El colaborador de televisión y escritor Bob Pop. Foto: Argumentaria

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Letras

Bob Pop publica un libro sobre su enfermedad: "Al estado de bienestar le queda mucho para merecer ese nombre" m3g3q

El escritor y colaborador de televisión presenta un poemario en el que dialoga con los textos que escribió cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple hace 27 años. 3s6d3a

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En 1998 y sin llegar a los 30 años, a Roberto Enríquez (Madrid, 1971), más conocido como Bob Pop, le diagnosticaron esclerosis múltiple, una enfermedad de causa desconocida en la que el sistema inmune ataca las vainas de mielina —capas protectoras de los nervios—. Los síntomas dependen en buena medida de la parte del cuerpo afectada, y van desde el entumecimiento y la debilidad muscular a la pérdida de visión.

En 2019, Bob Pop hizo pública su enfermedad en el late night show presentado por Andreu Buenafuente En el aire, donde era colaborador habitual. Durante ese intervalo de 21 años, su enfermedad pasó de ser una posibilidad a una rotunda certeza, "una especie invasora que lo domina todo", según explica a El Cultural.

Fue hace 27 años, cuando todo era un cúmulo de incertidumbres, desconcierto y esperanza porque no fuera a más, cuando Bob Pop publicó De cuerpo presente (La uÑa RoTa, 1998), una aglomeración de versos escritos con urgencia y perplejidad ante un mundo desconocido. Ahora, el escritor y colaborador de televisión, que en breves participará en el magacín vespertino de TVE La familia de la tele, trae de vuelta este poemario, al que añade nuevos poemas que dialogan con las palabras de aquel joven aterrorizado.

Pregunta. ¿Qué es lo que le ha hecho volver a estos poemas 27 años después?

Respuesta. Es un poemario que ni siquiera tenía yo, porque lo fui regalando. Cuando me ofrecieron reeditarlo acepté con la condición de que pudiera aportar algo nuevo, responder con este tiempo que ha pasado sobre esas palabras con mi cuerpo y mi cabeza actual. Fue muy interesante para mí reencontrarme con esa poesía del pasado y modularle desde el presente.

P. ¿Qué es lo que sintió cuando se sentó ante esos poemas?

R. Sentí mucho respeto hacia mi enfermedad. Me pareció que los poemas captaban muy bien lo que recordaba haber sentido en ese momento y que, sobre todo, eran muy respetuosos con el lenguaje y la poesía. Siempre me ha dado mucho miedo utilizar la enfermedad como un panfleto. Hay que tener mucho respeto al formato, da igual lo que hagas, teatro, televisión... y saber cómo contar las cosas para mostrar una deferencia al público sin autoexhibicionismos o pornografías de la autosuperación.

Portada de 'De cuerpo presente' (La uÑa RoTa, 2025)

Portada de 'De cuerpo presente' (La uÑa RoTa, 2025)

»Me sorprendió ver que, pese a que había digerido con dificultad la situación que me había tocado vivir, lo que después vomité en el papel era respetuoso. Luego, cuando me volví a enfrentar a los poemas 27 años después, quise hacerlo del mismo modo, sin autocompasión, sin riesgos innecesarios.

P. Aun así, al contraponer los poemas de entonces con los de ahora, sorprende ver el nihilismo con el que aborda la enfermedad entonces y el canto a la vida que se lee entre líneas en la poesía que ha escrito este año...

R. Lo que hay es una pérdida de miedo. La poesía de hace 27 años es una serie de balbuceos e incertidumbres. En la segunda parte, la de ahora, se convierte en una celebración en la que se dice: "Esto es lo que estaba por venir y lo estamos disfrutando".

»También en el primer libro hay un agradecimiento porque se me obligara a ocupar un lugar que nunca hubiera ocupado de modo voluntario. Eso, para alguien que escribe desde un punto de vista y desde un tono era una posición privilegiada dentro de la mierda. Era un reto al que tenía que responder, y tenía que responder escribiendo.

»La primera parte de este poemario está escrita por un cuerpo joven al que le han diagnosticado algo que todavía no se ha manifestado. Es un cuerpo que cree que escribe con la cabeza. 27 años después, ese cuerpo está incapacitado para la escritura. Cada gesto de escritura es dolor, hay que prepararse mucho, hay que esforzarse para que el cuerpo aguante. Esta segunda parte está escrita por el cuerpo. Es algo que me enseña la enfermedad, que la escritura es, ante todo, un acto motor.

P. Volviendo al año 98, ¿cómo fue el momento en el que recibe el diagnóstico? ¿Cuánta información había disponible en España sobre esta enfermedad?

