Una imagen de los fotógrafos. Foto: Bleda y Rosa

Una imagen de los fotógrafos. Foto: Bleda y Rosa 8u72

Arte

Bleda y Rosa, dos fotógrafos tras las huellas de Carlos V: "No estamos interesados en el momento decisivo" 5s456

La pareja inaugura en la Galería de las Colecciones Reales 'Las horas del sol', la exposición estrella del festival PHotoEspaña. Un proyecto centrado en el monasterio de Yuste. 1gy19

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Bajo el sol de Yuste y su luz cambiante –fría al mediodía, cálida y anaranjada en el crepúsculo– los fotógrafos María Bleda (Castellón de la Plana, 1969) y José María Rosa (Albacete, 1970), escriben, despacio y con buena letra las imágenes de su próxima exposición.

Las horas del sol, su próxima exposición en la Galería de las Colecciones Reales y los Jardines del Campo del Moro consiste en un relato fragmentado y heterodoxo centrado en el Monasterio de Yuste y Carlos V.

En tres décadas de carrera han desplegado un personal atlas visual del mundo; una cartografía política, geológica e histórica que condensa en cada imagen la eternidad del tiempo. En sus famosas series como Campos de Batalla y Origen y Prontuario se superpone el palimpsesto de la acción humana.

Estos Premio Nacional de Fotografía 2008, nos invitan a repensar la relación entre territorio e historia en composiciones exquisitas y sosegadas, fotografiadas con la misma cámara analógica con la que comenzaron.

Les entrevistamos, vía telefónica, desde su taller de Valencia, intentando desentrañar los detalles de este nuevo proyecto fotográfico, una cartografía del tiempo pasado y de la historia de nuestro país.

Bleda y Rosa: 'Astronomicum Caesareum', 2025

Bleda y Rosa: 'Astronomicum Caesareum', 2025

Pregunta. El punto de partida fue una invitación para trabajar en el Monasterio de Yuste. ¿Cómo se enfrentan a un lugar tan especial?

Respuesta. El proyecto surge de la mano de PHotoEspaña junto a Patrimonio Nacional y con el patrocinio de Acciona. En él, hemos explorado la naturaleza, la historia y la imagen de los entornos naturales del monasterio, que son, además, los ejes que atraviesan nuestro trabajo desde que empezamos hace treinta años.

P. Su trayectoria ha sido especialmente coherente. ¿Qué les interesa fotografiar?

R. El espacio natural y su representación. La huella y la memoria de los lugares, añadiendo nuestra experiencia personal, siendo conscientes de lo que ha sucedido en ellos. La idea de viaje también está muy presente en el proyecto.

“En nuestros proyectos hay libros sobrevolando y referencias internas de las lecturas que nos acompañan”

P. ¿En qué sentido?

R. A través de cuatro viajes muy distintos: el que hizo Carlos V para llegar a Yuste como lugar de retiro, los de personajes históricos de la fotografía como Charles Clifford, quien viajó a Yuste y lo retrató –de todas sus fotografías hay una que nos interesa especialmente, el retrato de un nogal majestuoso–, y el de otro personaje histórico que es el hispanista Richard Ford, quien hace este viaje a través de la escritura como una descripción del lugar. Por último, nuestro viaje personal. Son cuatro miradas a un mismo lugar.

P. Su trabajo se centra en el exterior del monasterio, pero la exposición final también tiene una parte al aire libre en los Jardines del Moro.

R. Sí, para intervenir los jardines planteamos realizar, a través de la imagen de la columna de la ermita, una reiteración de cinco momentos en los que la columna funciona como gnomon, midiendo las sombras. La fotografiamos a distintas horas del día desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde y configuramos un recorrido. Se puede percibir en el paisaje cómo el sol le afecta dependiendo de su movimiento aparente.

P. ¿Qué papel juega el tiempo en una exposición titulada Las horas del sol?

R. Además de los viajes, hay otros focos de interés que coinciden con lo que le interesaba al propio emperador Carlos V como la astronomía o la botánica. Tenía, además, una peculiar obsesión por la medición del tiempo: relojes solares y mecánicos… lo que nos llevó a plantearnos una oposición entre el tiempo natural versus el tiempo mecánico.

P. Si tuvieran que elegir una imagen de toda esta investigación, ¿cuál sería?

R. Es complicado, quizás el gnomon, la columna de una ermita –el único elemento arquitectónico de la misma que sigue en pie–, o la foto del eucalipto que referencia al nogal de Charles Clifford, el fotógrafo oficial de Isabel II, quien viajó a Yuste en 1858; de todas sus fotografías, hay una que nos interesaba especialmente, la del nogal, a la que respondemos con la fotografía de un eucalipto.

Bleda y Rosa: 'Reloj', 2025

Bleda y Rosa: 'Reloj', 2025

P. La literatura también acompaña sus viajes…

R. Hay un relato precioso de Walter Benjamin que, tras ver la fotografía de Charles Clifford, enseguida nos vino a la mente. Se titula El árbol del lenguaje. Habla del paso del tiempo, del árbol como signo y también del viento y de cómo una hoja arroja sombra sobre otra. Esa idea de superposición de capas que se suceden es bonita. El árbol, además, está muy presente en nuestro trabajo. También hay una lectura del emperador en ese momento final de su vida, Consuelo de la filosofía de Boecio, que también nos ha acompañado. En nuestros proyectos hay muchos libros sobrevolando y referencias internas de las lecturas que nos acompañan.

