
El líder norcoreano, Kim Jong-un, encabeza una reunión del partido sobre el fortalecimiento del ejército en esta imagen difundida el 30 de mayo de 2025. Reuters 6h5q3g
La catástrofe del destructor en Corea del Norte desata una nueva purga de Kim Jong-un: "Pueden ser ejecutados" 454a5h
La fallida botadura del buque de guerra más potente de Corea del Norte se ha convertido en una humillación, en "una cuestión política relacionada con la dignidad del Estado". 1929e
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El pasado 21 de mayo, lo que debía ser un acto de propaganda militar terminó en humillación para el régimen de Corea del Norte.
En presencia de Kim Jong-un, un nuevo destructor de 5.000 toneladas -el mayor construido por el país- volcó parcialmente durante su botadura en el astillero de Chongjin.
El episodio ha sido calificado como un "crimen imperdonable" por los medios estatales norcoreanos, y ha ido acompañado de una reestructuración del alto mando militar.

Una imagen satelital muestra un buque de guerra norcoreano cubierto con una lona azul después de un accidente ocurrido durante su botadura en el astillero de Chongjin.
El incidente desató la furia del líder norcoreano y provocó una purga en su cúpula militar, la detención de altos cargos y una ola de mensajes punitivos que apuntan tanto a la incompetencia técnica como a la exigencia política de control absoluto.
El destructor siniestrado pertenece a la clase Choe Hyon, una nueva línea de buques de guerra con aspiraciones oceánicas. Su primera unidad fue lanzada con éxito en abril en el puerto de Nampo, en la costa oeste, capaz de portar misiles de crucero e incluso armamento nuclear.
Pero esta segunda, construida en Chongjin -instalación menos preparada para grandes navíos- fue víctima de una maniobra arriesgada.
El régimen optó por una botadura lateral o side launch, un método menos costoso, pero también menos estable, reservado habitualmente para buques comerciales más pequeños.
Según expertos navales citados por The Wall Street Journal, el mecanismo de deslizamiento falló, dejando la proa del barco atrapada en el muelle mientras la popa caía al agua.
El resultado fue un vuelco parcial, daños en el casco y un bochorno público para Kim. “Nunca había visto un fallo como este”, declaró Mark Cancian, coronel retirado y analista del CSIS.
El incidente refleja la falta de preparación técnica y la prisa impuesta por el propio Kim, quien habría exigido que el buque estuviera listo en menos de 400 días, cargado ya con hasta 70 sistemas de armas, lo que lo hizo aún más inestable.
Las consecuencias políticas no tardaron. En cuestión de días, el régimen anunció la detención de cuatro altos funcionarios, entre ellos Ri Hyong Son, subdirector del Departamento de Industria de Municiones del Partido de los Trabajadores, así como el ingeniero jefe del astillero y otros responsables istrativos.
Expertos como Joseph Bermudez, también del CSIS, advierten que los detenidos podrían enfrentarse a consecuencias fatales: "Hay una muy buena posibilidad de que sean ejecutados", dijo a Business Insider.
En el pasado, el régimen ha castigado con la muerte incluso fallos técnicos y ha extendido el castigo a familiares, en virtud de la lógica del sistema Songbun, que vincula el destino de una persona a su origen familiar.
La dignidad del Estado 5u5f5p
La rapidez con la que los medios estatales divulgaron el accidente, nombraron a los responsables y publicaron imágenes satelitales del buque volcado -cubierto con lonas azules- sugiere una estrategia de Kim para reforzar la disciplina interna y recordar que los errores en proyectos estratégicos no se toleran.
"Pone a todos sobre aviso", explicó Bermudez. No es común que Corea del Norte ita fallos de esta magnitud públicamente, pero en este caso, el castigo ejemplar parece haber sido más importante que el control del relato.
Kim ha reemplazado a varios comandantes de unidad y ha insistido en que la rápida reparación del buque es "una cuestión política relacionada con la dignidad del Estado".
Según imágenes recientes, siguen las labores de drenaje y recuperación del casco, aunque los daños podrían requerir mucho más tiempo del itido por el régimen.
Militarmente, la clase Choe Hyon representa un intento de Corea del Norte por pasar de una armada costera a una fuerza de aguas profundas.
Su accidentado gemelo es parte de esa misma ambición: ampliar la disuasión más allá del territorio nacional y plantar cara a la presencia naval de Corea del Sur y EEUU en Asia-Pacífico.

Kim Jong-un visita una base militar en Corea del Norte a principios de abril. Reuters
Pero el accidente también ha puesto de relieve las limitaciones estructurales del país. Corea del Norte carece de los astilleros, tecnología y experiencia necesarios para construir buques de gran calado en tiempos récord y con fiabilidad.
Expertos como el capitán retirado surcoreano Yoon Suk-joon advierten que el régimen ha sido "demasiado ambicioso", cargando el buque con armamento antes de completar las pruebas básicas de estabilidad. Pese al revés, el régimen no ha mostrado señales de ralentizar sus planes de modernización naval.
Según informes posteriores a la botadura fallida, Kim ha ordenado que el buque sea reparado antes del próximo pleno del Partido en junio, una fecha simbólicamente relevante para demostrar que el error ha sido superado bajo su mando.
Expertos internacionales consideran que este tipo de presión solo refuerza los riesgos inherentes a un sistema que prioriza el espectáculo político sobre la viabilidad técnica.
Algunos analistas apuntan a que el uso de técnicas poco convencionales como el side launch responde tanto a restricciones económicas como también a la necesidad de acelerar hitos que refuercen el culto al líder.
En ese sentido, el fracaso del destructor es más que un contratiempo operativo. Se trata de toda una grieta propagandística que Kim intenta cerrar con rapidez, autoridad y contundencia.