
Blanca Martínez en Desalia. Imagen cedida (Ron Barceló) 604w1l
Blanca Martínez, actriz: "Defendí a un amigo en el cole al que llamaban 'mariquita'. Ahí empecé a ser mariliendre" 396j21
La actriz que soñaba en Jaca brilla hoy en pantallas, alfombras rojas… y en el festival más icónico del verano repasando su papel en Mariliendre. 3v446e
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Dicen que el mundo del espectáculo es un laberinto lleno de trampas, espejos y algún que otro paparazzi escondido. Muchos entran soñando con la gloria y otros con la corona, pero solo unos pocos logran salir sin haberse perdido —o sin haber perdido la cabeza—.
Blanca Martínez sabe bien lo que eso significa, porque ella no ha llegado con la varita mágica de la fama ni con un mapa de ruta, sino con una maleta repleta de sueños, mucho café y ganas de comerse Madrid. Desde Jaca, esa villa tranquila en el Pirineo aragonés, saltó a la jungla de castings entre consejos no solicitados sobre su físico que, en vez de ser un freno, la han convertido en una auténtica guerrera del "yo puedo con todo".
Tres años después, Blanca no solo es la reina de las pantallas de Netflix y Atresmedia, sino que también desfila con estilo y actitud en alfombras rojas, conquistando fans con su autenticidad y su sonrisa de vecina maja que se para a charlar con la señora de la compra sin perder ni un ápice de flow. Es como si Hannah Montana hubiera hecho un reboot a la española y, en vez de cambiar de identidad en el camerino, se bajara a la cola del súper a echar unas risas.

Blanca Martínez en Desalia.
La actriz que da vida a, podemos decir, la mariliendre de España en la comedia musical creada por Javier Ferreiro para Atresplayer, producida por Los Javis, se desmelena también en su faceta personal: baila como si nadie la viera, canta con pasión en cualquier fiesta, sufre como todos y ríe hasta que le duelen las mejillas.
Y así lo confirmamos con la Costa Dorada como telón de fondo, convirtiéndose en el paraíso de Desalia, ese festival de Ron Barceló donde música, fiesta y stories se mezclan para demostrar que vivir el momento es el verdadero espectáculo y que da el pistoletazo de salida al verano.
Y ojo: como a buen gay, a una buena mariliendre no le puede faltar su nombre drag. Porque, vamos, ¿cómo vas a ir a Delirio en Chueca sin tu alter ego preparado para arrasar? Blanca deja su bautismo drag en nuestras manos como misión personal. Y quién sabe, igual pronto tenemos a Jacetana Montana conquistando los escenarios.
Hace nada eras una actriz "a punto de", y ahora estás en todas partes: Netflix, Atresmedia, alfombras rojas… ¿Te ha dado tiempo a digerir este boom?
Me ha dado tiempo a digerirlo porque ha sido poco a poco. Desde la primera serie, que fue Todas las veces que nos enamoramos, hasta ahora han pasado tres años. Del estreno dos, del rodaje tres. Entonces siento que ha sido muy gradual.
Vale... pero en tres años, ¡madre mía! Es como... ¡boom!
¡Totalmente!
¿Y tus amigas de Jaca qué dicen de todo esto, de verte en la tele? ¿Te siguen viendo como la Blanca de siempre?
Sí, claro. A mí me piden fotos —y me pedirán fotos aquí y en Jaca— y siempre voy a decir que sí. Pero yo sigo siendo la jacetana de pura cepa que se para por la calle a hablar con la señora de la compra. Eso no va a cambiar nunca. Mis amigas están muy cerquita de mí, me apoyan absolutamente en todo, son mis fans número uno. En Jaca, por desgracia, no hay cine, así que han ido a ver la película a Zaragoza, a Pamplona o al sitio más cercano. Están al pie del cañón conmigo, y yo con ellas.
Empezaste a presentarte a castings con solo 16 años, ¿verdad?
Con 15 hice mi primera obra de teatro, pero castings como tal, hasta el de Todas las veces que nos enamoramos, no había hecho ninguno. Ese fue el primero y tuve suerte.
Y no todo ha sido fácil, ¿no? Has comentado que te cerraron puertas por tu físico.
Bueno, lo que he dicho es que intentaban meterme ese miedo, diciéndome que con mi físico no me podía dedicar a esto. Pero a la hora de la verdad, he tenido suerte y nunca me ha pasado nada en un rodaje respecto a mi físico. Sé que hay compañeras que sí lo han sufrido, seguro. A mí nunca me han dicho que no por mi físico, quizá sí porque no encajaba, o porque cantaba mal, o lo que fuera... pero no por el físico. Eso sí, también es verdad que no hago tantos castings como una persona con cuerpo normativo. Y eso es una realidad.
Mirando atrás, ¿qué le dirías a esa chica casi adolescente que estaba empezando?
Que haga exactamente lo que está haciendo: apostar por ella. No hacer ni puñetero caso a los que le decían que no, y coger su maleta e irse a Madrid.
Mariliendre ha sido, imagino, todo un reto: cantar, bailar, actuar, hacer playback con la voz de Bea Fernández de OT… ¡Casi nada! ¿Hubo algún momento en el que pensaste "¿pero dónde me he metido?".
