Karl Marx. Foto: P. Nasarow und N. Gereljuk.

Karl Marx. Foto: P. Nasarow und N. Gereljuk. 365o5v

Ensayo

'Los últimos años de Karl Marx': las dudas y el duelo del "genio demónico" que nunca dio por cerrado 'El capital' 63u19

Marcello Musto firma la biografía del pensador alemán centrándose en sus últimos tres años de vida, marcados por la enfermedad y por una intensa revisión de sus propias teorías. 466t72

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En el entorno familiar, a Karl Marx se le llamaba el Moro y Old Nick, es decir, Diablo. El especialista Marcello Musto (Nápoles, 1976), catedrático en sociología en Toronto, ha contado, con nutrido rigor de notas al pie, los últimos tres años de quien escribió El capital. Realmente, 1881, 1882 y 1883 no fueron años dichosos para él.

Los últimos años de Karl Marx 412e2q

Marcello Musto

Traducción de Juan Rabasseda y Teófilo de Lozoya. Debate, 2025. 269 páginas. 20,90 €

El desarrollo de la Asociación Internacional de los Trabajadores y las reediciones y traducciones de su citada obra magna en el curso de la década anterior le habían otorgado una cierta notoriedad al apátrida alemán afincado en Londres norte, pero no se había impuesto aún en prestigio sobre otros intelectuales socialistas o revolucionarios del tiempo, como Lassalle, Louis-Auguste Blanqui, Proudhon o Bakunin.

En Inglaterra, Marx “seguía siendo casi desconocido” (p. 122). En Los últimos años de Karl Marx, Musto facilita pormenores de las lecturas, viajes (sur de Francia, Montecarlo, isla de Wight, Argelia, Suiza) de este tiempo. También recuerda tres tragedias que golpearon al genio demónico, entonces emergente y declinante a partes iguales: la muerte de su esposa, de su hija y la suya propia. Pero el objeto último del trabajo es eminentemente filosófico.

El empeño principal del volumen es mostrar que Marx fue un filósofo crítico, más que dispuesto a revisar sus propias doctrinas. Según Musto, el marxismo ha olvidado, en muchas ocasiones, este espíritu. Según el exégeta, el Marx final fue un autor más empírico que apriorista.

¿Qué escribe el socialista “científico”, el políglota polímata, en este período? Los apuntes etnológicos, Los manuscritos matemáticos, Notas sobre la reforma de 1861 y sobre el consiguiente desarrollo en Rusia, el “Prólogo” a la edición rusa del Manifiesto del partido comunista, una cronología comentada de la historia universal e innumerables cartas dirigidas, entre muchos otros, a su mítico amigo y colaborador Engels.

Pues bien, según Musto (p. 116), ni la Segunda Internacional ni el mismísimo Engels (por no hablar de intérpretes posteriores) discurrieron siempre según los estrictos parámetros demarcados por Marx tras su muerte por colapso cardiaco, provocado por tuberculosis pulmonar, el 14 de marzo de 1883.

Es sintomático que Marx nunca diera por concluido El Capital. Según Musto, no deberíamos dar carpetazo hoy a estos asuntos

Las dos ideas principales que es preciso mencionar aquí son el fatalismo economicista y paradigma eurocéntrico. Ambas van ligadas: Marx las terminó cuestionando. Tomando como modelo las historias económicas de naciones como Inglaterra, Alemania o Francia, el joven Marx había diseñado una serie de leyes de desarrollo civilizatorio en una serie de estadios (Fase 1, Fase 2…), en la línea de las inquietudes de su siglo. Así pues, sólo advendría el movimiento final de la sinfonía (supresión de clases), tras el desarrollo del capitalismo industrial y maquinista.

Ahora bien, al parecer, el Marx posterior no creyó en la “aceptación pasiva del rumbo de la historia” (Ibid.). Más aún: “Rechazó las rígidas representaciones que ligaban los cambios sociales solamente a las transformaciones económicas.

Por el contrario, defendió las especificidades de las condiciones históricas, las múltiples posibilidades que ofrecía el paso del tiempo y el protagonismo de la intervención del hombre a la hora de modificar las condiciones existentes y hacer realidad el cambio” (p. 58).

Así, tras leer ingentes masas de papel escrito sobre historia de la propiedad, advirtió que la realidad positiva era todavía más compleja que sus teorías. ¿Nos resistiremos a recordar que, según la sabiduría popular, más sabe el Diablo por viejo que por Diablo? Es sintomático, sostiene Musto, que Marx nunca diera por concluido El capital. Según él, de ninguna manera deberíamos dar carpetazo a estos asuntos en el siglo XXI.