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En el funcionamiento interno de un motor de combustión, existen múltiples procesos altamente sincronizados que permiten la transformación eficiente del combustible en energía mecánica. Sin embargo, entre estos fenómenos se encuentra uno menos visible y potencialmente perjudicial: el llamado blow-by.

Este término hace referencia al paso indeseado de gases de combustión desde la cámara hacia el cárter, atravesando los segmentos del pistón. 

El blow-by ocurre incluso en motores nuevos y correctamente diseñados, debido a la inevitable tolerancia entre los aros del pistón y la pared del cilindro. Sin embargo, cuando este fenómeno supera ciertos niveles, puede desencadenar una cascada de problemas mecánicos.

Estos gases, que incluyen una mezcla de productos de la combustión, residuos de combustible no quemado y partículas de hollín, contaminan el aceite lubricante, alterando su viscosidad y reduciendo su capacidad para proteger los componentes internos del motor.

Como resultado, aumenta la fricción entre piezas móviles, se eleva la temperatura operativa y se acelera el desgaste de elementos críticos como los cojinetes, los árboles de levas o los pistones.

Una de las consecuencias más preocupantes del blow-by es la degradación acelerada del lubricante. Los gases contaminantes que se filtran al cárter reaccionan químicamente con los aditivos del aceite, lo que puede derivar en la formación de lodos, barnices y ácidos corrosivos.

Además, al incrementar la presión dentro del cárter, estos gases pueden forzar la salida del aceite por juntas y retenes, provocando fugas externas e incluso incendios en casos extremos. Esta presión interna excesiva también afecta al sistema de ventilación del motor, conocido como PCV (Positive Crankcase Ventilation).

Detectar el blow-by a tiempo es clave para prevenir daños mayores. Entre los síntomas más comunes se encuentran el aumento en el consumo de aceite, la presencia de humo azulado en el escape (indicativo de quema de lubricante), la pérdida de potencia, una presión anormal en el cárter y un olor persistente a gases quemados en el compartimento del motor.

En términos de mantenimiento, los especialistas recomiendan una serie de medidas preventivas para mitigar el impacto del blow-by: realizar cambios de aceite y filtro en los intervalos recomendados por el fabricante, emplear lubricantes de alta calidad y especificación adecuada, revisar periódicamente el sistema PCV, y evitar exigir al motor en frío o bajo condiciones extremas de carga sin una adecuada preparación.

Si bien el blow-by es un fenómeno técnico y en apariencia lejano para el conductor promedio, sus consecuencias pueden ser tangibles, costosas y en ocasiones irreversibles.

La prevención y el conocimiento son, en este caso, herramientas clave para extender la vida útil del motor, preservar su eficiencia y evitar averías que pueden comprometer seriamente la seguridad y la inversión del propietario del vehículo.