Muchos. Ha sido un rodaje muy duro para todo el equipo porque nadie sabía lo que era hacer una serie musical. Si un rodaje normal ya tiene jornadas de 11 horas, imagínate sumarle coreografías, días enteros dedicados a un minuto de baile o canción... Ha sido muchísimo volumen de trabajo y todos hemos ido descubriendo cómo se hacía eso. Pero creo que el resultado ha merecido la pena. Las palizas valieron la pena.
¿Cuál fue la canción que más disfrutaste? ¿O la que más odiaste?
La que más disfruté, sin duda, fue el número de Chenoa en la discoteca Pachá. A Martín y a mí nos pasó lo mismo: hicimos click ahí y lo disfrutamos como niños. Veías al equipo, a los eléctricos, bailando detrás, y decías: “Esto va bien, si hay un eléctrico bailando, esto mola”. La que más sufrí fue Ella, con Carlos. Luego lo veo y me gusta, pero en su momento fue estrés postraumático. Era nocturno, no habíamos ensayado con la versión final, hacía un frío tremendo en ese parque de Vallecas y yo estaba llorando pensando: "No me va a salir". Pero al final salió.
¿Qué tipo de personaje te gustaría hacer y todavía no te han ofrecido?
Me encantaría hacer algo más de 'mala', algo más oscuro. Siempre digo que no sé si preferiría ser la psicópata o la que pilla a la psicópata. Algo con dramatismo, con oscuridad, algo chungo.
¿Y qué te gusta hacer cuando no estás trabajando? ¿Eres más de 'mantita y peli' o de cerrar la discoteca?
Es una pregunta que me estoy haciendo últimamente. Si mi curro es mi hobby… ¿Cuál es mi hobby, entonces? Me encanta ir al cine, pero a veces, ya lo veo desde una perspectiva profesional y me cuesta desconectar. Así que no sé bien qué me gusta hacer. Venir a Desalia, por ejemplo.
Si tuvieras que definir tu personalidad con una canción de los 2000, ¿cuál sería?
Wow… hay grandes temazos. Pero si consideramos dosmilera es María Isabel… Antes muerta que sencilla, sin ninguna duda.
¿Tienes algún temazo hortera que te encante y no puedes dejar de escuchar?
Agapimú, de Ojete Calor. Es mi canción favorita de ellos y está súper infravalorada. ¡Es increíble! Siempre te dirán las míticas, como Tonta gilipo, pero Agapimú, con Ana Belén, es increíble. A mí esa canción me salvó de la pandemia.
El DM más loco que te hayan enviado últimamente.
Me mandan muchos mensajes para ofrecerme un balón gástrico… que es una cosa horrible. Así que, por favor, que dejen de hacerlo.
¿Y lo más bonito que te ha dicho algún fan?
Me escriben muchas chicas. Ya me pasó con el personaje de Jimena y ahora me ha vuelto a pasar: que se reflejan en mi cuerpo, que me ven como un referente, como alguien a quien parecerse. Una madre me escribió para decirme que su hija de 13 años se había puesto —no recuerdo si un top o qué— porque me había visto a mí en la televisión y se había atrevido. Y esas cosas… Pues si sirve para algo.
Un sueño profesional.
Pues trabajar con grandes directores. Almodóvar, por ejemplo… Me moriría. Le iro muchísimo y creo que sería muy buena chica Almodóvar.
Tenemos clarísimo que eres la Mariliendre no solo de la serie, ¡sino de Desalia y de la vida!
¡Me encanta ser la Mariliendre de Desalia!
Ayer lo confirmamos. Literalmente: ¿dónde están los maricones? Y ahí estabas tú, rodeada. No hay uno que no te adore. Así que dime: ¿cuál fue tu primer momento Mariliendre oficial?
Creo que fue en Madrid, en Delirio, al ver a Pupi Poison y pensar: "Este es mi sitio". Pero en realidad empezó en el cole, cuando defendí a un amigo al que llamaban "mariquita" por hacer ballet.
Vale, ahora imagínate dentro de 50 años, un biopic sobre tu vida. ¿Qué canción tendría que estar en la banda sonora?
Alguna de Bad Gyal seguro… Fiebre, de Bad Gyal, me representa.
¿Y cómo acabaría esa serie?
Yo viejita, sentada, fumándome un cigarro en la puerta de un bingo en Benidorm. Algo así.
Si tu personaje de Mariliendre tuviera que abrirse una cuenta de Tinder, ¿qué bio pondría?
“Fan del Junco y del Lorazepam”.
Y tú, Blanca, ¿qué biografía has tenido —si se puede contar— o cuál crees que te pegaría?
Me lo puse una vez. Puse lo mismo que tengo en Instagram: "Redonda y de pueblo, como un pan".
Después de unos días compartiendo risas, plumas y más de una historia con nuestra mariliendre favorita, aterrizamos en el bautismo drag de Jacetana Montana: bata de plumas al viento y ventilador de bazar que termina aplaudiendo en el show. Blanca llegó a Madrid con mil sueños en la maleta, y ahora brilla como esa estrella pop con alma de vecina, como si Hannah Montana hubiera cambiado los escenarios por charlas en la cola del súper.
Porque al final, ser estrella es brillar sin perder la cercanía… Y Jacetana Montana lo hace con tanto estilo que hasta el ventilador aplaudiría. Lo prometido es deuda: nosotros hemos completado la misión. Así que cuidado, Madrid: la estrella ha llegado y no piensa pasar desapercibida. ¡Que empiece el show!