
Pablo Gallart y Alberto de Rosa, a la izquierda de la imagen. Ribera 42405p
Ribera sufre el 'fraude del CEO': su director financiero transfirió 900.000 euros a Hong Kong estafado por un falso accionista 3k5m6x
El grupo logra frenar, en colaboración con la Policía y el Banco Sabadell, una operación muy similar a la que padeció la EMT en 2019. 3m2b5a
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El grupo Ribera ha denunciado ante la Policía Nacional un fraude sufrido el pasado febrero por valor de 888.586 euros, dinero que logró recuperar a tiempo. Se trata del conocido como fraude del CEO, por el que los delincuentes suplantan la identidad de un alto ejecutivo de una empresa para obtener dinero.
Según el atestado al que ha tenido EL ESPAÑOL, los estafadores se hicieron pasar por directivos de un accionista francés de Ribera -Vivalto Santé, el tercer grupo sanitario privado en este país con el que se aliaron en 2022- para reclamar el pago de la citada cantidad a una compañía de Hong Kong.
Después de varios engaños, la transferencia fue efectuada, si bien consiguieron frenar a tiempo la operación y que el dinero no llegara a su destino. Posteriormente, el director de seguridad corporativo del grupo acudió a las dependencias de la Policía Nacional a denunciar los hechos, constitutivos de un delito de estafa.
Todo ocurrió el 19 de febrero. La denuncia, en la que se aporta toda la documentación relativa al incidente, relata que los estafadores pidieron al director financiero de Ribera, Pablo Gallart -también accionista del grupo- que cooperara en un proceso internacional de compra.
Se hicieron pasar por el CEO de Vivalto Santé, Emmanuel de Ge, y emitieron, de forma fraudulenta, un documento de autorización del Banque Internationale à Luxembourg (BIL) que se empleó para engañar a Primero Salud en la petición de transferencia.
Después de varias comunicaciones al respecto, el directivo de Ribera dispuso una transferencia por valor de 888.586 euros "ante la certeza de estar realizando la misma de forma legítima a un accionista francés, que le reclamaba el pago a la compañía Longtai Global Trade LTD de Hong Kong".
La orden de transferencia está fechada el 20 de febrero por parte de la firma Primero Salud SLU, matriz de Ribera y cuyo accionista mayoritario es la multinacional sa Vivalto Santé. La hizo a favor de la empresa de Hong Kong.
Al día siguiente, el directivo y accionista descubrió el fraude después de una llamada tanto al banco de Luxemburgo como al CEO real de Vivalto Santé. De manera que seguidamente pidieron al Banco Sabadell que cancelara la transferencia.
Así lo pudieron hacer, ya el día 21 de febrero, de manera que el dinero no llegó a su destino y volvió a la cuenta de Primero Salud.
Ribera, grupo presidido por Alberto de Rosa, solicitó a la Policía la correspondiente investigación para determinar la identidad del responsable de suplantación y el fraude. Algo que resulta extremadamente complicado en este tipo de estafas.
Similar al fraude de la EMT 3a5m6p
Así ocurrió, por ejemplo, en el caso del fraude de la EMT de Valencia, muy similar al que le ha sucedido a la compañía. Éste fue cuantificado en 4 millones de euros y sus autores siguen sin saberse a día de hoy pese a que el asunto se encuentra judicializado desde hace más de cinco años.
Fue en 2019 cuando delincuentes anónimos suplantaron la identidad del presidente de la firma, el entonces concejal de Movilidad Giuseppe Grezzi, y un abogado de Deloitte para engañar a la que fuera jefa de istración de la EMT, Celia Zafra.
El objetivo era que ésta les facilitara los datos necesarios para cursar hasta ocho transferencias de 4,04 millones de euros en total a dos cuentas radicadas en Hong Kong para una falsa compraventa empresarial. Tras lo sucedido, fue fulminantemente despedida de la empresa pública. Ninguno de sus superiores detectó el fraude.
Tres semanas después de que se iniciara la estafa, empleados de la entidad bancaria que dio curso a las transferencias, Caixabank, advirtieron al gerente de la EMT de las salidas sospechosas de dinero que se estaban produciendo.
Llegado este punto, se paralizó todo, se denunció, e incluso se advirtió a la Interpol, que lanzó el aviso a las autoridades hongkonesas para que bloquearan las cuentas receptoras del dinero. De nada sirvió, puesto que apenas quedaban allí 150.000 euros de los cuatro millones.
Los titulares de las cuentas -que la policía considera mulas, al no ser los estafadores reales- habían centrifugado el dinero entre una veintena de sociedades. Se perdió el rastro. El dinero no se ha recuperado y el desenlace del asunto sigue en el aire en la vía penal.