Francisco Rosero, endocrino: "No desayunes con avena a pesar de que digan que es una maravilla en España. Es mentira" 2b616a

Durante años, la avena ha gozado de un aura casi incuestionable en el ámbito de la alimentación saludable. Reivindicada en dietas de control de peso, en menús para deportistas y en casi cualquier recomendación para un desayuno 'ideal', el cereal se ha convertido en un comodín nutricional que rara vez se pone en tela de juicio. Sin embargo, Francisco Rosero, nutricionista clínico con una audiencia de cientos de miles de seguidores, ha decidido desafiar esa narrativa.

En una de sus últimas publicaciones en Instagram, el experto lanza una declaración contundente: "Desayunar con dos huevos es más saludable que desayunar con avena". Y lo argumenta a partir de varios estudios científicos que —según explica— arrojan resultados que van en contra de lo que muchos consideran una verdad establecida.

"Seguro has escuchado que la avena es una maravilla nutricional, que es lo mejor para empezar el día. Hoy te tengo que decir que eso es mentira", comienza diciendo Rosero en su vídeo.

A lo largo de su explicación, el nutricionista argumenta que el huevo no solo es un alimento más completo desde el punto de vista proteico, sino que produce un efecto metabólico más beneficioso en las primeras horas del día. "Si quieres empezar muy bien tu día, debes hacerlo con un par de huevos", subraya, apoyándose en un estudio que comparó dos grupos: uno que desayunaba con huevo y otro con avena.

El resultado fue que los primeros presentaban niveles de saciedad más altos, medidos a través de la reducción en la liberación de grelina, la hormona que regula el hambre. La implicación, señala Rosero, es clara: un desayuno con huevos puede contribuir a evitar el picoteo, reducir el exceso de calorías a lo largo del día y, en última instancia, favorecer un mejor control del peso corporal.

Pero los beneficios que atribuye al huevo no se limitan al control del apetito. Rosero también desmiente uno de los mitos más persistentes asociados a este alimento: su presunto impacto negativo sobre los niveles de colesterol.

"Adicionalmente, comer dos huevos no afectó su perfil lipídico. Así que ese cuentico de que los huevos elevan el colesterol y eso es malo es mentira", afirma con claridad. Para respaldar esta afirmación, hace referencia a estudios que han analizado durante semanas la ingesta diaria de huevos sin observar alteraciones significativas en los niveles de colesterol total ni en el balance entre colesterol HDL (el 'bueno') y LDL (el 'malo').

Además, el nutricionista destaca otro efecto positivo que atribuye a los huevos en el desayuno: el aumento en la concentración de carotenoides en sangre, antioxidantes naturales que tienen un papel clave en la prevención del riesgo cardiovascular.

"Otro estudio encontró que desayunar con huevos elevaba los niveles de carotenoides, unos poderosos antioxidantes que reducen el riesgo cardiovascular", explica. Este punto es especialmente relevante en una población que, cada vez más, busca alimentos funcionales que no solo aporten nutrientes básicos, sino que actúen activamente en la prevención de enfermedades.

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La avena, por tanto, no es demonizada por Rosero, pero sí cuestionada en cuanto a su idoneidad para romper el ayuno. En su opinión, el momento de consumir ciertos alimentos es casi tan importante como su calidad nutricional intrínseca.

"Y claro, para este momento dirás, ‘¿Pero qué tiene de malo la avena?’ Recuerda que la avena es un carbohidrato, es un cereal, y romper el ayuno con un cereal nunca va a ser bueno para ti ni para nadie", sostiene.

En este sentido, subraya que los cereales —incluso los complejos y ricos en fibra como la avena— pueden generar picos de glucosa si se consumen en ayunas, lo que podría afectar la sensibilidad a la insulina y contribuir al aumento de peso en algunas personas con predisposición metabólica.

El consejo de Rosero es, por tanto, más una cuestión de orden que de exclusión. La avena no está prohibida en su modelo alimentario, pero sí desplazada a momentos del día en los que su impacto glucémico puede ser mejor gestionado por el organismo.

"Claro que puedes comer avena, pero cómela en otro momento del día y una pequeña cantidad", recomienda. La idea, según sus palabras, es priorizar alimentos con densidad nutricional alta y bajo impacto glucémico en la primera comida del día, para así establecer un ritmo metabólico más estable desde las primeras horas.