
Diseño de la Cúpula Dorada según L3Harris L3Harris Omicrono 326i39
El brindis al sol de Trump y su Cúpula Dorada: por qué es "técnicamente irrealizable y económicamente ruinosa" 3t4l32
El ambicioso plan del presidente de EEUU para desarrollar un escudo antimisiles enfrenta insalvables desafíos tecnológicos y presupuestarios. 4z294q
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El plan de Donald Trump para desarrollar la Cúpula Dorada va tomando forma. Ayer, el presidente de EEUU presentó un programa de 175.000 millones de dólares para la creación de este escudo antimisiles inspirado en la Cúpula de Hierro de Israel.
"Durante la campaña, prometí al pueblo de EEUU construir un escudo antimisiles de vanguardia para proteger a nuestra patria de la amenaza de un ataque con misiles extranjeros", señaló Trump, en referencia a la amenaza que suponen China, Rusia y Corea del Norte.
Según Trump, ya se ha elegido una "arquitectura" para el sistema, que necesitará la participación de plataformas terrestres, marítimas y espaciales, aunque no se han detallado cuestiones técnicas de mayor profundidad.

Donald Trump en el Despacho Oval presentando el programa 'Cúpula Dorada'. Reuters
La inversión inicial de 25.000 millones de dólares cubriría las primeras integraciones y Trump asegura que el escudo estará operativo en 3 años. Para ello ha puesto a Michael Guetlein, general de la Fuerza Espacial, al frente del programa.
Son unas cifras y un cronograma "imposibles", según algunos expertos, que señalan las dificultades para integrar en tan poco tiempo una defensa que incluye el lanzamiento al espacio de cientos de satélites con armas cinéticas y de energía dirigida como láseres.
A principios de mayo, la propia Oficina Presupuestaria del Congreso cifró la inversión para la Cúpula Dorada en, al menos, 542.000 millones de dólares. También calculó que se necesitarían más de 20 años para desarrollar y lanzar una red de interceptores espaciales.
Cómo funcionará 176a1x
En primer lugar, hay que diferenciar las intenciones de Trump de la Cúpula de Hierro original. Esta se ha convertido desde sus primeras operaciones en la piedra angular de la defensa de Israel contra los ataques con cohetes de Hamás y Yihad Islámica.
"Es el sistema de defensa antimisiles más desplegado del mundo, con más de 2.500 intercepciones y una tasa de éxito superior al 90%" de media, según anuncian desde la propia Rafael, la empresa que lo desarrolló en colaboración con compañías estadounidenses.
Su funcionamiento se basa en la tecnología radar para detectar a gran distancia las potenciales amenazas, especialmente cohetes, artillería y mortero (C-RAM), pero también aviones, helicópteros, drones y hasta misiles de crucero.
El radar se encarga de localizar, identificar el cohete o la munición de artillería lanzada y monitorizar su trayectoria. Los datos del objetivo se transmiten directamente al Battle Management & Weapon Control (BCM), un centro de mandos donde el sistema procesa los datos y realiza los cálculos necesarios.
"La trayectoria de la amenaza se analiza rápidamente y se estima un punto de impacto. Si esa trayectoria estimada se traduce en una amenaza crítica, se ejecuta un comando y un cohete interceptor se lanza contra la amenaza", según recoge Rafael en la ficha del producto.

Recreación de la Cúpula Dorada Omicrono
El proceso completo desde que se detecta hasta que el interceptor elimina la amenaza dura unos 15 segundos. Por ese motivo, su eficacia no es total si los palestinos lanzan sus proyectiles muy cerca de la frontera, como hicieron durante el ataque del 7 de octubre de 2023.
A diferencia de este sistema, diseñado para el corto alcance (a una distancia de entre 4 y 70 km), la Cúpula Dorada se está diseñando para detectar y neutralizar los misiles hipersónicos o balísticos lanzados desde cualquier parte del mundo.
El objetivo final es poder interceptar misiles en las cuatro posibles fases de un ataque: detectarlos y destruirlos antes del lanzamiento, derribarlos durante la etapa inicial de vuelo, a mitad de camino en el aire o en los instantes finales mientras se aproximan al objetivo.
El caso de los misiles balísticos la intercepción es especialmente complicada, ya que su trayectoria parabólica los lanza al espacio para reingresar después a la atmósfera apuntando directamente a su objetivo.
Para frenar estas amenazas y otras como la de los misiles hipersónicos como el ruso Kinzhal, capaz de volar a más de 12.300 km/h, la Cúpula Dorada combinaría plataformas en tierra, mar, satélites, sensores avanzados y armas de energía dirigida, como láseres, para derribarlos desde el espacio.
Este nuevo escudo antimisiles formaría parte de un ecosistema más amplio de defensa, con varias capas superpuestas y muy densas para poder responder de forma rápida y eficaz a los distintos tipos de amenazas.
Entre los componentes de los que ya dispone EEUU se contempla el uso de baterías Patriot, sistemas THAAD desplegados en puntos estratégicos, destructores navales equipados con tecnología Aegis y aviones F-35 en misiones de patrullaje constante.
Según las estimaciones de fuentes citadas por Reuters, la Cúpula podría requerir entre 400 y más de 1.000 satélites de seguimiento, complementados por otros 200 satélites armados con misiles o láseres, lo que representa un desafío tecnológico monumental.

