Pablo, el capellán que trabaja en las capillas del aeropuerto de Barajas.

Pablo, el capellán que trabaja en las capillas del aeropuerto de Barajas. Jesús Soler 624g1h

Sociedad

Pablo, el capellán de Barajas: "Hay indigentes que han elegido serlo y otros que trabajan pero no tienen para pagar el alquiler" 1j571z

Este capellán lleva dos años trabajando en las capillas de todas las terminales de Barajas y conoce la realidad de los cientos de indigentes que allí pernoctan. 3f4k5h

Más información: Barajas se desborda y los indigentes llegan al barrio del aeropuerto: "La situación en el Adolfo Suárez es insostenible" 122s1t

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La crisis de los cientos de indigentes que pernoctan diariamente en las instalaciones del aeropuerto de Barajas parece haberse enquistado. Mientras las istraciones lanzan la pelota de las competencias al tejado del otro, los trabajadores del Adolfo Suárez siguen pidiendo soluciones, ya que consideran que su lugar de trabajo se ha convertido en "una ciudad sin ley" en la que hay serios problemas de inseguridad. Se trata de un problema social complejo en el que, como sucede con este tipo de realidades, hay una serie de personas que las conocen de primera mano.

Una de esas personas es Pablo, el capellán que trabaja cuatro días a la semana en las capillas de todas las terminales del Adolfo Suárez. Este sacerdote ha dedicado gran parte de su vida a realizar labores sociales. Así fue desde los años 80 en Madrid, en concreto la zona de San Blas, cuando la droga golpeaba con fuerza en la capital. Posteriormente, Pablo se marchó a Japón, donde ha llevado a cabo una labor espiritual nada menos que 25 años en Kobe y Wakayama. Ahora, desde hace unos dos años, trabaja en Barajas cuatro días a la semana y cuenta a Madrid Total la situación de las personas sin hogar que viven en el Adolfo Suárez.

"La realidad de Barajas es muy compleja y está en constante cambio. En este sentido, y al haber tanta gente en las instalaciones de Barajas hay de todo, desde personas que son creyentes y participan en la eucaristía a otras personas que están en la capilla sentadas sin hacer nada, hasta otras que tan sólo van buscando que se las escuche. Por ejemplo, recuerdo un joven norteamericano que había venido a buscar trabajo y al ver que no era tan fácil, estaba reuniendo dinero para volver a su país. Hay muchísimas casuísticas", cuenta Pablo.

Apunta a que el aeropuerto es el lugar elegido por cientos de indigentes porque reúne una serie de características muy concretas: "Está abierto las 24 horas del día, está limpio, tiene muchos servicios, tiene muchos aseos e incluso duchas. A pesar de no tener un hogar, un sintecho también se quiere sentir seguro y dormir en un lugar que le garantice una tranquilidad. En Madrid se han dado casos de mendigos quemados y en Barajas eso nunca pasaría".

Pablo explica que la realidad de las personas sin hogar que pernoctan en las instalaciones del Adolfo Suárez ha llegado ahora a los periódicos. Sin embargo, ha estado ahí desde que él comenzó a trabajar en las capillas de Barajas: "Cuando empecé a trabajar en el Adolfo Suárez me hablaron de la situación de los indigentes. Hay que tener en cuenta que el aeropuerto es enorme y, a veces, es difícil establecer quién es un sintecho, pero lo cierto es que no hay un registro de todos los que allí pernoctan, por lo que, de nuevo, se trata de un problema en constante cambio".

Indigentes durmiendo en la T4 del Aeropuerto de Barajas.

Indigentes durmiendo en la T4 del Aeropuerto de Barajas. E. E.

"Recuerdo a una chica que estaba en el aeropuerto porque estaba huyendo de su familia y también un hombre que tenía su trabajo en Madrid, pero pernoctaba en Barajas porque no tenía dinero para un alquiler. También hay muchos peticionarios de asilo e incluso, aunque parezca mentira, algunos han elegido esa vida de manera voluntaria. Además, muchas de las personas con las que hablaba el año pasado son distintas a las que hay este año", apunta.

Pero, ¿qué solución se podría aplicar?: "Creo que las instituciones públicas tendrían que ser las protagonistas de esa solución y las instituciones privadas las que de alguna manera ayuden. Las entidades públicas deberían unir sus capacidades para plantear varias soluciones y alternativas y, teniendo en cuenta que ninguna va a ser perfecta, sí sería el punto de partida para solucionar el problema. La realidad es que esas entidades se lanzan la pelota las unas a las otras".

En este sentido, Pablo compara el problema de Barajas con los miles de inmigrantes que llegan a las costas españolas: "Por desgracia, tampoco se da una respuesta humana a estos problemas y en muchas ocasiones, como pasa en el aeropuerto, las personas se quedan en una especie de limbo, ya que no están ni en su país ni en el nuestro".

"La situación en Barajas ha generado problemas y malestar a todos: a las instituciones, a los trabajadores del aeropuerto e incluso a los propios indigentes, dado que muchos no quieren estar en esa situación. Por eso, creo que, en este caso, deberían ser los políticos los que unieran fuerzas para ofrecer una solución adecuada al problema", explica Pablo.

De este modo, este capellán concluye la conversación destacando que la realidad social de Barajas "es tan compleja" y tan "cambiante" que se mezcla gente con intenciones violentas, con otros que sólo buscan un techo bajo el que dormir. Muchas de ellas, con historias duras y realidades muy delicadas.