
El yate 'Dragonfly' es considerado el yate de lujo más grande de Estados Unidos. Montaje de EL ESPAÑOL. 261556
El magnate ruso Sergey Brin atraca en Ibiza con el 'Dragonfly': un yate con dos helipuertos valorado en 450 millones 3h1h25
El multimillonario cofundador de Google ha llegado a la isla balear en un navío de súperlujo. Es la embarcación de lujo más grande de Estados Unidos. 5v4ak
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Se acerca el verano. Y, con él, los primeros turistas del periodo estival en nuestro país. Uno de ellos es Sergey Brin (51). El magnate ruso, cofundador de Google junto a Larry Page (52), ha atracado en Ibiza a bordo de su imponente yate: el Dragonfly.
No es un barco cualquiera. Es uno de los súperyates de lujo más caros del planeta. Con 142 metros de eslora, y valorado en 450 millones de dólares, la embarcación ya luce flamante frente a la costa de Cala Jondal para maravilla de otros visitantes, lugareños y navegantes de la zona.
Es en esta playa, ubicada en la costa suroeste de la isla, en la bahía de Porroig, donde el multimillonario disfruta estos días de un periodo de descanso. Un descanso solo interrumpido por los clicks de las cámaras de curiosos y paparazzi. Quién no desearía inmortalizar con su smartphone al navío privado más grande de Estados Unidos.

El yate privado de Sergey Brin tiene 142 metros de eslora y dos helipuertos: uno en la proa y otro en la popa. Superyacht.
Y es que no todos los días desembarca en España un barco de tan extraordinarias características. Construido por el prestigioso astillero alemán Lürssen, destaca por su diseño innovador y su tecnología punta.
Por algo es propiedad de una de las figuras claves en la tecnología mundial, considerado un gigante de las ciencias aplicadas. Brin es uno de los 'padres' del motor de búsqueda líder en el mundo, que ofrece servicios ya imprescindibles en nuestro día a día, como Gmail, Google Maps, Android y Chrome, entre otros.
Plataforma de popa plegable 12533b
El súperyate del empresario fue diseñado por el arquitecto naval Germán Frers. El encargo era inicialmente para otro multimillonario ruso, Leonid Mikhelson (69), principal accionista de la compañía de gas rusa Novatek. Sin embargo, hubo problemas durante su construcción y finalmente fue adquirido por Sergey Brin. Lo estrenó en 2024.
Hablando de diseño: el interior corrió a cargo de Nauta Design, mientras que el exterior fue obra del citado Frers.
Una de sus peculiaridades es que cuenta con una plataforma de popa plegable doble. Esta particularidad permite conectar la cubierta principal con el club de playa para crear un espacio social a nivel del mar.

Sergey Brin se hizo con este súperyate de 142 metros de eslora en 2024. Superyacht.
El barco ofrece las tradicionales comodidades propias de un navío high tech, como sus 12 camarotes de lujo, que pueden alojar hasta 24 invitados.
Cada uno de ellos, por cierto, está diseñado con los más rigurosos estándares de confort y privacidad. Disponen de baño en suite, lo que garantiza la existencia de al menos 12 baños privados a bordo.
El yate no entra en un estadio 4f2931
Pero hay más. Mucho más. También cuenta con cine privado, spa, gimnasio completamente equipado y dos helipuertos (uno en la proa y otro en la popa). Por supuesto, tiene una piscina de auténtico ensueño, capaz de hacer volar la imaginación de cualquiera.
La piscina de Dragonfly tiene fondo de cristal. De este modo, quien se dé un chapuzón en la piscina puede ver también el fondo del mar a sus pies. Más idílico, imposible.
Otro de los detalles que llaman la atención son sus enormes dimensiones. Para hacerse una idea de lo grande que es basta con saber que este yate, con 2.000 metros cuadrados de espacio habitable distribuidos en cinco cubiertas, no entraría en un estadio de fútbol.
El listado de sus privilegiadas características técnicas es interminable. El yate puede albergar hasta 53 de tripulación, lo que garantiza un servicio personalizado y de alta calidad para quienes surquen los mares en él.
En lo que respecta a las dotaciones de su maquinaria, el Dragonfly ofrece una combinación de lujo y eficiencia gracias a su sistema de propulsión diésel-eléctrico y una unidad de accionamiento eléctrica denominada Azimuth Pod Drive.

Sergey Brin con su actual pareja, la coach de salud Gerelyn Gilbert-Soto, en la alfombra roja de los premios Breakthrough, en abril de 2025. GTRES
Tales avances permiten una propulsión eléctrica o la generación de energía para el funcionamiento del yate. Con una velocidad de crucero de 18 nudos -y una máxima de 24, es sin duda alguna uno de los barcos más impresionantes del mundo.
Prueba de que es una verdadera joya de la industria marítima de ámbito privado. Ha sido galardonado con un premio en los Yacht Style Awards de 2025 en la categoría de superyates de más de 80 metros.
Sergey Brin, divorciado dos veces 606a5w
Sobre el propietario, cabe recordar que es uno de los hombres más ricos del mundo. Nació el 21 de agosto de 1973 en Moscú en el seno de una familia judía. Y se exilió de Rusia a los seis años de edad.
En 1998 fundó Google junto a Larry Page. En la actualidad es miembro del consejo de istración y uno de los principales accionistas de la multinacional.
Según estimaciones de 2025, su patrimonio neto oscila entre 133.000 y 144.000 millones de dólares, dependiendo de las fluctuaciones del mercado y el valor de las acciones de Alphabet, la empresa matriz de Google.
En lo relativo a su vida sentimental, ha estado casado en dos ocasiones: su primera mujer fue Anne Wojcicky, una bióloga a la que dio el 'sí, quiero' en 2007 y de la que se divorció en 2015 tras ocho años de relación. Con ella tuvo dos hijos en común. En 2018 contrajo matrimonio por segunda vez con Nicole Shanahan. Se separaron en 2023.
A día de hoy mantiene una relación con Gerelyn Gilbert-Soto, coach de salud. Una de sus más recientes apariciones juntos fue en la gala de los premios Breakthrough, celebrados el pasado mes de abril.
Puede que su actual pareja, graduada en filosofía por la Universidad Mount Saint Mary's de Los Ángeles, lo acompañe en su travesía por las aguas del Mediterráneo. Y que disfrute junto al magnate de las preciosas vistas que ofrece el rincón donde han echado el ancla: una playa de agua cristalina desde la que se puede contemplar el monte Puig des Jondal. Otro gran lujo... que no cuesta dinero.