El barrio de Casablanca, situado en el sur de Zaragoza, es mucho más que un lugar en el mapa para Eva Amaral y Juan Aguirre. Para ellos, es el punto de partida de una carrera musical que ha dejado huella en el panorama español. “Aquí empezamos todo y siempre volvemos”, han expresado en diversas ocasiones, subrayando la importancia de este enclave en su trayectoria.
Eva Amaral creció en un barrio caracterizado por su ambiente tranquilo y familiar, fue testigo de sus primeros pasos en la música y en la vida. Por su parte, Juan Aguirre, aunque nacido en San Sebastián, se trasladó a Zaragoza siendo muy joven, y fue en esta ciudad donde encontró su camino en el mundo musical.
La conexión con Casablanca no solo es emocional, sino también creativa. Muchas de las canciones de Amaral llevan el sello de este barrio, ya sea por las vivencias compartidas o por la inspiración que emana de sus calles y su gente. Es un lugar que, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo una fuente inagotable de recuerdos y motivación para el dúo.
Casablanca no solo ha sido el hogar de Eva Amaral, sino también de otros artistas destacados como Mauricio Aznar y Javier Macipe. Este barrio, con una rica tradición musical, ha sido un semillero de talentos que han contribuido al panorama cultural de Zaragoza y de España.
La presencia de estos artistas ha dejado una huella imborrable en la identidad del barrio, convirtiéndolo en un referente para los amantes de la música y la cultura. Los bares y locales de Casablanca han sido escenarios de innumerables actuaciones y encuentros que han marcado la historia musical de la ciudad.
Además, la comunidad de Casablanca ha sabido preservar y fomentar este legado, apoyando a nuevos talentos y manteniendo viva la llama de la creatividad y la expresión artística.
En mayo de 2025, Amaral regresó a Zaragoza para presentar su noveno álbum, "Dolce Vita", con dos conciertos en el Pabellón Príncipe Felipe. Estos eventos no solo fueron un éxito en términos de asistencia, sino también momentos cargados de emoción y nostalgia para Eva y Juan.
Durante las actuaciones, el dúo recordó sus inicios en los bares del centro de Zaragoza y compartió anécdotas de sus primeros pasos en la música. La conexión con el público local fue palpable, y las palabras de Eva, “En casa, por fin”, resonaron con fuerza entre los asistentes.
Estos conciertos fueron una celebración de su trayectoria y un homenaje a la ciudad que los vio crecer, consolidando aún más el vínculo entre Amaral y Zaragoza.
La influencia de Amaral en Zaragoza va más allá de su música. Su historia es un ejemplo de cómo el talento, la perseverancia y el amor por las raíces pueden dar lugar a una carrera exitosa y significativa. El dúo ha llevado el nombre de la ciudad a escenarios nacionales e internacionales, convirtiéndose en embajadores de su cultura y su espíritu.
Además, su compromiso con causas sociales y su participación en iniciativas culturales han reforzado su papel como figuras influyentes y respetadas en la comunidad. Su legado es una fuente de inspiración para las nuevas generaciones de artistas y un motivo de orgullo para Zaragoza.
En definitiva, Casablanca no es solo el lugar donde comenzó la historia de Amaral, sino también un símbolo de su identidad y su conexión con la ciudad que siempre llevarán en el corazón.