P. No solo literatura, sino también la historia o filosofía.

R. Sí, por ejemplo, Richard Ford, el hispanista. A mediados del s. XIX hace un libro de viajes, una guía de España. Hay un pasaje que nos sirve de punto de partida para realizar una imagen, habla de cómo las estrellas del cielo aparecen reflejadas en el estanque del monasterio y describe cómo destellean como diamantes.

P. En su trabajo brilla una ausencia constante de la figura humana.

R. Podríamos decir que hay una presencia de la ausencia. Y esa presencia ausente relata una temporalidad, una consciencia de actividad humana, también desde nuestra propia observación. Nos interesa el registro de la huella y de la memoria, la acción humana más que la idea de ruina o de monumento.

Bleda y Rosa: 'El árbol y el lenguaje', 2025

Bleda y Rosa: 'El árbol y el lenguaje', 2025

P. La memoria es también transversal, como las capas del árbol de Benjamin.

R. Sí, es algo expandido. No queremos que la figura humana desvíe la atención de lo que nos interesa. No estamos interesados en el momento decisivo, sino en un tiempo expandido.

P. Llevan ya 30 años firmando bajo una misma rúbrica. ¿Cómo toman las decisiones?

R. Con diálogo y construyendo desde el interés de encontrar algo común. Nuestro trabajo es una especie de estructura que se va construyendo con ecos de nosotros mismos. No tenemos establecidos roles, ambos estamos presentes y desarrollamos todas las tareas.

“Nos interesa el registro de la huella y de la memoria; la acción humana más que la idea de ruina o de monumento”

P. ¿Nunca les ha apetecido hacer algo a nivel individual?

R. No, no nos lo hemos planteado nunca. Empezamos juntos desde el principio y, además, somos pareja, por lo que no hemos tenido el impulso.

P. Otra constante de su trabajo es la gramática de la línea del horizonte. ¿Qué significa?

R. Es fundamental a nivel compositivo, pero conlleva, como bien dice, otras narrativas. Tiene que ver con la búsqueda de una forma, es un elemento clave en nuestras imágenes frontales entre el primer plano y el infinito.

P. Siguen trabajando con placas analógicas de revelado químico. ¿No les interesa lo digital?

R. Seguimos fotografiando con una cámara que genera un negativo de 6 x 7 cm, exactamente la misma desde que empezamos. Nunca hemos sentido la necesidad de cambiar. Ahora se ha convertido en una obligación romántica y un posicionamiento político. Apostamos por la lentitud, no nos negamos a los avances, sino que no entra dentro de nuestra narrativa.

Bleda y Rosa: 'Gnomon', 2025

Bleda y Rosa: 'Gnomon', 2025

P. ¿Y lo revelan ustedes?

R. No, escaneamos los negativos y luego lo llevamos al laboratorio para que nos impriman las copias. Nos gusta tener el control.

P. ¿Cómo deciden el encuadre final?, ¿qué inclina la balanza?

R. Entran varios elementos en juego: el discurso, una cuestión física, las sensaciones que te provocan ese espacio, también las citas a nuestros referentes fotográficos, como el árbol de Clifford.

P. En treinta años de fotografía y viajes tendrán muchísimas anécdotas.

R. Muchísimas. Cuando teníamos 23 o 24 años y empezábamos con toda la ilusión, le preguntamos a un agricultor por uno de los campos de batalla, en concreto por el de la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Nos cuenta que ha encontrado puntas de flecha de la propia batalla desde que era pequeño y que, ahora, ya mayor, seguía encontrando restos de material bélico que nos enseñó allí mismo. Fue muy especial.

P. En la era de la inmediatez, ¿cómo se aprende a mirar lento?

R. Nos gusta trabajar de forma pausada. Tiene que ver con nuestra forma de ser y pensar las cosas. Sin embargo, hay una cuestión de la inmediatez que nos interesa mucho, que es la pausa. Cuando dedicas el tiempo suficiente a observar, suceden cosas que expanden lo visible. Aunque hemos trabajado muchos años tampoco tenemos una gran acumulación de imágenes. Haciendo cálculos hacemos unas ocho fotos al año.

Bleda y Rosa: 'Hora Prima', 2025

Bleda y Rosa: 'Hora Prima', 2025

P. Quizá por ese motivo les dieron el Premio Nacional de Fotografía en 2008.

R. Lo recibimos siendo muy jóvenes y, desde el primer momento, entendimos que no podíamos hacer de aquello un punto de llegada, que tenía que servir como impulso y que es vital recibirlo porque este mundo del arte es muy injusto. Lo vemos en nuestros colegas que no reciben estos estímulos injustamente y somos conscientes de nuestro privilegio.

P. Por último, teniendo en cuenta que ustedes inauguran el festival, ¿qué exposiciones van a visitar de PHotoEspaña?

R. Pues en el CBA Lotty Rosenfeld, Claudia Andújar en Elba Benítez y Hannah Collins en Prats Nogueras Blanchard, por ejemplo. También nos interesa la colección de Helga de Alvear, que es increíble, y una pequeña exposición de Nacho Criado.