
Luis Lizasoain, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Cedida 32262v
Lizasoain, experto en educación: "El 24 % de los estudiantes de 15 años de España lleva al menos un año de retraso" 4e6r49
"En España tenemos un problema estructural en educación: seguimos siendo incapaces de romper el eje norte-sur" // "Un gran pacto por la educación es imprescindible, pero lo veo casi imposible viendo cómo está el patio" // "Si extraes de la muestra [de PISA] a los alumnos repetidores, nuestros datos se van hacia arriba. No tanto como Singapur, pero se colocan muy arriba". 581g52
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Luis Lizasoain (Madrid, 1958) es uno de los mayores expertos en educación de España. Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid, este profesor ha dedicado gran parte de su carrera a transmitir sus conocimientos en la Universidad del País Vasco, además de liderar y participar en diversas investigaciones referentes al análisis de los sistemas educativos y su grado de eficacia escolar.
Desde San Sebastián, la ciudad donde reside, el experto Luis Lizasoain atiende a EL ESPAÑOL para hablar sobre el estado de la educación en la actualidad, sus problemas estructurales y, por supuesto, uno que preocupa especialmente en España: la repetición escolar. El profesor ofrece en esta entrevista posibles causas de esta cuestión y cifras concretas que radiografían la situación de nuestros estudiantes.
Pregunta.– Lleva toda la vida dedicándose a estudiar la educación. Haga una primera valoración sobre la española.
Respuesta.– A mis estudiantes y a todo el mundo les suelo decir que en educación hay que delimitar y separar las opiniones de las evidencias. Entonces, ahora te voy a dar mi opinión. Mi impresión personal es que hay una corriente muy general que dice que la educación va fatal, que ahora se sabe mucho menos que antes. Pero eso se ha dicho toda la vida.
Yo he estado 40 y pico años de profesor en la universidad, y en la facultad desde los 16, y toda la vida ha habido el discurso recurrente de mis colegas que dicen que los alumnos cada año vienen peor. Pero no. Yo creo sinceramente que el sistema educativo en general en España no está mal.
P.– ¿El sistema educativo no necesita mejoras?
R.– Claro que sí. Como dice un amigo mío mexicano, no es que tengamos áreas de mejora, es que tenemos hectáreas de mejora. Es decir, tenemos muchas cosas que mejorar porque además el mundo ha cambiado mucho y muy rápido. Nos encontramos ante unas nuevas situaciones que no sabemos qué efecto están teniendo en muchos ámbitos sociales y la educación es uno de los que es más sensible. Hablo, por supuesto, de las tecnologías, de la inteligencia artificial, pero también de los cambios sociales.
Pero mira, la educación en España no está tan mal como nos dicen. Cuando yo estudiaba muy poca gente llegaba a la universidad y ahora no. Yo creo que han contribuido todas las fuerzas políticas y se ha conseguido un país con el nivel de cualificación de los jóvenes más alto de la historia.
Ahora bien, queda muchísimo por mejorar. Tenemos problemas serios que yo creo que hay que abordar de manera inexcusable y no desde una perspectiva sesgada y parcial. Es decir, el viejo sueño que muchos tenemos: que haya un gran pacto por la educación. Es imprescindible pero lo veo casi imposible viendo cómo está el patio.

Luis Lizasoain, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación.
P.– ¿Por qué es “casi imposible” un gran pacto educativo?
R.– Los cambios en educación son lentos, es decir, no es una cosa de un día para otro. Y, por ello, las políticas educativas deberían estar acordadas por las fuerzas políticas contando con el agente principal: el profesorado. Es crucial. Este no debe tener capacidad decisoria, pero hay que contar con los profesores. Además, creo que las políticas educativas deberían estar basadas en la evidencia científica.
Ahora bien, a mis estudiantes les digo que no se puede separar la educación de las cuestiones morales, políticas, ideológicas… La educación está atravesada por estas cuestiones. Dicho lo cual, creo que hay espacios en los que los políticos de diversas ideologías podrían llegar a acuerdos, aunque lamentablemente es imposible por el ambiente político.
P.– O sea, el pacto educativo sería difícil por la clase política que tenemos.
R.– A mí la política me parece un arte noble. Esto ya lo decían los griegos como Aristóteles. Sin embargo, en este momento yo creo que cualquier observador de la vida política española ve la ingente cantidad de decibelios y de ruido que genera.
Yo creo que en este momento cualquier ámbito que esté sometido al debate político, y en este caso la educación, es combustible para la bronca. Entonces, no sé si no se puede alcanzar un pacto educativo por la clase política que tenemos, sino por el estilo político que se ha generalizado en España y en el mundo.
P.– Ha dicho que las políticas educativas deberían basarse en la evidencia científica. ¿Las políticas de la LOMLOE, la ley actual, se basan en esta evidencia?
R.– Yo creo que en España carecemos completamente de esa cultura de basar las políticas en la evidencia científica. Ni la LOMLOE ni todas las leyes orgánicas anteriores lo han hecho nunca, ni en educación ni casi en ningún sitio. No hay una cultura de intentar, al menos, informarse en la evidencia.
No digo que todo deba basarse en la evidencia científica, pero sí tenerla en cuenta. Gregorio Luri –otro experto en educación– dice “si no trabajamos con evidencias, lo hacemos con ocurrencias y al final las ocurrencias las pagan siempre los mismos”.
P.– A su juicio, ¿hay algún aspecto de la LOMLOE que sea una “ocurrencia”? ¿Quizá la permisividad de promocionar con suspensos?
