
Chet antes de la cárcel (I) y años después en un orfanato de Asia (D). Cedida 6f3m40
Chet, el mayor traficante de pastillas de España que ahora ayuda a huérfanos en Asia: "La cárcel de Alicante me cambió" p6e52
El antiguo delincuente británico ha donado más de 100 mil libras a orfanatos asiáticos con niños que padecen la infección. 2d217
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La mayor ayuda la mayoría de las veces es la que uno se da a sí mismo. Es el caso del extraficante Gurchettan Chet Sandhu, que cambió las drogas, el dinero manchado y las organizaciones criminales por ayudar a niños enfermos de Asia después de que la cárcel de Alicante le abriera los ojos.
A este británico de 56 años se le acabó su vida de lujos y excesos de un día para otro en el aeropuerto de Alicante-Elche en 1999, donde fue detenido a punta de pistola con el mayor cargamento de pastillas en la historia de España en aquel momento, tras haber hecho una fortuna burlando la ley.
Es conocido como el rey de Karachi por haber sido uno de los delincuentes más importantes del Reino Unido en los años 90 gracias a sus conexiones con Pakistán, desde donde compraba miles de pastillas de Valium y anabolizantes que luego vendía en Inglaterra.
Tras una década montado en lo que parecía un negocio perfecto, de la noche a la mañana pasó de cenar en los mejores restaurantes a dormir en una celda en la prisión de Fontcalent, en Alicante.
En una conversación con EL ESPAÑOL de Alicante, recuerda que aquellos tres años entre rejas cambiaron algo dentro de él para siempre y fueron el punto de inflexión en su transición de diablo a ángel.
"Vi mucha gente con VIH en Fontcalent. Casi un tercio de los presos lo tenía, y algunos tenían hijos con sida porque se drogaban y luego abandonaban a sus niños enfermos. Esa situación me hizo cambiar mi mentalidad. Sentí lástima por ellos y decidí ayudar en lo que pudiera", señala.

El extraficante británico con material donado a un orfanato. Cedida
La transformación no fue inmediata, pues al salir de la cárcel de Alicante fue condenado a otros seis años en el Reino Unido por delitos de tráfico de cocaína y prostitución.
Tras reflexionar consigo mismo y ver a los suyos sufrir por la deriva que tomaba su vida, decidió dar un giro de 180 grados y hacer algo positivo para la sociedad con la experiencia vivida en Alicante en mente.
Solidaridad c1uo
Ahora es un hombre de negocios, con su propia marca personal y propiedades, e incluso ha escrito dos libros. Pero lo que lo diferencia del resto de reclusos reinsertados es que cada año viaja a Asia para ayudar a niños huérfanos con VIH.
"Los niños a los que ayudo son de India, Pakistán, Tailandia y Camboya. Son niños cuyos padres los han abandonado porque no los quieren al tener VIH", sostiene.

Chet (segundo por la derecha) en uno de sus viajes solidarios. Cedida
Esta enfermedad infantil es una de las mayores lacras en países como India, con decenas y decenas de miles de niños y adolescentes abandonados por ser portadores de un virus contraído, la mayoría de las veces, por la drogadicción de sus progenitores.
Este mismo mes de abril, Chet viajará a Tailandia y Camboya en lo que será su sexto viaje solidario. En cada trayecto consigue donar entre 15 y 20 mil libras, que recauda gracias a su exposición en redes sociales, con un total de más de 100 mil libras donadas.
"Algunos orfanatos me piden que envíe el dinero directamente, pero yo me niego. No me fío. Prefiero ir en persona para comprobar su realidad y comprarles lo que necesitan. Me gusta hablar con ellos y preguntarles qué les hace falta", comenta el británico, residente en Newcastle.
"Voy para ver qué necesitan: las tallas de zapatos que usan, la ropa que les falta, equipamiento, ordenadores y también material deportivo. Entonces, voy a las tiendas y lo compro personalmente para ellos", apunta.
Impacto positivo 603e1n
Subraya que una cosa es pensar en ayudar y otra muy distinta es hacerlo en persona, una sensación que no puede dejar de experimentar una vez que la ha probado.

El pasó por Fontcalent le cambió la mentalidad. Cedida
"La gente que me sigue puede ver la realidad. Aquí, en el Reino Unido y en Europa, los niños tienen los mejores ordenadores y zapatillas de marca, pero allí no tienen nada. Aun así, son muy agradecidos y puedes ver lo felices que se ponen", expresa emocionado al recordar las dificultades que atraviesan algunos menores en los países que visita.
"Quiero hacerlo todos los años. El coronavirus me obligó a parar dos años, pero ahora lo he retomado", afirma. El británico concluye manifestando que quiere ser un ejemplo para otras personas que, como él, tengan la capacidad de ayudar para que den el paso.