R. La esclerosis múltiple era una enfermedad de la que apenas se sabía nada. Tuve la enorme suerte de que el diagnóstico me lo hizo un neurólogo hijo del filósofo Emilio Lledó. Me explicó todo lo que se sabía de la enfermedad y en lo que podía desembocar. No se me explicó la enfermedad que tenía, sino la enfermedad que podía llegar a tener y cómo podría afectarme en el futuro. Recuerdo perfectamente cómo me ofreció unos gráficos en la mesa de su consulta con las diferentes posibilidades de desarrollo de la enfermedad. En ese momento era eso, una posibilidad, una incertidumbre que no sabía cómo se iba a manifestar.

»Hasta ese momento era una enfermedad que se había diagnosticado en las autopsias. Hasta que no hubo resonancias y otros métodos de detección, no se supo que había más gente de lo que se pensaba con esclerosis múltiple. A partir del diagnóstico del doctor Lledó empecé a trabajar con él y con un psicoterapeuta en base a la incertidumbre y lo que podría pasar de ahí en adelante. En ese momento era algo que incluso era aparatoso de revelar porque no había síntomas o se confundían con una mala noche o con achaques de la edad. Pero poco a poco se notan de forma más clara. En los poemas que escribí en 1998 pretendía, y creo que lo conseguí, aferrarme a esa incertidumbre y ponerla en palabras. Los escritos en 2025 son totalmente distintos, ya no son brotes como antes, sino una progresión inexorable de la enfermedad a la que me voy acomodando.

"Esta segunda parte está escrita por el cuerpo. Es algo que me enseña la enfermedad, que la escritura es, ante todo, un acto motor"

P. ¿Estamos en un estado de bienestar?

R. Al estado de bienestar le falta mucho para merecer ese nombre, sobre todo en lo que se refiere a personas con enfermedades que las convierten en dependientes. Pero no solo en España. Creo que hay un problema con el sistema cultural en el que vivimos de frenesí, turbocapitalismo e hiperproductividad. Yo tengo la suerte de que elegí un oficio en el que, pese a que necesito mi cuerpo, trabajo sobre todo con mi cabeza, y mi cabeza, por suerte, no está mal por ahora. De haber elegido otro tipo de carrera profesional menos flexible, no podría hacer nada de ese trabajo. Me encantaría que todo fuera más fácil.

P. En uno de sus nuevos poemas, confiesa desear que dentro de 27 años le homenajeen leyéndole en actos públicos, algo similar a lo que ha ocurrido estos días en la RAE con Antonio Machado. ¿Es usted vanidoso?

R. Sí, sí que lo soy, pero no en lo que hago. Ni siquiera soy un vanidoso individualista. Soy un vanidoso coral. Siento ese deseo de reconocimiento posterior, pero a nivel colectivo. En ese poema hablo de un homenaje a todos los que no llegamos a ese momento, a los que no logramos sobrevivir al tiempo. Hemos conseguido llegar a un lugar muy interesante en cuanto a nuestra convivencia, nuestros derechos, nuestra ayuda y solidaridad... que me hace sentirme muy orgulloso y vanidoso. Pero no por mí, sino porque lo que hago, lo hago porque me envuelve un sistema de afectos maravilloso que me lleva hasta ahí. De eso sí que me envanezco.

P. Este mes empieza a trabajar en un magacín encabezado por Belén Esteban y María Patiño en TVE, hay quien mira mal este tipo de espacios y consideran que son inadecuados o sensacionalistas, ¿usted qué opina?

R. Como espectador, pienso que este tipo de contenido tiene un nivel de innovación muy alto. La televisión contemporánea sería impensable sin todas las puertas y ventanas que abrió Sálvame. Aquel fue un programa que puedo criticar a toro pasado, sí, pero sobre todo porque llegó a tener un mensaje neoliberal terrible que decía: "Llegada una edad, guárdate la dignidad si quieres mantener tu trabajo." Eso me asustaba, que se viera a periodistas con una trayectoria importante humillándose para poder conservar su silla.

»Pero, por otro lado, todo su trabajo sobre la pandemia, la actitud que tuvieron frente al auge de la ultra derecha... ahí encontré mensajes muy interesantes que fueron un refugio para mucha gente. Luego, además, todo ese desprecio que se ha hecho respecto al público de este tipo de contenido, las señoras mayores que lo ven en su casa, es un enorme prejuicio. Todas esas mujeres son las que después llenan los clubs de lectura, van al cine y al teatro, y sostienen el mercado editorial. En ese sentido, me fascina la figura de Belén Esteban en sus redes sociales como devoradora de eventos culturales. Nos construimos también de eso.