R.– No, sinceramente esa afirmación yo no la suscribiría. Es decir, la LOMLOE se ha hecho desde una perspectiva política con unos técnicos y unos asesores, al igual que las anteriores. Lo que sí pasa en España es que prácticamente cada sexenio cambiemos de Ley Orgánica de Educación y esto no tiene ningún sentido. Por eso me refería a lo del pacto, es decir, porque la educación necesita tiempo para sacar sus frutos. Los sistemas educativos, como cualquier sistema complejo, son animales lentos, de metabolismo lento, que necesitan tiempo para procesar las cosas y dar resultados.
P.– ¿Y entonces qué opina de la posibilidad de promocionar con suspensos que está vigente en la LOMLOE?
R.– La evaluación es uno de los componentes cruciales del sistema educativo. Y uno de los problemas estructurales que tenemos en España es la repetición de curso. Es un problema estructural de nuestro sistema educativo. Y aquí hay algunas evidencias científicas.
Por ejemplo, de acuerdo con los datos, sólo el 76 % de los estudiantes de 15 años –los que hacen las pruebas PISA– están en el curso que les corresponde. O lo mismo: un 24 % de los estudiantes lleva al menos un año de retraso.
A veces, hay jóvenes de 15 años hacen las pruebas PISA, pero no están en el curso que les corresponde, 4º de la ESO, sino que han repetido y les caen preguntas que no han visto. Por ello, y de acuerdo con los datos, si extraes de la muestra a los alumnos repetidores, nuestros datos se van hacia arriba. No tanto como Singapur, pero se colocan muy arriba.

Luis Lizasoain, pensativo.
P.– ¿Por qué hay tanta repetición en España?
R.– Te voy a dar evidencias de las investigaciones que he hecho: esto va por países, pero también va por colegios. En este sentido, te puedo decir que la repetición de curso no afecta por igual a todos los sectores del alumnado. El nivel socioeconómico familiar y cultural afecta. Resulta que del 25 % de los estudiantes más pobres, como mínimo el 40 % ya ha repetido a los 15 años, mientras que del 25 % de los estudiantes con mejores condiciones, sólo ha repetido a los 15 años, como mucho, un 15 %.
Por eso, se podría decir que el hecho de repetir se puede asociar a nivel socioeconómico y cultural. Pero yo siempre digo: no es un problema pedagógico, es un problema de pobreza mal atendida. No obstante, también puedo decir que en España, y es a lo que me he dedicado, hay muchas experiencias de colegios de éxito. Hay que encontrarlos y mirarlos. Yo he ido a colegios con todas las papeletas para tener un 50 % de repetidores por tener un alumnado muy desfavorecido y no tenían ni uno y no habían levantado la mano para que los alumnos promocionasen.
P.– ¿Qué hacen esos colegios con alumnos desfavorecidos para tener pocos repetidores?
R.– Tener buenas prácticas. La primera, una detección temprana de los problemas. Un alumno que arrastra una mala situación educativa tiene difícil arreglo en 3º de la ESO, pero si los problemas se detectan al principio de Primaria, los chavales salen adelante. La segunda, tener programas específicos de refuerzo.
P.– ¿Puede dar ejemplos de colegios concretos o sistemas de comunidades autónomas con buenas tasas de repetición?
R.– No conozco bien todos los sistemas educativos de España. Conozco bastante bien el sistema educativo del País Vasco porque es donde he desarrollado mi carrera profesional y mis investigaciones. Pero lo que sí puedo decir es que en España tenemos un problema estructural en educación: seguimos siendo incapaces de romper el eje norte-sur. Esto pasa en Italia también y lo sabemos todos, pero esto a mí, como ciudadano español me encorajina mucho.
Por ejemplo, según la tasa de idoneidad –el alumnado que progresa adecuadamente durante la escolaridad obligatoria, de forma que realiza el curso teórico correspondiente a su edad–, las comunidades con mejor tasa son Cataluña, País Vasco, Asturias, Galicia, Cantabria y Navarra, en el norte, y las que están a la cola son Andalucía, Castilla-La Mancha y Murcia, además de Ceuta y Melilla, en el sur.
P.– ¿Por qué somos incapaces de romper este eje norte-sur?
R.– No soy economista, pero yo creo que tiene que ver con la estructura económica. Pero, además, no ha habido una política para intervenir en este problema. Esto lo he planteado con algunos colegas y yo creo que eso sí que es un reto que como país en algún momento determinado deberíamos asumir.
P.– ¿Varían los colegios entre el norte y el sur?
R.– Con nuestros estudios hemos analizado colegios de todo el país, particularmente del País Vasco y Andalucía. Los analizamos primero con estadísticas y luego yendo a los centros y cuando obtuvimos los resultados fue frustrante porque no encontramos ninguna variable común que determinase por qué unos colegios tenían más éxito que otros. Ni la titularidad (públicos, privados, concertados), ni los recursos (más ricos o más pobres). Así que concluimos que cualquier colegio, de cualquier tipo, esté donde esté, puede ser eficaz.
P.– ¿Y entonces de dónde viene el éxito?
R.– La clave radica en el profesorado. Es un elemento crucial. Los profesores con compromiso y profesionalidad provocan que sus alumnos tengan éxito. Tienen un componente de interacción con las personas, y en un periodo de la vida de las personas, desde infantil hasta la adolescencia y la juventud, por ello, debería ser una profesión cualificada con alto compromiso.