
Battsooj Uurtsaikh, a la derecha, interpreta a Ulzii 68w2r
'Si yo pudiera hibernar (hasta que todo pase)': un tierno relato de autosuperación 5w46c
La primera película mongola en participar en Cannes evita en todo momento caer en el tremendismo, pese a todas las contrariedades que atraviesan los personajes. 4o2s6i
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Ulzii (Battsooj Uurtsaikh) es un joven adolescente, el mayor de cuatro hermanos. Todos ellos viven con su madre, viuda y analfabeta, en las afueras de Ulán Bator, apiñados en una carpa circular que apenas les protege del frío (proveerse de carbón y leña es uno de los mayores problemas que enfrentan).
La hostilidad climática, la falta de trabajo y el alcoholismo materno son los síntomas de una vida dura que nada tiene que ver con las comodidades que ofrece el núcleo urbano de una metrópolis en perpetua expansión, una de las muchas disimilitudes que la película muestra ofreciéndonos constantes comparativas: las blancas intemperies del extrarradio frente al empuje vertical del skyline de la capital, los remedios ancestrales frente a la medicina… En ese sentido guarda no poca relación con la también interesante City of Wind (Lkhagvadulam Purev-Ochir, 2023).
Las opciones para que la familia pueda hacer frente a tan adversa cotidianidad pasan por el talento para la física de Ulzii, cuya participación en un concurso nacional puede reportarle una beca para seguir estudiando, además de ingresar una pequeña cantidad de dinero que le serviría para ayudar a los suyos.
La otra alternativa, que se consuma alcanzado el ecuador de la película, no es otra que la marcha de la madre al campo, cargando con el pequeño de los hermanos, a la búsqueda de las oportunidades laborales que la urbe le niega. Esa decisión dejará a Ulzii como inexperto cabeza de familia, con dos hermanos a los que atender y una competición académica que preparar.
Pese a tanta contrariedad, la debutante Zoljargal Purevdash (Ulán Bator, 1990) evita en todo momento caer en el tremendismo. La película brinda vías de escape a su protagonista –los momentos de diversión con sus amigos, las secuencias de montaje musicadas– y huye de un determinismo social avasallador, tal y como demuestra la ayuda de sus ancianos vecinos, siempre dispuestos a arrimar el hombro de manera desinteresada. Si yo pudiera hibernar, primera película mongola en participar en Cannes, combate la implacabilidad del entorno con altas dosis de bondad.
El abandono de la vida rural a la búsqueda de un futuro mejor en la ciudad resultó ser una quimera, y el regreso al campo ya no es una opción, toda vez que el padre fallecido vendió el ganado para poder iniciar ese exilio interior.
Esa situación de bloqueo, en la que la educación se plantea como posibilidad única de un porvenir mejor, se plasma en el modo en el que Purevdash filma la descomposición familiar. Mediante el uso del foco y utilizando un espejo situado en el interior de la carpa circular en la que se hacina la familia, la directora desestructura el hogar y muestra la distancia que existe entre madre e hijo, consumada tras la marcha de la primera.

Una imagen de 'Si yo pudiera hibernar'
En esta película sin antagonistas, en la que tampoco se ofrece una lectura profunda de los fallos sistémicos que abocan a la familia a tan delicada situación, el drama por la supervivencia cristaliza en un tierno relato de autosuperación.
Si yo pudiera hibernar (hasta que todo pase) 122d6c
Dirección y guion: Zoljargal Purevdash.
Intérpretes: Battsooj Uurtsaikh, Tuguldur Batsaikhan, Nominjiguur Tsend, Batmandakh Batchuluun.
Año: 2023.
Estreno: 30 de mayo