Alumnos en los exámenes de las pruebas de  a la Universidad en Sevilla, en 2022.

Alumnos en los exámenes de las pruebas de a la Universidad en Sevilla, en 2022. Eduardo Briones / Europa Press Sevilla 2r2q4b

Educación

Ni móviles ni pinganillos en la EBAU: así copian los estudiantes en la Selectividad este 2025 3i5r9

Es una práctica que no suelen encontrarse los profesores que vigilan los exámenes: "La inmensa mayoría sabe lo que se juega", señalan los profesores. 4g585w

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La fecha que más hace temblar a los estudiantes se aproxima. Entre el 3 y el 5 de junio se desarrollará en Andalucía la PAU (Prueba de a la Universidad), que, como cada año, reunirá a miles de estudiantes que buscan alcanzar la nota de corte de su carrera deseada.

Para ello, no todos hacen un juego limpio, aunque, según declaraciones de profesores que vigilan dichos exámenes, son los que menos. Eso sí, pese a la fijación externa por el control del uso de dispositivos electrónicos, los estudiantes de Sevilla siguen decantándose por los clásicos "papeles debajo de la manga". Una chuleta de toda la vida.

Juan Manuel Benítez, profesor de la especialidad de Geografía e Historia que lleva 9 años vigilando estos exámenes, explica que, de forma previa a iniciar las pruebas de la PAU, "se produce una reunión en la que se forman los grupos que van a vigilar en cada sede y se entrega la acreditación".

"En esa reunión se nos hace hincapié en que tengamos cuidado y especial vigilancia con los intentos de copiar, principalmente a través de medios o dispositivos digitales", expone.

También se les indica "que los móviles están prohibidos, no sólo su uso, sino también su posesión". Por ello, "se debe avisar al alumnado" sobre la obligatoriedad de "dejarlo dentro de la mochila que lleven, apagado o en silencio. Exactamente igual ocurre con los relojes inteligentes.

Explica que, en sus casi 10 años de vigilancia, solo se ha encontrado con un caso. "Fue durante la pandemia porque llevábamos mascarillas y había unas normas muy estrictas de distancia entre el alumnado".

Por estas circunstancias excepcionales, en lugar de examinar a todos los alumnos en "un aula magna", como viene siendo una costumbre, "se les agrupó en pequeñas aulas para que hubiera mayor separación".

En el aula se encontraba este profesor junto con otros dos compañeros. "En un momento dado, en el examen de Historia de España, aparece el secretario de la sede y me pide que le acompañe al aula contigua".

"Cuando llego, veo que los dos vocales que vigilan el examen en dicha aula están juntos, al fondo, y hablando con una alumna. En ese momento, el secretario me explica que la han cogido con una chuleta oculta en su ropa justo cuando la escondía debajo del folio en el que tenía que escribir las respuestas", desarrolla el profesor.

La misma situación se encontró Diego Bonilla, especialista en la misma área educativa. Este sevillano ha vigilado exámenes de a la universidad durante cinco años, y solo en una ocasión pilló a un alumno copiando.

"Fue un trozo de papel bajo la mano", explica el profesor. Bromea sobre la situación y reconoce que estas prácticas no son usuales, aunque sí ponen mucho el foco en que hay que tener "mucho cuidado con los pinganillos".

Insiste en que "las chuletas solo valen para preguntas memorísticas", por lo que no son las mejores aliadas frente a exámenes de áreas como las Matemáticas o incluso el Inglés.

Y, ¿cuál es la consecuencia para quienes corren el riesgo de copiar en exámenes tan trascendentales? Diego Bonilla afirma que un 0 en la asignatura en la que se pille al alumno. Juan Manuel Benítez, por su parte, declara que el secretario le comentó "que la alumna no podía seguir haciendo exámenes y que los ya realizados tenían un 0". Pero no está seguro de si ha cambiado la normativa.

"La verdad es que la inmensa mayoría sabe lo que se juega y no suelen pensar en hacer un acto de ese tipo", sostiene Benítez.

La corrección de los exámenes 4e66b

La otra cara de la vigilancia es la corrección de los exámenes. En este sentido, Diego Bonilla reconoce que lleva años sin apuntarse porque "la presión de corregir exámenes en tan poco tiempo me hacía sentir incómodo".

Insiste en que no se trata de "las horas de trabajo" invertidas, sino en "la sensación de que pudiera estar generando un agravio comparativo en la corrección". "El que corregía por la mañana me cogía lúcido. Tras 8, 10 o 12 horas de corrección, imagínate", declara.

"La fatiga es un elemento a tener en cuenta cuando evalúas. Y no me gustaba esa sensación de irritación que podía llevarme a no ser lo suficientemente objetivo aunque pretendiera serlo", sopesa.

Francisco José Puerto, también profesor que vigila y corrige desde hace seis años los exámenes de selectividad, pone el foco en que "la experiencia es muy bonita".

Obsesionados con las "marcas en los exámenes" t1x2i

Sostiene que "los chavales están supernerviosos, con muchas dudas, sobre todo están obsesionados con las marcas en los exámenes".

El contexto se debe a que, durante el curso escolar, los profesores advierten a los alumnos sobre los perjuicios de hacer marcas en los exámenes de selectividad. Estos exámenes son anónimos, por lo que una marca podría indicar al profesor que corrija que se trata de un alumno en concreto y, por tanto, aprobarlo de haber acuerdo entre ellos.

Sin embargo, el miedo que les suscita es que, al ser una práctica que se ha llegado a emplear, puede ser que un profesor malinterprete una marca pensando que el adolescente tiene algún tipo de acuerdo con otro profesor y, automáticamente, suspenda a dicho alumno.

"Cuando ellos empiezan a escribir, igual, por los nervios, alguno tiene que hacer un tachón", por lo que, según la experiencia de Francisco José Puerto, los alumnos levantan la mano para preguntar si dicho tachón se puede llegar a considerar una marca.

"Nosotros, a la hora de corregir, lo último que miramos son las marcas", insiste, aunque matiza que "tendría que ser muy burda la marca" para llamar la atención de los correctores. "No estamos pendientes sobre cómo tienen que enumerar, y si tienen que tachar, que tachen".

"Ellos saben que se juegan mucho con las notas", motivo por el que el alumnado está, en todo caso "muy nervioso".