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En 1965, Valéry Giscard d’Estaing, quien por entonces era ministro de finanzas de Francia —antes de convertirse en presidente del país—, acuñó la expresión "privilegio exorbitante" para criticar el beneficio económico y geopolítico que tiene Estados Unidos por el hecho de que el dólar estadounidense es la principal moneda de reserva y de comercio internacional en el mundo.

Se quejaba de que Estados Unidos podía (y puede) endeudarse y pagar guerras simplemente imprimiendo dólares, mientras que otros países sufrían (y sufren) para financiarse. La caída de la divisa estadounidense, a consecuencia de lo que se puede denominar shock Trump —en un paralelismo con el shock Nixon de 1971— ha hecho saltar las alarmas y pone en riesgo, aunque relativo, el dominio del billete verde.

Antes de que el dólar entrara en escena, la libra esterlina predominaba en el sistema de reservas internacionales. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial y con una economía británica devastada, la libra cedió este privilegio a la divisa estadounidense gracias al acuerdo de Bretton Woods de 1944.

Este acuerdo vinculó el valor del dólar al oro, mientras que la mayoría de las divisas se vincularon a la moneda estadounidense. Al poseer la mayoría de las reservas de oro del mundo, y siendo Estados Unidos la mayor potencia industrial tras el mencionado conflicto bélico, el dólar se convirtió en el ancla del sistema financiero global.

La divisa estadounidense ha conservado su dominio en la escena internacional incluso después de la caída del sistema de Bretton Woods, cuando en el verano de 1971 Richard Nixon suspendió la convertibilidad del dólar en oro. Lo ha hecho gracias al tamaño y resiliencia de su economía y de su mercado de capitales, a la fortaleza de las instituciones estadounidenses, su uso generalizado en el comercio internacional y la preponderancia militar y geopolítica proyectada por Estados Unidos.

Del 'shock' de Nixon al de Trump 4inh

Pero con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca algunos de esos pilares parecen estar tambaleándose. La incertidumbre que genera el comportamiento del republicano —imponiendo aranceles, concediendo treguas comerciales o arremetiendo contra el presidente de la Reserva Federal (Fed), para después retractarse— impacta directamente en el dólar.

El índice dólar, que mide la evolución de la divisa estadounidense frente a las principales monedas del mundo, ha bajado un 8,5% desde que empezó el ejercicio. Para encontrar una evolución peor en el mismo plazo —desde el 1 de enero al 25 de abril— hay que retroceder hasta 1995.