Un niño mira mientras los palestinos inspeccionan el lugar de un ataque israelí contra una casa, en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, 3 de mayo de 2025.

Un niño mira mientras los palestinos inspeccionan el lugar de un ataque israelí contra una casa, en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, 3 de mayo de 2025. Hatem Khaled Reuters 1a4j3t

Oriente Próximo

El plan de "conquista" para Gaza de Netanyahu incluye movilizar miles de reservistas y renunciar a traer con vida a los rehenes 193e1j

Por primera vez desde el 7 de octubre de 2023, Israel habla de ocupar la totalidad del enclave palestino, aunque no especifica para qué y desoye los avisos de las FDI respecto a las vidas de los rehenes. 4d5w1s

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Después de diecinueve meses de guerra entre Israel y Hamás, el Gobierno de Benjamin Netanyahu, a través del Gabinete de Seguridad Nacional, ha aprobado este lunes la “ocupación total” de la Franja y la llamada a filas de decenas de miles de reservistas. El objetivo, en palabras del primer ministro, es “la victoria total” frente a los terroristas, es decir, que estamos en las mismas que el 7 de octubre de 2023, cuando se decía lo mismo y de la misma manera.

¿En qué puede consistir esa “victoria total” y cómo se puede conseguir por los mismos medios que se han utilizado en el último año y medio? Es la explicación que nos falta. El entusiasmo mostrado por Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas y líder de la coalición Sionismo Religioso, contrasta con un duro golpe de realidad: los rehenes han dejado de importar para el Gobierno israelí. “Seguiremos aunque los liberen a todos”, dijo Smotrich, que es una manera como otra cualquiera de invitar a Hamás y a la Yihad Islámica a no liberar a nadie.

De hecho, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), a través de su recién nombrado jefe de operaciones, Eyal Zamir, han avisado del enorme riesgo que una operación así supondría para las decenas de secuestrados que aún podrían estar con vida bajo el cautiverio terrorista. Si tenemos en cuenta que uno de los objetivos de Israel al principio de esta larguísima guerra era traerlos a todos de vuelta, habrá que decir que no solo hemos vuelto a la casilla uno, sino que estamos aún desplegando el tablero.

Las familias de los secuestrados y varios grupos de oposición al Gobierno de Netanyahu se manifestaron este lunes a las puertas del Knéset (la cámara legislativa israelí) en contra de esta decisión. “Es un insulto”, afirmó una de las portavoces de los familiares en referencia al uso constante de la expresión “victoria total” por parte de Netanyahu y sus ministros a la vez que dejan en el olvido a los rehenes. Durante estos diecinueve meses, no pasa de la decena el número de cautivos que han sido liberados por la fuerza, un auténtico fracaso de la vía militar.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el alcalde de Jerusalén, Moshe Leon, asisten a una ceremonia en la víspera del Día de la Memoria de Israel, en recuerdo de los soldados caídos, en el Memorial Yad LaBanim de Jerusalén, el 29 de abril de 2025.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el alcalde de Jerusalén, Moshe Leon, asisten a una ceremonia en la víspera del Día de la Memoria de Israel, en recuerdo de los soldados caídos, en el Memorial Yad LaBanim de Jerusalén, el 29 de abril de 2025. Abir Sultan Reuters

Distanciamiento de Qatar 5l4n19

¿Qué pretende entonces Israel con esta escalada? ¿Qué puede hacer que no haya hecho antes? El uso de la palabra “ocupación” es nuevo, pero en la práctica, no dice demasiado. Las FDI ya han ocupado Gaza durante este tiempo y si no han podido mantenerse todo el rato sobre el terreno es por el enorme riesgo que supone para su integridad física. La Franja es ahora mismo un lugar sin ley, lleno de ruinas, con cientos de miles de personas desesperadas y una infraestructura terrorista muy dañada, pero aún capaz de organizar maniobras de sabotaje e insurgencia.

