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El conocido barrio de a de Madrid se convirtió este lunes en el epicentro de una de las noticias del año en la capital. Uno de los establecimientos gastronómicos más prestigiosos de la zona, el restaurante Jin Gu, era cerrado por las autoridades después de haberse realizado una inspección con dantescos resultados.

El caso del Jin Gu ha sido muy extraño desde su concepción. Un restaurante que hace un tiempo contaba con reseñas más que positivas, pero que recientemente había recibido multitud de quejas por parte de sus clientes. Muchos de ellos, después de probar su comida, sentían un malestar preocupante y síntomas de indigestión.

Una situación alarmante que llevó a muchos de ellos a denunciar lo que se ha terminado traduciendo en un gran escándalo. Tras recopilar estas quejas, la Policía Municipal de Madrid decidió realizar una profunda inspección en el establecimiento. Esta tuvo lugar el pasado 25 de marzo.

Tras adentrarse en las entrañas de este popular restaurante chino del barrio más asiático de la capital, las autoridades encontraron un auténtico infierno culinario. El local situado en la calle de Perpetua Díaz, 37, era un pozo sin fondo de suciedad, comida en mal estado y todo tipo de contraindicaciones sanitarias. Tanto es así que después de ese mismo instante, la Policía Municipal decidió cerrar el establecimiento.

En estos momentos, el dueño está siendo investigado por un delito contra la salud pública, contra la fauna y la flora y contra los derechos de los consumidores. Las hipótesis que giran sobre los latrocinios que se llevaban a cabo en este lugar giran en torno a varios caminos, pero todos ellos evidencian la gran cantidad de fraudes que se han estado llevando a cabo en Jin Gu, así como los repetidos atentados contra la salud.

Así era el Jin Gu, el chino cerrado en a 71o2s

El Jin Gu se ha convertido en el restaurante de Madrid del que todo el mundo habla. Sin embargo, no por cuestiones positivas. Y es que este chino del barrio de a ha sido clausurado por la Policía Municipal por cuestiones sanitarias. Lo que entre sus muros se hacía era de todo menos cocinar.

A finales del mes de marzo, tras la recepción de varias denuncias, las autoridades realizaron una inspección que evidenció los problemas que este establecimiento sufría. Tras acceder a su trastienda, los policías encontraron un panorama estremecedor. Más de 300 kilos de comida en condiciones dantescas y en estado de putrefacción, tiras de carne descongelando y secándose en tendederos de ropa y hasta trampas para ratas.

Sin embargo, las atrocidades no se terminaban ahí, ya que estas implicaban también a otros seres vivos, integrantes habituales del equipo de Jin Gu. Por un lado, las cucharas que campaban a sus anchas y que convivían no solo con los cocineros, sino también con los clientes.

"Vimos cucarachas en el suelo y sobre una mesa que estaba pegada a la nuestra, ya nos habíamos comido los entrantes", decía uno de sus clientes. "Vimos que unos comensales se levantaron y se marcharon sin apenas comer nada, nosotros hicimos lo mismo nada más ver la fauna del local".

Inspección policial en el restaurante chino Jiu Gu de a, en Madrid.

Un testimonio que sin duda no ha sido aislado, ya que esta sensación se ha repetido durante los últimos meses, cuando el restaurante había bajado enormemente su salida y servicio. "Salvo que estés vacunado de todo, no os lo aconsejaría". De hecho, mucho antes de que las autoridades echaran el candado, varios clientes ya habían pedido que se tomaran medidas al respecto. "Este restaurante no sé cómo no ha sido cerrado por la Comunidad o el Ayuntamiento".

Finalmente, tras llevar a cabo esta investigación, la Policía Municipal ha decidido cerrar el restaurante y ahora será momento de decidir cuál es la condena que debería recibir el propietario en caso de que sea declarado culpable. Uno de los descubrimientos más sorprendentes realizado por las autoridades fue el hallazgo de cadáveres de palomas comunes, las cuales eran servidas como si fuera pato laqueado.

Este es un hecho muy importante, ya que a muchos clientes les habían surgido ya dudas y sospechas sobre el estado y el tipo de estas carnes: "Pésima comida, en muy mal estado. El pato con un sabor cuando menos raro. Aparentemente la cocina parecía estar sin limpiar desde hace meses". Esto decía un clientes que había pasado por allí en enero de este año.

Al parecer, una de las hipótesis más sólidas de la policía es que creen que los dueños del restaurante cazaban palomas en la calle y las mataban a patadas. Después, las desplumaban y las servían simulando el pato laqueado tan típico de estos restaurantes. Además, se incumplían un sinfín de normativas adicionales como la colocación de los extintores o la no accesibilidad de las puertas de emergencia.

Tampoco se cumplía la normativa de sanidad por culpa de la evidente falta de higiene, algo que evidenciaron los propios agentes nada más entrar al local. Aunque lo peor llegaba a través del baño para personas con movilidad reducida. Desde uno de sus rincones se accedía a una habitación donde había hasta ocho arcones congeladores con alimentos sin etiquetar, sin control alguno de temperatura y todo marcado por el óxido, la suciedad y los restos en mal estado.

Esta estancia, utilizada como almacén, no estaba incluida en los planos del local y en ella hallaron también bolsas que contenían gallinas negras congeladas además del famoso tendedero de ropa para secar carne y otras barbaridades. Todas las instalaciones y utensilios presentaban un estado deplorable, pero la palma se la llevaban las sartenes con óxido apiladas en un suelo lleno de grasa o el tubo de evacuación de gases cuyo extremo era un vaso de plástico que hacía de sombrerete extractor.

Las estimaciones indican que podía haber más de una tonelada de productos sin ninguna garantía sanitaria, algo que los vecinos del barrio veían cada día al comprobar cómo entraban los productos en el local. Sin embargo, es cierto que no todos los comensales del polémico restaurante habían quedado descontentos, ya que otros aseguraban no haber notado raro a pesar de ser clientes habituales.

"A mí me flipó. Un hot pot de mariscos brutal, no como los que comemos normalmente ". Así comienza uno de los testimonios recogidos por Madrid Total - EL ESPAÑOL. Precisamente, el marisco es uno de los productos que peor estado mostraba durante la inspección. Sin embargo, este cliente, experto culinario, no hubiera predicho el final que ha tenido el polémico Jin Gu.