
Rafael Narbona. Foto: Cristina Villarino 5h55q
'Elogio del amor': Rafael Narbona y el antídoto contra el sinsentido 2g46b
El filósofo madrileño traza un recorrido vital, cultural y filosófico donde el amor emerge como la fuerza que nos arraiga a la vida en tiempos de incertidumbre. r3r4r
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Los buenos ensayos constituyen una suerte de phármakon, por supuesto para el lector, pero antes para el autor. Solo así cabe leer a Montaigne y a todos los que después siguieron indagando y describiendo experiencias personales cuyo valor intrínseco real era y es su universalidad.

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Rafael Narbona
Roca, 2025. 384 páginas. 22,90€
Es en ese marco en el que cabe situar el nuevo libro del filósofo Rafael Narbona (Madrid, 1963), que ya dedicó otro ensayo en la misma editorial a la felicidad. Un parteaguas en su trayectoria literaria y vital, pues confiesa a la entrada de este Elogio del amor que fue entonces cuando su vida tomó un tono gris que contradecía las ideas que defendía en el libro.
Antes, Narbona había escrito otro libro bien interesante (quizá otro phármakon) sobre la experiencia mística en Peregrinos de lo absoluto (Taugenit, 2020). Retoma ahora la visión más optimista y asombrada con un libro sobre el amor que enlaza con otros publicados recientemente sobre la materia por filósofos o sobre el amor en la filosofía.
Pienso en la reedición el año pasado por RBA de Amo, luego existo, de Manuel Cruz (que en 2010 fue Premio Espasa de Ensayo), o en Los filósofos y el amor: De Sócrates a Simone de Beauvoir (Deusto, 2025), de Aude Lancelin y Marie Lemonnier.
Quizá no sea casualidad que desde la filosofía se vuelva la mirada hacia el amor en un momento de incertidumbre y de sensación de desamparo en un mundo difícil de comprender.
Frente a una sociedad complejizada por los retos, la falta de referencias claras y un avance tecnológico que se acerca a la magia, el amor funciona como un cable a tierra que da sentido a una existencia que, de otra forma, iría a la deriva. Porque, en palabras de Narbona, el “amor no es un simple afecto, sino la fuerza que nos arraiga a la vida y el cauce que nos comunica con todo lo existente”.
Pero el libro de Narbona excede el contexto filosófico y abre el concepto de amor, además de a su propia experiencia, al arte en general. Un amor que no tiene una única manifestación romántica y esquemática. Ni tiene por qué estar circunscrito a una pareja. Sus manifestaciones son múltiples, y el autor se propone tratarlas casi todas a través de su bagaje cultural, sus lecturas y sus experiencias.
Comenzando por la de su propia mujer, Piedad, en proceso de tratamiento por una enfermedad grave, y cuya experiencia en los hospitales durante el tratamiento sirve para hablar de los cuidados y la empatía (el amor) en la profesión médica.
A partir de ahí, encontramos una visión optimista de la vida, a veces de aire incluso pirotécnico que puede resultar exagerado a los lectores más desencantados, capaz de aumentar la capacidad de asombro de los sentidos ante una realidad llena de incentivos y asombros cotidianos que nos salvan del tedio y el miedo.
Pasan por aquí personajes reales y de ficción en cuyas vidas, incluso en las más trágicas (caso de Romeo y Julieta), triunfó el amor sobre la muerte. También se habla del amor por los animales en un entrañable capítulo dedicado a la perra Vera.
Por eso el libro tiene un aire biográfico, pero también conforma una suerte de diario de lecturas y relaciones acumuladas y bien digeridas, y que ahora, en un momento de dificultad personal, producen todos sus anticuerpos: desde Erich Fromm hasta el joven Werther, pasando por Scarlett O’Hara, Atticus Finch (a través de quien nos habla del amor a los hijos) o Milena Jesenská.
Todos signados por el peso del amor en unas circunstancias vitales complejas, y cuyos ejemplos niegan discursos nihilistas sobre la soledad y el sinsentido de la vida. Un libro reconfortante para su autor, cuya lectura nos reconforta también a los lectores.