El director iraní Jafar Panahi en una rueda de prensa del festival de Cannes, donde presenta su nueva película, 'A Simple Accident'. Foto: EFE/EPA/ANDREAS RENTZ / POOL

El director iraní Jafar Panahi en una rueda de prensa del festival de Cannes, donde presenta su nueva película, 'A Simple Accident'. Foto: EFE/EPA/ANDREAS RENTZ / POOL j7359

Cine

El represaliado director iraní Jafar Panahi reaparece en Cannes: "La República Islámica ha hecho la película" 421v6s

Encarcelado desde julio de 2022 hasta febrero de 2023, asiste a un festival internacional tras quince años sin poder salir de su país y presenta 'A Simple Accident'. 1q2n17

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Esta mañana, durante la rueda de prensa de su película a concurso en la Sección Oficial de Cannes, A Simple Accident, el director iraní Jafar Panahi ha detallado su tiempo en prisión. Las horas con los ojos vendados, los cuatro días de aislamiento inicial en una habitación de uno y medio por dos y medio donde no podía tumbarse ni caminar, la restricción a tres veces al día de las visitas al baño, los interrogatorios de ocho horas sentado en una silla frente a un muro, de espaldas a uno de sus captores, que terminada la conversación le permitía levantarse la venda lo justo para poder leer la declaración...

Transcurrido ese tiempo, ya pasó a una celda el doble de grande, que compartía con otras tres personas. En una nueva estancia en cautividad, el lugar resultó ser espacioso y compartido con 300 prisioneros. Allí pasó largos lapsos de tiempo escuchando las vivencias de los presos, trances personales y políticos que hoy conforman el tapiz del largometraje con el que vuelve a competir en el Festival de Cannes, siete años después de que Tres caras (2018) se alzara con el Premio al Mejor Guion.

"Es absurdo, surrealista… Cómo puedes arrojar a un artista tras los barrotes de una prisión y no entender que eso es un trampolín a nuevas ideas. Cuando nos meten en la cárcel hay consecuencias. La República Islámica de Irán es la que ha hecho esta película", valoraba el realizador, que filmó este thriller de manera clandestina.

Cuando se hizo pública su selección en el Festival de Cannes, siete de su equipo fueron citados por la policía iraní para ser interrogados. En la cita con los medios ha comentado que tanto su director de fotografía, Amin Jafari, como él acudieron al ser inquiridos en el Ministerio por solidaridad con los compañeros.

"Estamos esperando que los liberen. Han sido objeto de mucha presión, han sido amenazados, pero hemos conseguido que la película esté aquí y no pueden hacer nada para impedir que se exhiba", ha explicado, despertando una primera ronda de aplausos.

Panahi ha sido víctima de incontables detenciones, arrestos domiciliarios, periodos de prisión y prohibiciones tanto de filmar como de viajar, pero ese cúmulo de coerciones no le han apeado de su vocación de cineasta. Su visita a Cannes es la primera a un festival internacional en 15 años desde su condena en 2010.

"Mi gente cercana pensaba que tiraría la toalla y me reinventaría con otra profesión, pero no sé hacer otra cosa, no sé atornillar un tornillo ni cambiar una bombilla, así que busqué soluciones". La principal fue girar la cámara hacia su persona, dando como resultado un cine introspectivo, donde las historias se cuentan desde su punto de vista.

Los coches, motor y parapeto de un rodaje r1v4g

Una constante en su cine ha sido el rodaje en el interior de coches, que alcanzó su paroxismo en 2015 en Un taxi en Teherán, Oso de Oro en Berlín, donde el vehículo del título se convertía en un mosaico de la población iraní con Panahi como conductor de un taxi por el que iban desfilando compatriotas de todo género, edad y adscripción política.

En A Simple Accident también cobran protagonismo los coches. La película arranca en uno que transporta a una familia. Cuando se estropea tras atropellar a un perro, el padre entra a un cobertizo para pedir ayuda y el trabajador que le atiende cree reconocer el sonido característico de su forma de andar, condicionada por una cojera. Al día siguiente, lo secuestra en la parte trasera de su camioneta, vehículo que se convierte a la vez en el motor y en el escenario principal de la trama.

"Los rodajes son más seguros en coches que en la calle —se ha justificado Panahi—. Si tienes una cámara dentro de un vehículo, nadie repara en ti, mientras que en el exterior empiezas a tener problemas".

Las mujeres iraníes contra el velo 2128h

El realizador disidente ha provocado un nuevo estallido de aplausos cuando le ha quitado hierro a su terquedad y a las contraindicaciones que puede provocar esta nueva crítica a la falta de libertades personales a su vuelta: "No soy un caso especial. A las mujeres iraníes, por ejemplo, no se les permite salir sin hiyab a la calle, pero lo hacen igual, a pesar de que su decisión las ponga en peligro. No estoy haciendo nada heroico que no esté también afrontando el resto. Cuando regrese a Irán, la cuestión que encararé será cuál es la próxima película que voy a hacer".

Como Mohammad Rasoulof, que el año pasado fue reconocido con el Premio Especial del Jurado por La semilla de la higuera sagrada, a Panahi, el movimiento Mujer, vida y libertad lo pilló en la cárcel: "Irán ha vivido un cambio fundamental, pero yo no pude asistir a su gestación. Conseguí que me dejaran salir a la calle para visitar a un médico por una reacción alérgica tres meses después y observé que en las calles de Teherán las mujeres no llevaban velo. Como soy un cineasta que retrata la realidad, así lo he plasmado".

Instado a explicar su fórmula para sortear la censura y la prohibición, el realizador se ha resistido a dar ningún consejo: "No quiero establecer las reglas para rodar en Irán. De hecho, ha habido estudiantes que han compartido conmigo los obstáculos a los que se enfrentaban, pero pronto se dieron cuenta de que no era la persona a la que plantear preguntas: cada cual ha de encontrar su forma. A mis colegas no puedo darles recomendaciones, solo decirles que siempre pueden encontrar una solución".