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El último gol icónico del Dépor lo ha firmado un coruñés de pro. Lucas Pérez anotó un 12 de mayo del 2024 el tanto que devolvió al equipo que en aquel momento entrenaba Imanol Idiakez al fútbol profesional. Pero Lucas, que lleva el blanquiazul en las venas en lugar de sangre roja, ya vivió como aficionado otros muchos momentos al igual que su generación y muchas otras de coruñeses.

Lucas guarda una gran pena, y es que a pesar de que hizo todo lo posible por estar en Riazor aquel 19 de mayo del 2000, no pudo ser. "No pude ir al estadio porque el Victoria no tenía las entradas para poder acceder al campo, que en todos los partidos que queríamos podíamos ir pero en ese no di conseguido ir", recuerda el de Monelos en conversación con Quincemil.

Además, para mayor desgracia de uno de los héroes del deportivismo, se quedó también sin poder ir a la fuente de Cuatro Caminos. "Mi abuela ese día no me pudo llevar a la fuente de Cuatro Caminos, ya eran personas más mayores", dijo.

Eso sí, Lucas en su casa lo celebró como se merece una liga. "Me acuerdo de que en casa grité como un loco y como cualquier otro niño de A Coruña, muy feliz, pero con la rabia de no poder ir a ver el partido y no poder disfrutarlo con la gente".

A Lucas se le viene otra imagen a la cabeza, y es la de una persona subida a una farola. "Me acuerdo de la anécdota el chico que se subió a la farola de Cuatro Caminos que nunca más supe de él, siempre quise saber quién era, no sé si hay imágenes".

Verlo con perspectiva 6al22

Pasado el tiempo, avanzados los años y tras haber pasado de estar en el público a ser un protagonista de las celebraciones, el excapitán blanquiazul no tiene dudas. "Ahora es cuando más podemos disfrutar de todo lo que pasó en el Dépor, hemos hecho historia. Y debemos recordarlo y recordar a la gente que consiguió esto, porque es mérito de ellos".