Venimos siendo testigos de cómo el discurso público ha sido colonizado por una ideología que pretende dictar qué es el empoderamiento femenino y cómo debe ejercerse.

Este enfoque, profundamente paternalista y contradictorio, nos pretende convertir a todas las mujeres en figuras vulnerables, dependientes del Estado y necesitadas de protección constante frente a un supuesto patriarcado omnipresente.

Nada más alejado de la realidad. Muchas mujeres ya hemos roto techos de cristal, hemos emprendido, creando empleo y generando riqueza, sin subvenciones y sin tutelas impuestas. Lo hemos hecho con esfuerzo, con valentía, con determinación y, desde luego, con mucho mérito.

Hoy más que nunca, es necesario reivindicar a las mujeres emprendedoras y empresarias como uno de los auténticos rostros del empoderamiento.

Y también es urgente denunciar cómo el discurso ideológico de las izquierdas, pretende invisibilizarlas, desacreditando sus logros y encasillándolas en una narrativa victimista completamente alejada de la realidad.

El emprendimiento femenino: una historia de éxito silenciada 1h5i43

En España, según datos del GEM (Global Entrepreneurship Monitor), el 46% de las personas emprendedoras son mujeres. Y no solo eso: los negocios liderados por mujeres presentan una tasa de supervivencia igual o incluso superior a la de los liderados por hombres en muchos sectores.

Sin embargo, este dato rara vez ocupa titulares. ¿Por qué? Pues las razones deberíamos buscarlas en que estas mujeres naturalmente líderes no encajan en el relato ideológico de la izquierda: no se victimizan, no claman por ayudas constantes, ni necesitan ser tratadas como una minoría a proteger.

Creo firmemente en el poder transformador del emprendimiento. Una mujer que levanta una empresa está contribuyendo no solo a su desarrollo personal, sino también al crecimiento económico, a la creación de empleo y al bienestar social.

Pero este modelo de éxito no interesa a quienes necesitan perpetuar su relato de permanente desigualdad para justificar sus políticas intervencionistas y clientelares. No encaja en la dialéctica de buenos y malos.

El Estado como obstáculo, no como salvador 5o5j2w

Desde el Gobierno se anuncian constantemente planes, ayudas y subvenciones para fomentar el "emprendimiento femenino". Pero lo cierto es que muchas veces estas medidas son meros titulares sin resultados efectivos, pirotecnia que no llega a concretarse jamás.

Peor aún: detrás de ellas se esconde un sistema burocrático farragoso, una maraña fiscal asfixiante y una presión normativa que desincentiva el emprendimiento, tanto femenino como masculino.

Una mujer que decide emprender en España se encuentra con trabas istrativas, una de las cuotas de autónomos más altas de Europa, inseguridad jurídica y escaso a financiación si no forma parte de los definidos como “colectivos protegidos” por la izquierda.

En lugar de crear un entorno favorable para que todas puedan emprender en libertad, se crean programas clientelares y selectivos que favorecen a quien se somete al relato ideológico dominante.

El verdadero apoyo a la mujer empresaria no consiste en darle un cheque o un curso de empoderamiento con perspectiva de género.

Consiste en rebajar impuestos, en reducir trabas burocráticas, en garantizar la libertad de empresa y en reconocer el mérito. Consiste, en definitiva, en tratarla como una ciudadana adulta y capaz, no como una víctima sistémica.

Mi propuesta: más libertad, menos ideología 1q51v

Defiendo una política económica que favorezca el emprendimiento femenino desde la base de una reforma fiscal para autónomas y pymes lideradas por mujeres, eliminando trabas y bajando impuestos, la simplificación istrativa, para que emprender no sea una carrera de obstáculos burocráticos y el apoyo a la conciliación real, con incentivos a la contratación flexible y a la corresponsabilidad.

También son fundamentales las facilidades de al crédito, especialmente en zonas rurales y en sectores estratégicos, apostando por la igualdad de oportunidades y el mérito como criterio rector.

Conclusión: el empoderamiento no se impone, se conquista 121l30

El discurso de izquierdas ha secuestrado el feminismo para convertirlo en un arma ideológica. Pero cada mujer que emprende, que arriesga su capital, que contrata trabajadores y que saca adelante un negocio, está diciendo con hechos lo que muchos solo dicen con palabras.

Está demostrando que el empoderamiento no se decreta desde un ministerio. Se conquista con esfuerzo, talento y libertad, demostrando así un verdadero feminismo.

Y esa es la auténtica lucha que merece ser apoyada: la de las mujeres libres, valientes y emprendedoras que no aceptan ser encasilladas ni instrumentalizadas por ninguna ideología. Porque la libertad no necesita etiquetas. Solo necesita que no la estorben.