Vigués de nacimiento, Pedro Pestana da Silva es fundador y CEO de Marosa, una fintech especializada en soluciones tecnológicas para el cumplimiento del IVA en Europa. Con sedes en Vigo y Londres, Marosa ha desarrollado el software VATify, que automatiza la facturación electrónica y las declaraciones de IVA para empresas multinacionales. A finales de 2024, la compañía cerró una inversión de 12 millones de euros por parte de la firma estadounidense Aquiline Capital Partners, con el objetivo de acelerar su expansión internacional y el desarrollo de nuevos productos.
Con una sólida trayectoria en el ámbito fiscal, habiendo trabajado en empresas de renombre como EY y Deloitte, Pedro cuenta con un Máster en Derecho Internacional de los Negocios, Comercio y Fiscalidad por el King's College de Londres. Esta semana compartirá su experiencia en The Way Startup Summit, que se celebra en Vigo los días 8 y 9 de mayo.
Has tenido muchos logros en tu carrera, pero ¿cómo fue esa primera decisión de emprender?
Fue algo progresivo. Yo no nací emprendedor pero tuve un jefe que me empujaba mucho a iniciar proyectos y a tomar la iniciativa. Además, al empezar a trabajar, me di cuenta de que me encantaba montar cosas y que no me costaba tomar decisiones rápidamente.
¿Consideras que tener una red de apoyo es clave en ese proceso?
Sin duda. Apoyarse en la gente y que las circunstancias se alineen es fundamental. Para emprender hacen falta valores, actitud, ambición y también una cierta capacidad para asumir riesgos. Y, por supuesto, hay que trabajar muy duro.
Mencionas el riesgo. ¿Qué papel juega en los primeros pasos de un proyecto?
Es clave. Emprender implica incertidumbre. Y también depende del momento vital. No es lo mismo montar una empresa sin cargas personales que hacerlo con familia o hipotecas. En mi caso, vivía en el extranjero, llevaba años fuera de Vigo y, cuando decidí empezar con Marosa, volví a casa de mis padres después de 12 años. No tenía ingresos, ni clientes aún. Me dediqué a crear contenido para la web y a ar con posibles clientes usando mis redes. Fue un momento muy incierto.
¿Qué te llevó a fundar Marosa?
Venía de trabajar en consultoría, en el área de tax technology, una combinación entre impuestos y software. En ese momento, el enfoque era todavía muy de servicios, pero yo aposté por el software porque veía que era el futuro, tanto desde la perspectiva regulatoria como desde la demanda de los clientes.
Pese a encontrar una demanda no satisfecha en el mercado, emprender no está exento de desafíos. ¿Qué dificultades recuerdas especialmente?
Al principio estás solo, y eso genera muchas dudas. Luego, poco a poco, el equipo crece y se crea una pequeña familia. Cuando llegas a ser 20 o 30 personas, las cosas se complican porque aún no tienes una estructura de gestión consolidada, pero todo mejora cuando pasas a ser 50 o 60 y puedes empezar a contar con directores de área.
¿Hay alguna experiencia que te haya marcado especialmente en estos años?
He aprendido mucho del trato con personas y de los errores. Especialmente, de la importancia de evitar discusiones con clientes y juicios innecesarios. Con el tiempo también aprendí a ir asumiendo más riesgos.
Marosa cerró recientemente una ronda de inversión muy importante. ¿Cómo ha cambiado la empresa desde entonces?
Nuestra trayectoria es algo atípica. No levantamos rondas al principio; crecimos gracias a los ingresos de nuestros clientes. Mucho después decidimos cambiar el enfoque y apostar por el crecimiento. Eso implicaba reinvertir todo, asumir más riesgos y dejar atrás un modelo más conservador pero rentable. Para eso necesitábamos socios que quisieran acompañarnos en ese cambio de etapa.
En The Way Summit hablarás precisamente de ese proceso. ¿Qué esperas transmitir al público?
Me pidieron que hablara sobre nuestra ronda, y hablaré de lo que conozco: de nuestros errores y aprendizajes. Espero que eso sirva a quienes estén en una situación similar.
¿Cómo ves el ecosistema emprendedor en Galicia?
Me ha sorprendido gratamente. Cuando levanté la cabeza y miré a mi alrededor, vi a mucha gente haciendo cosas interesantes. Incluso en Galicia, que no es Madrid ni Barcelona, hay al menos 30 empresas innovando, levantando capital y avanzando en sectores muy diversos, desde el agro hasta la industria o la salud.
Para terminar, ¿qué consejo darías a los emprendedores que están empezando?
Si ya son emprendedores ya han dado el primer paso, y si ya tienen claro qué venden, a quién y cómo, el siguiente paso es simplemente seguir. La suerte juega un papel importante, pero para tenerla hay que persistir. Y lo más importante: atreverse. Lo más difícil son siempre los primero pasos, de 0 a 1: lanzarte y tener el primer cliente.