Discreto y en un segundo plano. Javier Irureta nunca ha querido acaparar los focos y su trabajo se limitó a ser el gestor de una de las mejores plantillas del Dépor. Lo que puede parecer un perfil bajo no deja de ser una gran virtud y, en parte, uno de los secretos del campeonato de liga que un 19 de mayo del 2000 lanzó a A Coruña a las calles para celebrar un hito histórico que solo siete ciudades pueden presumir de haberlo vivido.
"La celebración fue brutal. La gente, el estadio, Cuatro Caminos, las calles. Fue muy grande y estuvo muy bien. La gente estuvo muy encima de nosotros, pero muy bien y nos hizo muy felices hacerles felices a ellos", recuerda ya con dificultades el técnico deportivista.
Del partido, sobre todo, se quiere quedar en que "fue el mejor momento deportivo. Allí estuve muy bien, desde luego, fue una etapa muy positiva".
Irureta fue homenajeado en los últimos años aprovechando los partidos entre el Dépor y el Real Unión de Irún, en la etapa del equipo blanquiazul fuera del fútbol profesional. De hecho, llegó a vivir la visita de los vascos a Riazor desde el palco presidencial, en un viaje para el que el club le reservó la habitación 514 del Hotel Meliá María Pita, la misma que ocupó durante su estancia en A Coruña cuando nunca se trasladó desde ese hotel donde hizo vida.