
La vida actual Helena Barquilla.
La vida actual de Helena Barquilla, de ángel de Victoria’s Secret a renegar de la moda: "Me vació por dentro"
Fue una de las modelos más icónicas de los años 90 y desfiló para grandes firmas internacionales. Sin embargo, lo dejó todo para reencontrarse lejos de los focos.
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A principios de los años 90, Helena Barquilla era sinónimo de éxito en las pasarelas internacionales. Su belleza atemporal, su mirada penetrante y su elegancia natural le abrieron las puertas de las firmas más exclusivas. Chanel, Valentino, Versace... todas querían contar con la modelo extremeña. Pero su gran hito llegó cuando fue seleccionada como la primera española en convertirse en un ángel de Victoria’s Secret, algo que ninguna modelo nacional había logrado hasta entonces.
Durante años, Barquilla fue portada de revistas de moda, imagen de campañas internacionales y presencia habitual en desfiles de primer nivel. Su agenda estaba llena de compromisos y sus apariciones eran celebradas por fotógrafos y diseñadores de todo el mundo. Sin embargo, tras alcanzar la cima, la modelo tomó una decisión que sorprendió a todos: desaparecer del circuito de la moda y empezar de cero lejos del glamour y las luces.
Hoy, Helena Barquilla lleva una vida completamente distinta. Alejada de las pasarelas y de los cánones que un día la elevaron al estrellato, se ha reencontrado con lo que realmente le da sentido a su vida: la naturaleza, el bienestar emocional y el activismo social. En sus propias palabras: “La moda me vació por dentro. Necesitaba parar antes de perderme del todo”. Y así lo hizo.
Nacida en Ciudad Real en 1971, Helena Barquilla comenzó su carrera muy joven, y rápidamente se convirtió en una de las modelos más prometedoras de España. Su salto internacional llegó a principios de los 90, cuando firmó con agencias en París y Nueva York. En 1995, rompió barreras al ser elegida como uno de los ángeles de Victoria’s Secret, una marca que en aquel momento estaba dando el salto definitivo a convertirse en fenómeno global.
Barquilla desfiló con las alas emblemáticas antes de que lo hicieran nombres como Gisele Bündchen o Adriana Lima. Sin embargo, la cara bonita escondía un trasfondo de agotamiento, exigencias extremas y un entorno que, según ha contado en varias entrevistas, era “tóxico y profundamente superficial”. Tras varios años de sentirse vacía y desconectada de sí misma, decidió cortar radicalmente con el mundo de la moda.
Su retirada fue discreta, sin escándalos ni portadas. Simplemente, desapareció de la escena pública para emprender un camino de introspección. En los últimos años, ha reaparecido en contadas ocasiones para denunciar los efectos negativos de la industria, especialmente en la salud mental y física de las modelos jóvenes.
Actualmente, Helena Barquilla vive volcada en un estilo de vida más consciente. Reside entre el campo y la ciudad, colabora en proyectos relacionados con el ecologismo y participa en charlas sobre salud emocional, autoestima y el impacto de los estándares de belleza en las mujeres. También ha explorado el yoga, la meditación y las terapias alternativas, que según cuenta, le han ayudado a recuperar el equilibrio interior que tanto necesitaba.
Además, apoya activamente movimientos sociales y medioambientales. Desde su cuenta de Instagram, que utiliza con moderación, lanza mensajes sinceros, alejados del postureo, y muchas veces critica la presión que todavía ejerce el mundo de la moda sobre la imagen corporal. En uno de sus mensajes más virales escribió: “No somos maniquíes, somos cuerpos que sienten. La belleza real empieza cuando dejas de fingir”.
Aunque ha rechazado propuestas para regresar al modelaje comercial, ha aceptado participar en iniciativas con un enfoque distinto: proyectos artísticos, campañas solidarias o fotografías sin retoques. Más que una vuelta, es una forma de resignificar su trayectoria desde un lugar mucho más libre y auténtico.
La historia de Helena Barquilla es la de una mujer que conquistó el éxito temprano, pero supo parar a tiempo. Su ruptura con la moda no fue una caída, sino una elección. Lejos de los focos, ha conseguido encontrar su voz y, con ella, inspirar a otras mujeres a no dejarse arrastrar por las imposiciones del sistema.
Hoy, más que una exmodelo, Barquilla es un símbolo de transformación y de resistencia silenciosa. Una prueba de que el éxito no siempre está en las portadas, sino en la capacidad de decir “basta” y redibujar el camino desde el respeto hacia una misma. Porque la verdadera pasarela, al final, es la vida.