Merz y Zelenski, en Berlín, el pasado miércoles.

Merz y Zelenski, en Berlín, el pasado miércoles. Liesa Johannssen Reuters 671j49

Europa

Merz rompe con la Alemania indecisa de Scholz, producirá misiles en Ucrania y eleva el tono para nerviosismo de Putin 3i2y3x

El tema más espinoso de la reunión del miércoles entre Zelenski y el canciller fue el envío de los misiles Taurus. Scholz lo impidió. Merz juega con la ambigüedad. qo9

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Volodímir Zelenski fue recibido con honores militares el pasado miércoles en Berlín. La jornada obligaba a pensar, con los misiles y drones rusos aterrorizando a las ciudades ucranianas, que los periodistas traerían noticias frescas a las redacciones. Sucedió, a medias.

El canciller Friedrich Merz aprovechó la visita oficial del líder ucraniano para anunciar el envío de 5.000 millones de euros de ayuda adicional a Kyiv, lo que ya estaba comprometido por su predecesor. El socialdemócrata Boris Pistorius, ministro de Defensa y candidato al liderazgo de su partido, para verse con su homólogo Rustem Umerov, sonreír a las cámaras y echar unas firmas. Los documentos firmados incluyen, por ejemplo, un acuerdo para producir misiles de largo alcance dentro de Ucrania y para el refuerzo de las defensas antiaéreas del país.

El diario Die Welt asegura que el paquete incluye alrededor de 400 millones de euros para la fabricación de drones ucranianos de largo alcance BARS y AN-196, y de drones interceptores Flamingo.

Scholz se marchó de la cancillería con un recuerdo amargo para Zelenski: la llamada a Putin para hablar de un plan de paz para Ucrania sin Ucrania. Merz cree en lo contrario. “Esto”, declaró en la rueda de prensa, “marca el inicio de una nueva forma de cooperación militar-industrial entre nuestros países”. En el Bundestag recibe las críticas de las fuerzas radicales por mantener su compromiso con una paz justa para Ucrania. “Quien afirme ahora seriamente que no hemos invertido lo suficiente en diplomacia”, añadió, “claramente no ha prestado atención en las últimas tres semanas”.

Lo que ha pasado en las últimas semanas son unas negociaciones en Estambul que las grandes cadenas celebraron como el primer encuentro directo entre los ucranianos y los rusos en tres años. Pero fue, como resaltan muchos analistas, un truco de Vladímir Putin para humillar al otro bando y ganar tiempo. A la espera, probablemente, de que el cansancio de Trump ante la falta de resultados lo lleve a desentenderse de la guerra. O lo que es lo mismo: que deje de compartir armas e inteligencia con los ucranianos más pronto que tarde.

Merz, de esta guisa, exigió a Rusia que se deje de juegos. “Si no lo hace ahora”, zanjó ante la atenta mirada de Zelenski, “estarán demostrando a la comunidad internacional que no tienen un interés real en las negociaciones”. Y si no lo hace se arriesgará a una nueva ronda de sanciones. Una nueva ronda de sanciones que los líderes europeos ya están negociando.

Otro “no” de Vladímir Putin a las negociaciones “tendrá consecuencias”, aseguró Merz. La posición de Berlín está muy lejos, ya se ve, de la de Washington. Merz aumenta la presión y promueve más sanciones. Trump, en cambio, presiona a los europeos para levantarlas. Con el Nord Stream 2, más de lo mismo. Berlín estudia meterlo en el próximo paquete y Washington quiere que el gas fluya como antes.

El tema más espinoso de la reunión bilateral fue el envío de los misiles Taurus. Los mejores que ofrece el mercado en Europa. La vieja demanda de Zelenski. Scholz bloqueó su transferencia a Ucrania cuando, en 2024, Estados Unidos, Francia y Reino Unido entregaron sus equivalentes. Merz prefiere el silencio y la ambigüedad. Quiere mantener en secreto los envíos. Los rusos, sospecha, se benefician de la transparencia europea.

Moscú delata nerviosismo. “Esto no es otra cosa que un intento de obligar a los ucranianos a seguir luchando”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Merz quiere ir más lejos que su predecesor, temeroso de que cualquier envío de armamento pesado a Kyiv provocara una escalada del conflicto y un descalabro en las urnas. Sólo lo segundo se demostró cierto.

Puede que haya otra razón para el secretismo. El portavoz de la CDU en materia de política exterior, Roderich Kiesewetter, tuiteó que es “el momento de comenzar finalmente la formación de los ucranianos en los sistemas Taurus y entregarlos” —en línea, por ejemplo, con el político democristiano Thomas Röwekamp, presidente del Comité de Defensa del Bundestag—.

Kiesewetter, no obstante, criticó la falta de determinación de Merz a la hora de enviar a Ucrania los Taurus, a pesar de que el canciller reafirmó el lunes la decisión de los aliados de levantar las restricciones a Kyiv para atacar en territorio ruso con los misiles occidentales.

“No hay señales de que Alemania vaya finalmente a entregar misiles de crucero Taurus, porque aún no veo unidad en la coalición ni voluntad política para responder de manera adecuada, firme y coherente a la masiva escalada de Rusia”, denunció el diputado de la CDU.

El ministro de Finanzas, Lars Klingbeil, negociador del acuerdo de coalición con la CDU de Merz, aseguró por su parte que “no hay ningún nuevo pacto que vaya más allá de lo que estableció el Gobierno anterior”. Es decir: no hay nada nuevo sobre los Taurus.

La descarga eléctrica en las relaciones germano-ucranianas no es una sorpresa, en cualquier caso. “Merz criticó durante mucho tiempo las vacilaciones de Scholz y ha pedido una ayuda militar más decidida”, explica Roman Sheremeta, rector de la American University Kyiv, a este periódico. “Es muy probable que Ucrania se beneficie de una entrega más rápida de armas, menos retrasos burocráticos, un impulso más fuerte a la adhesión de Ucrania a la OTAN y la Unión Europea, y una estrategia de comunicación más clara que vincule directamente la lucha de Ucrania con la seguridad de Europa”.

“Su desafío será convertir las promesas de campaña en una estrategia de gobierno coherente”, concluye Sheremeta. “Si logra consolidar el apoyo en torno a una política exterior basada en principios y mantener bajo control los conflictos dentro de la coalición, tendrá la oportunidad de demostrar que la unidad no requiere uniformidad, sino determinación y dirección”.