Recibimiento de los aficionados del Celta a su equipo en Getafe

Recibimiento de los aficionados del Celta a su equipo en Getafe S.P.

Celta de Vigo

El viaje de los celtistas hacia el sueño europeo: “Vamos a reventar Getafe”

Más de cuatro mil celtistas viajaron hasta Getafe para apoyar a su equipo en el partido más importante de la temporada

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“Conto cada día para que deas desa morte”. Este verso rondaba en la cabeza de cada uno de los cuatro mil celtistas que se trasladaron a Getafe. Iban a Madrid a apoyar a su equipo, con tanto temor a una “celtada” de época, como con ilusión para lograr el sueño de “voltar a Europa”.

Los trenes a Madrid, casi agotados. Los precios de los aviones, por las nubes debido a la demanda. Así, muchos vigueses optaron por la polémica A-52 y la A-6 para llegar a Madrid y, gran parte de ellos, se atrevieron a ocho horas de autobús.

A las 6:30 del sábado llegaron los primeros celtistas a Madrid, a la estación de autobuses de Moncloa. "Ya estamos en Madrid, con muchísimas ganas del partido y de entrar en Europa", dijo a Treintayseis uno de los casi veinte aficionados del Celta que iban en el primer autocar que pisaba Madrid.

"Bastante sorprendente y bastante gente del Celta, iba bastante lleno", confirmaba el joven, acompañado por su amigo, que tenía claro que el apoyo de la afición va a ser clave para superar la prueba madrileña para alcanzar el sueño europeo: "Vamos a reventar Getafe, vamos a pasarlo bien y a ganar", aseveró.

La euforia celeste inundó las calles de Getafe

Grupo de celtistas en la previa del Getafe-Celta

Grupo de celtistas en la previa del Getafe-Celta S.P.

Aun quedaban más de doce horas para el partido. Era muy pronto para acercarse a Getafe, una de las principales ciudades del sur de Madrid, caracterizadas siempre por su carácter obrero y trabajador. Los vigueses encontrarían allí un sitio donde verse reflejados y donde fueron recibidos de la mejor manera por sus vecinos y aficionados.

A tres horas del comienzo del partido, las calles Agustina de Aragón y Helen Keller eran una marea celeste. Encontrar un hueco para conseguir una cerveza o un refresco era misión imposible y los cánticos celtiñas ya se podían escuchar desde la salida del metro de Los Espartales.

Los fillos dunha paixón no tardaron en moverse hacia la avenida Teresa de Calcuta, por donde accedían al estadio ambos equipos. La cantidad de celtistas sorprendía a propios y extraños. No se veían azulones, solo camisetas celestes, a la entrada de los jugadores del Getafe, que fueron recibidos con aplausos por la afición del Celta. La retranca no se olvida ni estando a 601,3 kilómetros de Balaídos.

La policía se puso seria, llegaba el bus del Celta y había que controlar a los cuatro mil celtistas que se abalanzaban sobre el autocar donde iban los de Giráldez. Los agentes intentaban avanzar con sus caballos, que reaccionaban a las bengalas y al ruido que provocaban los cánticos célticos.

Plantilla y cuerpo técnico consiguió entrar en el estadio Coliseum y sus hinchas se quedaron a las puertas, gritando a pleno pulmón: "Soño con voltar a Europa, para verte campión". La policía no sabía cómo disolver la euforia celeste. El ambiente era inigualable, ahora sólo faltaba la victoria para consumar una jornada histórica para Vigo.

Euforia celeste en Getafe

Euforia celeste en Getafe S.P.

Objetivo: conquistar Getafe

Poco a poco, el fondo norte del feudo madrileño se fue tiñendo de celeste. Mientras los aficionados del Getafe estaban más pendientes del descenso de sus rivales históricos, el Leganés, los celtistas se adueñaron del estadio con sus cánticos. El culmen, como no, la Oliveira dos Cen Anos.

Un ambiente que se corrompió con el gol tempranero de Borja Mayoral en el minuto 11. Durante un cuarto de hora, el Celta estuvo fuera de competición europea. La duda comenzó a apoderarse del público hasta que un pase del Príncipe das Bateas dejó a Borja Iglesias sólo ante David Soria.

Gol. Gritos, abrazos con desconocidos que sientes como familia y alivio. Una sucesión de sentimientos que sólo podía surgir con el sentimiento de pertenencia e identidad que ha generado el club desde la llegada de Claudio Giráldez al banquillo del primer equipo y que tocó techo con el tanto de Iago Aspas en el minuto 80.

Diez minutos más tarde se confirmó la clasificación a la segunda competición más importante del Viejo Continente, la Europa League. Pronto se acercaron los jugadores, comenzaron los cánticos de victoria y la fiesta, que se trasladaría también a las inmediaciones del campo.

A la hora de acabar el partido, los celtistas se dispersaron. Cada uno tomó su destino. Karaokes, discotecas, hoteles y, los más valientes, el coche para volver cuanto antes a Vigo y no perderse la celebración del domingo en Plaza América.