
Marty Makary. John Hopkins School of Medicine. 4b4s5p
Doctor Makary, cirujano: "Evitar el colesterol y las grasas no te hará vivir más, la mortalidad es culpa de la inflamación arterial" 34623g
El profesor de Medicina y autor Marty Makary señala que hay errores de base en las recomendaciones alimentarias que se siguen desde hace décadas. 1y1g4p
Más información: Fernández-Friera, cardióloga: "La inflamación desencadena el infarto mortal en mujeres más que los tapones de colesterol" 3t4v2s
Es muy probable que quien lea estas líneas, al igual que quien las escribe, tenga sus niveles de colesterol en sangre estrechamente vigilados mediante analíticas de sangre. En particular, el equilibrio entre 'colesterol bueno' (High Density Lipoprotein o HDL) que 'limpia' las arterias de placas de grasa y el 'malo' (Low Density Lipoprotein o LDL) que tiene el efecto contrario y acentúa el riesgo de aterosclerosis.
La recomendación de evitar alimentos ricos en grasas, especialmente de origen animal, es casi universal. Pero al mismo tiempo, algunas personas demuestran una mayor longevidad pese a tener niveles de colesterol elevados. Marty Makary, profesor y cirujano de la Johns Hopkins School of Medicine, apunta al origen de la paradoja: un error de base.
En su último libro, Makary, de familia anglo-egipcia emigrada a EEUU, relata el caso de su tío Sam, un nonagenario que ahora reside en Florida. Al emigrar de Egipto en los setenta, su nuevo médico le prohibió su desayuno favorito, consistente en dos huevos con pan, tomate y queso. El motivo fueron los postulados fijados en los años 50 por el fisiólogo Ancel Keys, que relacionaban el colesterol alimentario con el auge de los problemas cardiovasculares después de la II Guerra Mundial.
En los sesenta, Keys se había convertido en la principal autoridad sobre alimentación y riesgo cardiovascular, logrando que la recién fundada Asociación Americana del Corazón (AHA) adoptara la recomendación de evitar el colesterol alimentario, específicamente el derivado de las grasas saturadas. Sin embargo, las evidencias eran insuficientes. Ya en 1974, el médico británico John Yudkin alertaba que la industria estaba añadiendo más azúcares refinados a los alimentos para aumentar su palatabilidad perdida al eliminar la grasa. "El remedio no puede ser peor que la enfermedad", escribía en The Lancet.
Yukin fue silenciado, pero a partir de los ochenta, el mundo occidental empezó a sufrir lo que ahora es considerada una pandemia de obesidad. Los grandes estudios de cohorte, como el Estudio de Minnesota, el Estudio Framingham o la Women's Health Initiative, no avalaban la relación entre una dieta baja en grasas y una menor mortalidad cardiovascular: al contrario, evidenciaban un verdadero riesgo en aquellos que habían empezado a tomar más carbohidratos refinados.
La cardiología también había avanzado, permitiendo a los médicos observar las arterias coronarias de sus pacientes. "Se dieron cuenta de algo peculiar: algunos pacientes con el colesterol alto no tenían obstrucciones y, por el contrario, algunos pacientes con el colesterol bajo tenían obstrucciones graves". Como dirá más adelante, "ahora se sabe que las enfermedades coronarias son consecuencia de la inflamación general del cuerpo".
¿Qué hacer entonces con el colesterol? 1r4y1s
Esto no significa que haya barra libre para 'inflarse' a grasas: Makary defiende hacer un consumo moderado, como el de su tío Sam que ha vuelto a desayunar sus dos huevos diarios, siempre eso sí de haber hecho actividad física a primera hora de la mañana, y acompañado de "una bebida ligera". Como norma general, "ingerir raciones excesivas de alimentos con alto contenido en grasas puede alterar los niveles de colesterol malo en los análisis de sangre". En ese sentido, "puede haber situaciones en las que el médico, de forma justificada, desaconseje una dieta con alto contenido en grasas".
"Pero, para la población general, en varios de los grandes estudios no se ha demostrado que evitar el colesterol de los alimentos y las grasas saturadas aumente la longevidad", prosigue. Según explica, es la inflamación la que permite que se depositen lipoproteínas en las arterias. "La lipoproteína A (LPa) y la alipoproteína B (ApoB) son ejemplos de los principales culpables". Estos dos compuestos "son probablemente los mejores tests de cribado para evaluar el perfil de las lipoproteínas: mejor que el colesterol bueno o malo".
"Lo que causa la inflamación son los carbohidratos refinados, motivo por el cual ahora muchos médicos aconsejan a sus pacientes que los limiten en su dieta para mejorar su salud cardíaca", añade. Un apunte más: Makary confirma que las estatinas reducen la mortalidad cardiovascular, "pero no sabemos si es porque reducen los lípidos o por su efecto antiinflamatorio".