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La terrorífica historia que esconde una de las calles más famosas de Sevilla: está en pleno centro y es muy transitada 355e1r
Según los relatos, los niños comenzaron a desaparecer sin dejar rastro, y el pánico entre los vecinos fue creciendo día a día. 1y2x1q
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Todo sevillano que se precie ha paseado por la calle Sierpes. En pleno centro de Sevilla, esta calle no solo es una de las más transitadas por su ubicación y por la gran variedad de comercios que alberga, sino también por la oscura leyenda que guarda.
Cuenta la leyenda que, en tiempos antiguos (algunos la sitúan incluso en la Edad Media), los vecinos del entonces arrabal de Espaderos vivían atemorizados por una extraña criatura que, se decía, merodeaba por la zona durante la noche.
Según los relatos, los niños comenzaron a desaparecer sin dejar rastro. El terror crecía más y más cada día: nadie se atrevía a salir cuando caía el sol, y los rumores hablaban de una "sierpe" gigantesca, una especie de serpiente monstruosa, que habitaba en las cloacas o en algún pasadizo subterráneo de la ciudad.

Sea como fuere, es fácil ver de dónde obtuvo J.K. Rowling la inspiración para desarrollar Harry Potter y la Cámara Secreta.
Ante el pánico generalizado, las autoridades decidieron actuar. Se cuenta que un preso condenado a muerte se ofreció a enfrentarse a la bestia a cambio de su libertad. Armado con una lanza, finalmente descendió por las alcantarillas.
Días después, emergió con el cadáver de la sierpe. Cuentan que su aspecto era tan grotesco y espeluznante que se exhibió durante un tiempo en la vía pública como prueba del fin del horror.
Desde entonces, la calle pasó a llamarse “de la Sierpe”, nombre que con el tiempo derivó en el plural actual: calle Sierpes.
Realidad y mito 2c3g62
Como ocurre con muchas leyendas urbanas, es probable que esta historia haya sido una exageración o una fábula inventada para explicar el nombre de la calle.
De hecho, algunos historiadores sugieren que el término “sierpe” pudo referirse en realidad a una serpiente esculpida o pintada como enseña de alguna tienda o cofradía.
Realidad o mito, el relato perdura y le da un carácter singular a esta calle tan estrecha como animada, corazón del comercio sevillano y testigo de siglos de historia y leyendas.
Otra leyenda negra 5g2n4h
Otra de las grandes leyendas negras de la ciudad de Sevilla data de la segunda mitad del siglo XIX. Un albañil llamado Esteban Pérez, residente en la calle Marqués de la Mina, fue despertado en plena noche por un caballero que vestía de forma muy elegante que le ofreció una suma considerable por un trabajo urgente.
El encargo implicaba llevarlo en carruaje por las calles de Sevilla. Tenía una condición, el albañil debía llevar los ojos vendados con el objetivo de no reconocer el destino.
Tras un largo trayecto, llegaron a un sótano donde Esteban fue obligado, bajo amenaza de muerte, a levantar un tabique frente a una hornacina. Para su horror, cuando pudo descubrirse los ojos, se percató de que dentro se encontraba una mujer atada y amordazada.
A pesar de su resistencia, el albañil completó la tarea y fue devuelto a su hogar con los ojos vendados de nuevo.
Incapaz de soportar la culpa, Esteban confesó lo ocurrido a su esposa, y juntos acudieron al juez de guardia. El problema era que, por más que intentó recordar el camino, desconocía por completo la ubicación exacta.
Sin embargo, sí pudo arrojar un dato: recordó haber escuchado campanadas marcando los cuartos de hora durante su trabajo. Esta pista, que en apariencia no parecía de gran ayuda, fue crucial, ya que en Sevilla, la única iglesia con un reloj que marcaba los cuartos era la Parroquia de San Lorenzo.
Con esta información, las autoridades localizaron la casa, derribaron el tabique y rescataron a la mujer aún con vida. Se trataba, según cuentan las leyendas, de la hija de los dueños de la conocida confitería La Campana.
La historia también sostiene que el responsable del intento de asesinato fue detenido en Cádiz cuando intentaba embarcar hacia La Habana. Aunque inicialmente se presentó como un hacendado cubano, se descubrió que era un delincuente que había amasado una fortuna mediante chantajes.