
Eulalia Flo, Managing Director Spain de Equinix. 1y6g5p
Los centros de datos son clave para la resiliencia digital: necesitamos visión a largo plazo 166w3x
Esta semana celebramos, como cada año, el Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información y el Día Mundial de Internet. Dos hitos que definen de manera muy precisa cómo es la sociedad del siglo XXI, en la que las telecomunicaciones e Internet son centrales en la vida diaria. Más aún en España, uno de los países con más penetración de Internet de Europa, con casi un 94% de la población conectada, y después de haber vivido una pandemia como la de la covid-19, que cambió nuestra forma de entender las relaciones digitales y la cultura del teletrabajo.
Cuando el pasado 28 de abril un apagón masivo dejó a toda la Península Ibérica sin luz y nos recordó la importancia de estar conectados, hubo algunos servicios —operadores de telecomunicaciones, proveedores de nube pública y plataformas de contenido— que ni siquiera lo notaron. Los sistemas de energía de respaldo se activaron sin interrupciones, los generadores funcionaron según lo diseñado y, lo más crucial, los equipos humanos actuaron con precisión quirúrgica. Mientras el país dormía, en los centros de datos se trabajó sin descanso para restaurar la energía convencional evitando un solo minuto de desconexión para los clientes.
Este episodio no fue suerte: fue el resultado de una estrategia deliberada. Desde mi punto de vista, las claves de la resiliencia son el diseño físico (elegiendo ubicaciones con baja exposición a riesgos naturales, redundancia en redes eléctricas y múltiples rutas de fibra óptica), tecnología predictiva (usando métodos preventivos como sensores IoT y análisis avanzado para anticipar fallos en equipos antes de que ocurran) y contar con personas preparadas (invirtiendo en formación en gestión de crisis con regularidad, porque ningún sistema es fuerte sin equipos empoderados).
Durante ese apagón, mientras algunas empresas veían interrumpidos sus servicios, los data centers siguieron proporcionando servicio a sus clientes, que siguieron operando con normalidad. Esto no es un detalle técnico: es lo que permite que un hospital acceda a historiales médicos en la nube durante una emergencia, que las transacciones financieras internacionales se liquiden en milisegundos o que una familia en Madrid haga videollamadas con abuelos en Buenos Aires sin cortes.
Según los estudios más recientes, el tráfico entre empresas y nubes crecerá un 51% anual hasta 2026. En este contexto, la resiliencia deja de ser un concepto abstracto para convertirse en la base de la confianza en el mundo digital.Así, el apagón nos dejó tres enseñanzas universales:
· La resiliencia es transversal: no basta con tener equipos robustos si los protocolos de comunicación con clientes son lentos o si los empleados no pueden tener a los lugares clave durante una emergencia.
· La transparencia es un activo crítico: el silencio alimenta la incertidumbre; la claridad, incluso en la adversidad, construye confianza. Es por eso que mantener los canales de comunicación abiertos, incluso sin novedades, es positivo en situaciones de crisis.
· La humildad es parte del proceso: incluso cuando se gestiona correctamente una crisis, es importante ser capaces de identificar áreas de mejora para el futuro. La autocomplacencia es el primer eslabón débil.
Para concluir, me gustaría hacer un reconocimiento y algunas invitaciones.
· A nuestros equipos, el reconocimiento: sois los arquitectos silenciosos de un mundo hiperconectado. Cuando el país se detuvo, vosotros asegurasteis que lo digital siguiera avanzando.
· A la sociedad: tras cada "like", transacción bancaria o consulta médica online, hay miles de profesionales asegurando que la infraestructura funcione. Valorar esta capa invisible es el primer paso para exigir estándares más altos.
· A mis colegas CEOs: los invito a preguntarse no solo "¿cumplimos con los SLA?", sino "¿estamos construyendo organizaciones que aprenden de cada crisis?". Porque en la era digital, la resiliencia no es un departamento: es la cultura que determina quiénes sobrevivirán a la próxima década.
Por último, a la istración Pública: este tipo de crisis resaltan la importancia de contar con un plan nacional que no sólo proporcione una respuesta rápida y eficaz, sino que establezca medidas de prevención y de garantías. Esta debe ser una prioridad estratégica de cualquier gobierno que se tome en serio la digitalización.
La próxima crisis llegará —sequías, ciberataques, fallos en la cadena de suministro—. Nuestra responsabilidad es asegurar que, cuando ocurra, ni la economía ni las personas lo noten. Ese es el verdadero estándar.
*** Eulalia Flo es Managing Director Spain de Equinix.