Misil Patriot
Llamada de forma preliminar "capa de custodia", la constelación de la que podría encargarse SpaceX detectaría el lanzamiento de los misiles, seguiría su trayectoria y determinaría si se dirigen hacia territorio estadounidense. En caso afirmativo, se activaría la "capa de intercepción".
¿Un reto imposible? 3g1c5m
Este no es el primer intento de EEUU de militarizar el espacio. La llamada Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI, por sus siglas en inglés), también conocido como proyecto Star Wars, fue anunciada en 1983 por Ronald Reagan, en plena Guerra Fría.
El entonces presidente estadounidense aseguró que el sistema dejaría obsoletas las armas nucleares y acabaría con la doctrina de la destrucción mutua asegurada, que consideraba un "pacto suicida".
Tras más de 10 años de desarrollo, una inversión de 30.000 millones de dólares y las protestas de científicos y expertos militares, Bill Clinton canceló el proyecto, renombró el SDI y dedicó esos recursos a programas más viables de defensa antimisiles.
El plan de Trump puede seguir el mismo camino, según la propia Oficina Presupuestaria del Congreso de EEUU e investigadores como Laura Grego, física estadounidense especializada en seguridad nuclear y política espacial.
En un durísimo informe, la directora de investigación de la organización sin ánimo de lucro Union of Concerned Scientists, califica la Cúpula de Dorada como "una fantasía" y una "mala inversión".
"En los últimos 60 años, Estados Unidos ha gastado más de 350.000 millones de dólares en desarrollar una defensa contra misiles balísticos intercontinentales con armas nucleares", señala. Y pese a esta gigantesca inversión, "todavía no se ha demostrado que ninguno sea eficaz contra una amenaza real".
Según Grego, intentar construir una defensa como la Cúpula Dorada contra los crecientes arsenales de China y Rusia, con proyectiles cada vez más sofisticados y rápidos, "es técnicamente inalcanzable, económicamente ruinoso y estratégicamente imprudente".

Un par de misiles balísticos DF-41 en un desfile
Como principal argumento, señala que los éxitos de un sistema como la Cúpula de Hierro israelí no son comparables con las necesidades de un sistema que cubra toda la geografía de EEUU, un país 400 veces mayor que Israel.
Se necesitaría una cobertura total, ya que los misiles intercontinentales pueden reingresar a la atmósfera en cualquier punto. Esto requeriría una red de radares, sensores y sistemas de comunicación extremadamente robusta, capaz de coordinar respuestas en tiempo real.
Un escudo tan ambicioso y con tantas capas requiere la integración de múltiples elementos distintos. Aunque el plan de Trump incluye la idea de una "arquitectura abierta", es de una complejidad sin precedentes combinar tantos componentes y plataformas de diferentes fabricantes.
Además, las armas de energía dirigida como los rayos láser están empezando a entrar en servicio en algunos ejércitos, pero su eficacia todavía no ha sido comprobada en combate. Llevar lo mismo al espacio requerirá años, si no décadas, de investigación, desarrollo y pruebas.

El proyecto TOUTATIS pretende evitar posibles interferencias en satélites Omicrono
En cuanto al lanzamiento de cientos de satélites, aunque SpaceX ha acelerado mucho su capacidad en los últimos años, también requeriría una preparación y una inversión imposible de realizar antes de 2029, cuando finaliza el mandato de Donald Trump.
Además, como recoge The War Zone, todos los sistemas de la Cúpula Dorada necesitarán actualizaciones constantes y una evolución contínua para seguir siendo relevantes. El infinito juego del gato y el ratón con China y Rusia así lo requiere: estas potencias ya trabajan en posibles maneras de burlar el recién anunciado escudo estadounidense.
Así, el coste del desarrollo, la adquisición y el despliegue del sistema antimisiles sería sólo el principio. Si llegara a entrar en servicio, el sistema deberá mantenerse, dotarse de personal y evolucionar constantemene.
De esta manera, si EEUU sigue adelante con el plan, deberá sacrificar otros programas tan importantes como el del armamento nuclear o los misiles hipersónicos, en los que se está quedando atrás frente a los constantes avances de la China de Xi Jingping y, en menor medida, la Rusia de Putin.