Tampoco está claro si a la ocupación le seguiría la creación de un Gobierno afín o qué tipo de autoridad tiene pensada Israel. Básicamente, porque parece imposible que nadie pueda gestionar el caos en el que se ha convertido Gaza sin conocer la realidad de sus múltiples escondites y prescindiendo de la ayuda árabe que ha sostenido a la Franja —y a sus líderes terroristas, todo hay que decirlo— durante años. No hay motivos para pensar que Gaza sea ahora mismo más gobernable ni más segura que hace un año y medio. Entonces, el Gobierno israelí decidió no ocupar la Franja por el enorme riesgo que conllevaba; ahora, han decidido lo contrario.

Es complicado no ver esta escalada como un fracaso político. Supone el reconocimiento de que las cosas hasta ahora no se han hecho bien… pero en vez de cambiar de táctica, se recrudece la represión. En ese sentido, las acusaciones de la semana pasada a Qatar pueden formar parte de una misma estrategia de alejamiento diplomático respecto a los aliados árabes de Hamás y la Autoridad Palestina. Dicha estrategia es difícil de entender en términos geopolíticos y solo puede responder a una necesidad interna de buscar enemigos y justificar así determinadas decisiones.

Decirle en 2025 a Qatar que deje de jugar a dobles juegos es de una hipocresía enorme. Qatar lleva siendo el cobijo de los líderes de Hamás durante muchísimo tiempo, igual que lo fue en su momento de los talibanes. A su vez, es un aliado fiel de Estados Unidos y su relevancia económica en Occidente es enorme. Todo ello le permite negociar a múltiples bandas y, como el propio emirato apuntó en su comunicado de respuesta a Netanyahu, sin esas negociaciones probablemente las decenas de rehenes liberados seguirían ahora mismo en los túneles de los terroristas.

Trump visita Oriente Próximo t2q6n

Todo esto coincide con diversos movimientos en la zona: Estados Unidos parece haberse distanciado del conflicto, dejando hacer a Israel y sin molestarse demasiado en mediar. Han sido meses muy intensos en el frente de Ucrania, y Steve Witkoff no puede estar en todos lados. Comoquiera que a Marco Rubio no le gusta viajar y que Pete Hegseth está más cómodo en las redes sociales, no hay rastro alguno de la hiperactividad mostrada en su momento por Antony Blinken y Jake Sullivan durante la istración Biden.

De hecho, si algo le interesa ahora mismo a Donald Trump acerca de Oriente Próximo no es tanto Gaza, sino la situación en Irán y los peligros de su programa nuclear. El presidente estadounidense hará una visita a Arabia Saudí, Emiratos Árabes y el propio Qatar del 13 al 16 de mayo y se reunirá con los líderes de estos países. Es imposible que en dichas conversaciones no salga el tema de Gaza ni las amenazas vertidas por Israel. Hay que recordar que Trump fue el impulsor durante su primer mandato de los llamados Acuerdos de Abraham, que supusieron la normalización de las relaciones entre los EAU e Israel, algo que Joe Biden buscaba extender a Arabia Saudí cuando la matanza de Hamás del 7 de octubre se cruzó en el camino.

Trump, cuyo único plan público para Gaza es convertir la Franja en una “Riviera árabe”, tendrá que calmar los ánimos de unos y de otros, sin comprometerse demasiado, como es habitual en él. También tendrá un ojo puesto en los hutíes, la organización financiada por Irán que controla buena parte del Yemen y que sigue atacando objetivos estadounidenses e israelíes, como el aeropuerto de Ben Gurión, en Tel-Aviv.

Los hutíes ya fueron uno de los primeros objetivos militares de la istración Trump y de ahí el escándalo del Signalgate que acabó con el cese hace pocos días del Consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz. Aunque se dijo en su momento que los ataques habían sido un éxito, lo cierto es que no han eliminado la capacidad ofensiva de las milicias yemeníes e Israel lo está viviendo en sus propias carnes. Abrir un frente sin haber cerrado el anterior y, a menudo, contra la opinión de sus propios asesores, ha sido un clásico en la política militar de Netanyahu durante el último año y medio. De momento, sin demasiado que celebrar, sinceramente. Eso no le ha impedido doblar la apuesta. Veremos qué número sale esta vez.