por un delito de estafa. Ella desconoce si está relacionado con su caso y en el juzgado ve una fotografía de las uñas de una mujer, que podría ser la ladrona, y una fotografía del denunciado.
Desde la comisaría de la Policía Nacional en Ávila le dicen que Gino es conocido, y Mari Paz teclea su identidad completa en Google. Encuentra una reseña periodística fechada hace 18 años, el 11 de mayo de 2007. En ella se informa de que detectives de la División de Investigación Criminal en Perú (Divinrob) arrestaron en Lima al agente de seguridad de la empresa Prosegur Wilder N. H. (de 30 años), junto a sus compinches Ángel S. E. (30) y Gino F. C. (27).
Siete días antes, esta banda había asaltado el Instituto Superior Tecnológico Daniel A. Carrión, una de las instituciones más prestigiosas del país sudamericano, y se llevó 39 computadoras y proyectores multimedia por un valor de 35.000 dólares. "La policía determinó que el vigilante les abrió la puerta y dio información a los demás de la organización delictiva", para que entraran "sin problemas al local" durante la noche, se lee en la noticia.
A día de hoy, Mari Paz no sabe oficialmente si el tal Gino tiene algo que ver con su caso. Y tampoco su banco les ha dado alguna explicación de cómo una mujer con las uñas largas y de porcelana, acompañada de al menos un compinche, pudo burlar su sistema de seguridad.